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Un vacío por tallar

de: Antonia Torres Agüero

Al amanecer la luz susurra en los rincones / la luz a punto de trizarse abandona las cosas / la boca hueca del miedo en lugar de los maitines. / Un desconocido suspira en lengua extranjera/ jadea al hablar y declara:/ que la ciudad arde que el río se desborda la tierra tiembla…

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Un bosque para mí sola

de: Emi G. Canchola

Quiero un bosque para mí sola,/ uno en donde quepa,/ porque dicen que estoy muy grande,/ que mis hombros son anchos/ y mi pecho un muro de concreto,/ dicen que estoy tan grande / que ya no quepo en la casa./ Quiero un bosque en el que me sienta ligera,/ un bosque enorme en el que llueva mucho / y caiga un rayo tras otro,/ en el que la vegetación sea monstruosa/ y áspera, muy áspera.

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Las milicias del viento en el arenal del exilio

de: Saint-John Perse

Puertas abiertas a los médanos, puertas abiertas al exilio,/ Las llaves confiadas a las personas del faro, y la estrella supliciada en la rueda sobre la piedra del umbral:/ Anfitrión mío, cédeme tu casa de cristal en las arenas…/ El Estío de yeso aguza sus puntas de lanza en nuestras llagas,/ Elijo un lugar palmario e inexistente semejante al osario de las estaciones/ Y, sobre todos los arenales de este mundo, el espíritu que emana de dios abandona su lecho de amianto.

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Tres cantos prenatales

de: Andrés Neuman

Sentando en el vacío/ rehúye, juguetón, las etiquetas./ Ojalá seas, hijo,/ un hombre, una mujer,/ las dos, ninguna./ Ojalá no te importe el garabato/ genital que transportas,/ su proyecto semántico.

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La mujer contestataria. Un cierto rostro de la mujer pastún en la poesía popular de la lengua pastún (2)

de: Sayd B. Majrouh

Ella introduce un elemento problemático y de malestar en la tranquilidad de la conciencia masculina, segura de sus derechos y superioridad, puesto que la vida social de la tribu pastún no se rige ni por el código de amor ni por la verdadera ley religiosa. Está regulada, antes que nada y esencialmente, por el código de honor. Y el amor y el honor están en una relación conflictiva, a menudo contradictoria. El código de honor está hecho por los hombres, para los hombres, y uno de sus objetos esenciales es la mujer.

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Lo que está arriba es como lo que está abajo

de: Ricardo Rendón

En una época dominada por la acumulación incontrolada y la dispersión de los desechos, esto es, materia privada de su potencial de transformación y ahora en riesgo de destruir el delicado equilibrio de la vida en nuestro planeta, el trabajo de Ricardo Rendón fomenta el uso consciente y funcional de materiales y energías.

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Un edificio en llamas

de: Sandra Dolores Gómez Amador

Nací con el llanto de mi hermano atorado en los oídos. Y en la garganta, un grito suspendido por la ausencia. Sentí la angustia de quien abandona el primer hogar. / Quizás solo existimos a partir del dolor./ Dice la abuela que hablar del dolor es hablar de lo invisible. Que el dolor es una semilla transparente que te crece por dentro hasta que tu sangre se vuelve un agua cristalina que atraviesa tu piel implorando regresar al mar.

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Regreso a un cuerpo olvidado

de: Diana Yanbarisova

Sopla el viento del sur, ajeno,/ húmedo, pleno de hierba, de partículas de sal./ Lo inspiro y algo./ Ajusto el cubrebocas:/ Conocí mi aliento en cuarentena./ Es agrio./ Tiene treinta años./ Tiene un segundo./ Tenía./ Tiene / un segundo.

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Ante el rumor de la niebla

de: José Ramón Ripoll

Mariana Bernárdez y yo participamos de una misma lengua poética. O, para afinar mejor, de una misma intención, donde la poesía no es una sucesión de imágenes paralelas a la vida que busque iluminar a esta última u otorgarle a la realidad un sentido diferente, sino un constante indagar en las señales que acaban marcando un sendero por el que caminar a tientas, en busca de no se sabe qué exactamente, pero con la certeza de que ese no saber encierra todo el conocimiento que necesitamos. “Entreme donde no supe/ y quedeme no sabiendo”, que decía Juan de Yepes, autor tan presente en Rumor de niebla.

