Cuando le dieron el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, en 2016, estuve parcialmente de acuerdo. El cuestionado premio buscaba otra ruta, un respiradero, una salida más allá de la literatura. En México, en la plurinacionalidad no reconocida, la música ocupa un sitio más popular que la literatura; es decir, parece más fácil entrar a YouTube y escuchar pasivamente. La literatura es más complicada, en el sentido de que requiere un esfuerzo consciente del lector. Sin embargo, en casos como el de Dylan (y de, por ejemplo, alguien como Silvio Rodríguez), el asunto reúne música y literatura.
En los últimos tiempos han surgido diversos grupos que componen y cantan en lenguas originarias. Desde Chiapas tenemos a tres importantes: Sak Tzevul, Lumaltok y Vayijel. Obviamente existen muchos más, tantos como hay lenguas. Estos grupos se presentan en festivales y en espacios modestos, abren conciertos y muchos todavía están en busca de un estilo. En algunos de ellos hay un esfuerzo por unir la tradición colonial con lo contemporáneo; manifiestan posiciones políticas, pero también pose y espectáculo. Al margen del gusto de cada uno, sin embargo, lo que me parece más importante es la unión entre el decir y el hacer. Allí se desarrolla la crítica, la alteridad, la práctica, la creatividad, la propuesta. Es sabido que la literatura en lenguas originarias suele ser pobre —ya lo he señalado en este espacio, sin dejar de lado las honrosas excepciones.
Hoy quiero hablar del grupo Vayijel —que se traduce a sí mismo como “espíritu animal guardián”—. Cantan en lengua tsotsil y los medios los han definido como una propuesta de rock que trasmite y preserva, por medio de la música, su lengua materna indígena. Desde San Juan Chamula han retomado las leyendas, tradiciones y mitos de su comunidad.
Lo que hacen no es propiamente música precortesiana, que quizá esté perdida, sino que funden la llamada tradición colonial con ciertos instrumentos de cuerdas y metales. Vayijel señala que hace rock, pero éste es un género muy amplio y bebe de muchas fuentes, además de servir como vehículo para diversos movimientos sociales, culturales y contestatarios.
Desde mi punto de vista, lo más valioso de un grupo, de una música o de cualquier arte, consiste en romper, cuestionar la realidad, alterarla y, por supuesto, proponer una distinta. No bastan los covers o las versiones, tampoco la muestra ni la repetición de lo existente. Ningún creador puede ver tan solo el momento: tiene la obligación de una amplitud de miras, de trascender lo inmediato. En el caso de Vayijel, de trascender la tradición, de no repetirla; ir más allá de la lengua: forzarla, “limpiarla” de su forma colonial, inventar con ella.
Me llama la atención la sensibilidad del grupo, su manera de crear desde lo íntimo (en poesía, diríamos, desde lo lírico). Sin embargo, ninguna cultura puede encerrase en sí misma; nadie puede ser original en estos tiempos ni permanecer al margen de los problemas sociales. El arte no puede desdeñar la profundidad histórica. Mientras escribo esto, recuerdo la mañana de un domingo en la iglesia de San Juan Chamula: llantos, humos, olores, súplicas. Me imaginé otro infierno de Dante.
Ahí está el problema social y religioso; el primero, como búsqueda, y el otro, como re-ligación, rito, comunidad. Todo esto debe servir a una transformación vía la palabra. Nada permanece. La permanencia implicaría la renuncia de lo otro, volverse moralina. (Traigo a cuento, a propósito de lo anterior, Juan Pérez Jolote, de Ricardo Pozas, y El continente vacío, de Eduardo Subirats: uno representa a la tradición, el otro a la crítica. Se necesitan ambos momentos para transformar la realidad desde una nueva postura.)
La difusión mayor de las lenguas originarias no implica, en modo alguno, su revitalización; al contrario, significa más colonización porque no entraña razonamiento. Sólo con herramientas críticas, las lenguas originarias podrán trascender su estado. Esta responsabilidad no es de las instituciones burguesas o neoindigenistas, sino de la población pensante y actuante. (Ahí tenemos los museos: espacios muertos de culturas muertas o moribundas. La música debería emprender otro camino.)