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La mujer contestataria. Un cierto rostro de la mujer pastún en la poesía popular de la lengua pastún

de: Sayd B. Majrouh

“La femme contestataire” fue publicado por el Dr. Sayd B. Majrouh en la revista Pasto Quarterly, durante el otoño de 1977. En este artículo se presentan los cantos que, bajo el nombre de landays, improvisan las mujeres de la etnia pastún en Afganistán y Pakistán. Dichas formas poéticas de tradición oral son composiciones de intensidad y violencia insospechadas para su brevedad (dos versos). No obstante, en ellas encontramos un grito de libertad y rebeldía, a través del cual las mujeres subyugadas por los códigos patriarcales y tribales encuentran una alternativa a la dominación de la cual son objeto.

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De pronto se pone más rojo

de: Gabriela Gutiérrez Ovalle

La muestra de Gabriela Gutiérrez Ovalle reúne unos catorce óleos sobre tela, veinte dibujos hechos con carbón compacto sobre papel, tres instalaciones escultóricas y un video. La mayoría de las obras fueron producidas recientemente. Unos dibujos al carbón y una escultura del principio de los años 2010 son exhibidos ahí por primera vez.

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Amantes del desplazamiento

de: Milagros Pérez Morales

En las fiestas, mientras un pie sigue al otro en una declaración de amor por el pequeño movimiento, minué moderno que le hace el juego a la canción que suena, pide que se mueva ese varón frente a la falta, oscile con la letra vana, se desprenda del pudor.

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No hay nada, solo son los árboles

de: Marco Antonio Murillo

Alguien dijo: somos breves aquí en la tierra y en esa brevedad, hermosos. Lo dijo, pues sabía que después moriremos, o tarde o temprano ya nadie se interesará en saber nada nuevo de nosotros.

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El país del ahora

de: Fernando Carrera

Yo lirio, tú lirias. De un campo lirio, ¿yo lirio, yo lírico? Y si lirio de un campo, ¿de cuál hablamos? ¿De la memoria, de una extensión de palabras, de un conjunto de representaciones que suceden en el tiempo y, por el poema y el sueño, fuera de él? La bucólica sugerencia («De un campo lirio/ ay, de mí Llorona») del pentasílabo que conforma el título deja de ser solo eso al torcerse el lenguaje: la verbalización de un sustantivo ya nos sugiere algo más que de facto nos conflictúa; esto y la inmediata evocación de la canción mexicana, que solo se canta cuando la boca es herida, pozo de tequila, oráculo del pasado.

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La grandeza del frío

de: Nichita Stănescu

Él comienza consigo y acaba/ en sí mismo./ No lo anuncia ninguna aureola, no lo/ sigue ninguna cola de cometa./ A partir de él nada emerge hacia afuera; / por eso no tiene rostro/ ni forma. Podría asemejarse, quizá/ a la esfera,/ que tiene el mayor cuerpo/ cubierto por la más estrecha/ piel posible. Pero ni siquiera tiene/ tanta piel como la esfera.

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Dejando atrás las bestias del presente

de: María Martínez Bautista

Lucecitas arriba en las pupilas, cascabeles abajo en la garganta y espejitos amables; las aves de esperanza que envías a posarse en los días siguientes; la paz de una cartuja sobre Nápoles, donde no te inquietó morir y no ser nada; y el hambre deliciosa cuando tu boca busca la otra boca

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Jicoténcal

de: Gabriel de la Concepción Valdés

Este poema apareció en la séptima entrega del Semanario Ilustrado, fechada el 12 de junio de 1868 en la ciudad de México, una publicación periódica que circuló viernes tras viernes hasta noviembre del referido año, y en la que colaboraron Alfredo Chavero, Luis Gonzaga Ortiz, Nicolás Pizarro y Rafael de Zayas Enríquez, entre otros, y en la que fueron dos presencias constantes Ignacio Ramírez y Guillermo Prieto. ¿Se debe a Fidel el interés en este poema de Plácido? A saber.

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Basta correr

de: Julio Trujillo

Hay dos tipos de corredores, los que se desplazan en contra de algo o los que lo hacen a favor de algo. Los primeros compiten, ya sea contra otros corredores o contra un cronómetro, y esas metas específicas acotan el ámbito de su carrera como un trazo finito y perfecto, una línea, un circuito, un rastro prefijado entre dos puntos. Los segundos corren para y por el movimiento mismo, procurando un ritmo, una velocidad-crucero en la cual desaparecer: los dos puntos del principio y final de su carrera importan mucho menos que su propia articulación, y la figura que mejor podría describir su dinámica es la espiral.

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Mi cuerpo es música del universo

de: Shinnosuke Niiro

Recibí la semilla de un niño de hombros color cocoa/ y decía aquella semilla:/ —Ey tú, ¿qué piensas que fue lo primero que hicieron los humanos al recibir el fuego?/ / Entonces me convertí en pájaro/ / y dejé caer/ esta semilla/ en un páramo …

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La misma raga que ya se ha cantado antes

de: Mangalesh Dabral

Mangalesh Dabral, poeta y periodista indio, nació en Kafalpani, una aldea ubicada al pie de la cordillera del Himalaya. Pasó ahí su infancia y juventud, y ese paisaje grandioso del norte de la India aparece a menudo en sus poemas, donde se advierte la nostalgia del niño aldeano que migra luego a la gran ciudad. Su obra, delicadamente metafórica, mezcla referencias cotidianas con grandes cuestionamientos existenciales respecto a nuestra condición humana.

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Hablar dentro de la llama

de: Dante Alighieri

Y como aquel que vengaron los osos, / que vio el carro de Elías que subía, / alzándose a los cielos majestuoso,/ y él no pudo seguirlo con la vista, / solo una llama vio que se iba alzando, / perdiéndose como una nubecita, así / estas se movían por el fondo sin / revelar lo que adentro llevaban, / cada una ocultando un condenado.

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Piedra (fragmentos)

de: Ósip Mandelshtam

El camino vital de Ósip Mandelshtam parte del poniente del Imperio Ruso, Varsovia —donde nace—, y termina en el oriente de la Unión Soviética, Vladivostok —donde lo desaparecen—. En ese camino vital, Piedra (1913) corresponde al periodo de Petersburgo. Mandelshtam, atormentado en su lírica ya mucho antes de los suplicios del estalinismo que lo liquidarán más tarde, escribe una poesía de bilis negra —aunque falten aún más de dos décadas para su mudanza a Vorónezh.

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De este lado también hay sueños

de: Francisco Mata Rosas

Francisco Mata Rosas ha participado en más de 150 muestras colectivas y 80 individuales en 51 países. En 2016 recibió la Medalla al mérito artístico de la Ciudad de México. Es autor de once libros individuales. Ha ilustrado, participado o ha sido incluido en más de cincuenta libros y ha coordinado o editado cinco proyectos editoriales colaborativos. Ha participado como conferencista, jurado, curador o tallerista en los principales encuentros de fotografía en Latinoamérica, Europa y Asia.

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Anne Carson y Marilyn Monroe

de: María Negroni

Sus obras son palimpsestos: una capa bajo otra capa bajo otra capa. Todo conectado con todo: los hexámetros yámbicos y las tetas de Marilyn Monroe, el tsunami que se desata en L.A. y Helena de Troya que se evapora en un cuarto del motel Best Western, la propia Marilyn que se afilia a un grupo de talibanes y Jack el Destripador.

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La mente natural de la tierra

de: Clayton Eshleman

Nacido en Indianápolis (Indiana) el 1 de junio de 1935, el poeta Clayton Eshleman falleció durante la madrugada del 29 al 30 de enero de 2021, en Ypsilanti (Michigan). Su labor como poeta y editor es cuasi inmensurable, y su faceta de traductor es simplemente impresionante: desde Residencia en la Tierra de Neruda hasta toda la poesía de César Vallejo; desde Aimé Césaire a Vladimir Holan a Antonin Artaud, pasando por Bei Dao y hasta José Antonio Mazzotti, con un arco pleno de nombres y poéticas dispares.

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Seré un animal en la nueva vida

de: Aleyda Quevedo Rojas

Volveré en este cuerpo que sufre con estridencia. Cuerpo delgado con alas y diminutas escamas. Que sabe producir fuego y guardar las apariencias… Seré un animal en la nueva vida.

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Diccionario lopezvelardeano (2)

de: Marco Antonio Campos

Da la impresión, al leer los versos, que a López Velarde se le quedó vívidamente el ahogo del deseo y algunas imágenes en el recuerdo: los ojos verdes y el vestido enlutado, la prima que teje en el corredor, la voz de Águeda a la hora de comer acompasando el sonido de la vajilla, el cesto de frutas sobre el viejo armario.

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Si el temor es materia

de: Ezequiel Zaidenwerg

Estimarla / es / timarla:/ es cosa seria/ aunque tenga su chiste:/ es una treta/ no del todo artera;/ la travesura triste/ de tener que sentarte/ para erguirte/ un poco más en tu tarima,/ Mirta,/ para asomarte/ alerta,/ para traer, / izar/ hasta la letra,/ lo que reposa/ áspero/ en la raíz/ de tu árbol / de palabras…

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Los pequeños mundos de Kaneko Misuzu

de: Alonso Núñez Utrilla

La melancolía y tristeza, tan presentes aquí, apelan también a la niña y al niño que cada uno de nosotros fue, y la soledad que transmiten refuerza a su vez esa sensación de descubrimiento infantil al servir de ventana a los pequeños mundos que nos rodean. Sin embargo, esta mirada no carece de malicia: Kaneko sabía que los niños pueden ser crueles y egoístas; e incluso aquellos poemas impregnados de cierta inocencia, las más de las veces implican, justamente, la pérdida de esta a cambio de tomar consciencia de la vida de los demás —a cambio de la empatía y la destrucción de ese egocentrismo pueril—.

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Diario del confinamiento

de: Yolanda Andrade

Los pasos que sigo para darle estructura a este proyecto son improvisar a partir de una idea, responder de forma intuitiva con otras imágenes a las que ya han sido puestas en página, y adoptar muy libremente algunos aspectos de la teoría del montaje cinematográfico del cine soviético de los años 20 y 30. Las fotos seleccionadas proceden de diferentes tiempos y lugares.

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Como un agua de fuego que ahuyenta la pena

de: Omar Khayyâm

Tú, que del universo en marcha nada sabes,/ tú, de viento edificado: así, eres nada./ Tu vida, un puente tendido entre vacíos:/ tú, sin límites, en el medio no eres nada.

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Por eso el color rojo nos asusta

de: Yelitza Ruiz

Mis hermanos solo saben rezar en español, todo lo demás lo articulan en una lengua que no es la de mi madre, rezar es su forma de memorizarla. Nosotras en cambio, todavía cantábamos el “México lindo” y zapateábamos al ritmo de chilenas. La colonización nos alcanzó poquito, nos adaptamos, pasamos desapercibidas haciendo del pozole una isla, navegando entre caldos de mollera.

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Coro de partida

de: Denise Riley

Tú, principio de canción, ¿para qué sirves ahora que te despabilas bajo cualquier luz espasmódica y remachas tus trinos sombríos? Da pasitos teatrales, pilar delicado. Y alisa tu pelaje. Delgada como un alambre dúctil, y ultraflexible, será tu esperanza.

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Arturo Gutiérrez Plaza: Balance general

de: Jorge Ortega

Hemos crecido en la convicción de que la exuberancia representa el rasgo mayor de la poesía latinoamericana. Exuberancia entendida como profusión, elocuencia oracular, fraseo caudaloso, imaginación imbricada, versatilidad formal y hasta exotismo. La nota aplica de modo entrecruzado en periodos y exponentes, del culteranismo novohispano a Rubén Darío, de Neruda y Lezama al neobarroco de Marosa di Giorgio, José Kozer, Néstor Perlongher, Coral Bracho, por citar unos cuantos, amén de otras escrituras fuera de esa frecuencia: Vallejo, César Dávila Andrade, Olga Orozco, Álvaro Mutis, Enrique Lihn, Diana Bellessi. En la poesía venezolana dos poetas de fabulación sinuosa y expansividad telúrica: José Antonio Ramos Sucre y Vicente Gerbasi. El polo opuesto de esta amotinada y concurrida sensibilidad instaurada ya en nuestro inconsciente poético hasta constituir un hecho cultural, sería el de una poesía que, arraigada en el talante idiosincrático de Hispanoamérica, ha encontrado su tono y punto de mira en la frugalidad, el minimalismo, la agudeza, el realismo filosofante, la emoción introspectiva.

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Diccionario lopezvelardeano

de: Marco Antonio Campos

López Velarde creía que desde Sor Juana hasta Manuel José Othón y Manuel Gutiérrez Nájera había un enorme vacío en la lírica mexicana. Parece no haber leído, o muy de paso, o tal vez porque no circulaban bien, ni a Ignacio Rodríguez Galván, ni a Ignacio Ramírez, ni a Laura Méndez. A Manuel M. Flores y a Manuel Acuña apenas los mencionó y fue para descalificarlos. Es decir, ningún poeta de los tres romanticismos mexicanos se salvó del cadalso.

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Peregrino en confusas Soledades: Lorca redescubre a Góngora (2)

de: Jorge Gutiérrez Reyna

La lectura de los poemas gongorinos más temerarios no ha sido nunca ni es una empresa sencilla. Sin embargo, hay que reconocer que hoy contamos con una serie de ediciones rigurosas en las que, a un texto altamente depurado, anteceden amplias introducciones y enmarcan explicativas notas y esclarecedoras prosificaciones. Si a todo ello uno suma algún curso monográfico y varias noches en vela de ojos enrojecidos, hallamos el hilo de oro de estos poemas y podemos transitar, sin perdernos, por sus intrincadas galerías.

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Aguda conciencia del presente: Entrevista con Miguel Casado (2)

de: Victor Vimos

Tendría que insistir de nuevo en la prioridad del poema: cuando digo “la escritura lee”, entiendo que hablamos, en principio, de la escritura crítica en su trabajo por pensar el poema, entrar en él, ir encontrando cosas que el poema ya antes sabía. De algún modo, una escritura expandida. Porque el poema se escribe siempre con ese corte,ese punto de distancia, que pone en segundo plano los propósitos teóricos que pueda tener el poeta, su programa, si lo hay, incluso su voluntad de sentido ­—que habría que ver como fruto del texto, más que de una intención al escribir.

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Ilegible (Fragmento)

de: Pablo Duarte

Hubo un taller. O habría. Habría habido un taller. De haber tenido un espacio. De haber estado acondicionado un sitio. De haber tenido tiempo. Porque, de inmediato, viene a la mente la pregunta por las condiciones necesarias para un taller. Las necesarias y las suficientes. La pregunta que viene a la mente, en este caso, es: ¿qué condiciones necesarias y suficientes deben cumplirse para que haya un taller?

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Mi personaje principal

de: Ileana Garma Estrella

escribo las afinidades electivas en un campo desolado escribo sobre un matrimonio perfecto que pasea entre jardines entre hijos como animales salvajes y fugaces llamadas telefónicas mi personaje central hace llamadas telefónicas que nadie contesta

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Aguda conciencia del presente: Entrevista con Miguel Casado

de: Victor Vimos

A la luz de esto, quizá se debería reconsiderar la lectura de las vanguardias históricas. Quizá se ha tendido a valorar en ellas sobre todo los aspectos de crítica institucional, los componentes contextuales (el grupo, el manifiesto, las acciones de choque) y, visto con distancia temporal, todo esto se deshila un poco, se reduce a algunos casos y momentos ejemplares pronto diluidos y dispersos. Sin embargo, su legado lingüístico, de crítica de la lengua, ha sido decisivo y, en la estela de Rimbaud, ha conformado el espacio de la poesía moderna más radical.

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