Dejo aquí las letras de tres canciones de Vayijel, junto con los vínculos para escuchar la música. El rock es sinónimo de rompimiento y postura, de fuerza y ruta en construcción; esto es lo que se agradece en los grandes compositores del género. Mientras que la poesía escrita es tallada lentamente en el silencio y la incertidumbre.
La tradición que suscribe el grupo Vayijel es católica. El título de la primera canción tiene que ver con lo sagrado. Pero ¿se puede utilizar esta palabra? ¿No existe otra desde la lengua misma? Estos jóvenes utilizan acríticamente la palabra espíritu o alma (ch’ulel), aunque, si reflexionamos, deben existir otros términos. Esa es tarea de la poesía.
Kuxlejal
Ch’ul ch’ielo
Ch’ul k’opojelo
Oy xa me la xielalo
Oy xa me la vutsilalo
K’upintik a lekilalo
K’upintik a vutsilalo
Oy xa me la toyelo
Oy xa me la lubeselo
Ch’ul ch’ielo
Ch’ul k’opojelo
K’upintik a lekilalo
K’upintik a vutsilalo
Vida sagrada
Vida sagrada
Existencia sagrada
Eres poderosa
Eres generosa
Déjanos disfrutar tu bondad
Déjanos disfrutar tu belleza
Te estamos elevando
Te estamos molestando
Vida sagrada
Existencia sagrada
Déjanos disfrutar tu bondad
Déjanos disfrutar tu belleza
https://www.youtube.com/watch?v=mbrJww5mJtc
Konkonal nichim
Konkonal nichim bi
Konkonal yanalo
Ja me a lekilalo
Jame la vutsilalo
Konkonal nichim bi
Xchajet li jvombetik bi
Xlaet lo jsontik bi
Konkonal nichim bi
Konkonal yanalo
Ja me a lekilalo
Ja me la lekilal bi
Ja me la vutsilal bi
Konkonal nichim bi
Konkonal yanalo
Ja me a lekilalo
Ja no’ox jech s-elano
Ja no’ox jech s-muk’ul bi
A la vuni lekilalo
A la vuni vutsilalo
Konkonal yanalo
Ja me la lekilalo
Planta sagrada
Planta sagrada
Hoja sagrada
Este es el canto
A tu hermosura
Planta sagrada
La armonía de nuestras guitarras
La melodía de nuestra canción
Planta sagrada
Hoja sagrada
A tu hermosura
Este es el canto
A tu hermosura
Planta sagrada
Hoja sagrada
Y maravillosa
Eso es todo
A tu grandeza
un canto
a tu hermosura
hoja sagrada
y maravillosa
https://www.youtube.com/watch?v=kzyOxicYcQ4
J-ilol
Tsakum xa tal
Li lil ta jtem
Ay jk’el j-ilol
Ay jk’el j-ilol
Jun ak’ubal
Tseinak xa xkil li vakaxetik
K’alal chi vay
Jeche yuun som xa li lik
Som xa ay jk’el l-ilol
Ay jakbe k’u kelanil
A ch’ulel chkaini xutun
Jun ak’obal
Chloilaj xa chkai li chonbolometik
K’alal chi vay
Xchiuk
Chut xa sbaik yaluk li lbolometik
K’usi pas tajni
Jeche yuun som xa li lik
Som xa ay jk’el l-ilol
Ay jakbe k’u kelanil
A ch’ulel chkaini xutun
Yuun ipuno ox yakuk
Curandero
Ya está amaneciendo
Me levanté de la cama
Y fui a ver al curandero
Y fui a ver al curandero
Una noche
Veía que las vacas se reían
Mientras yo estaba durmiendo
Por eso me levanté temprano
Y fui a ver al curandero
Le pregunté qué tengo
“Es tu espíritu”, me dijo
Una noche
Escuché que los animales hablaban
Mientras yo estaba durmiendo
Y también sentí que los jaguares estaban peleando,
¿qué será lo que me pasa?
Por eso me levanté temprano
Y fui a ver al curandero
Le pregunté qué tengo
“Es tu espíritu”, me dijo
Es que me siento enfermo
https://www.youtube.com/watch?v=5bpmLgDClUs
Autor
Kalu Tatyisavi
/ Ñuu Savi [Tlaxiaco, Oaxaca], 1960. Estudió filosofía, sociología y letras. Ha publicado diez libros de dramaturgia, cuento, novela, poesía, ensayo, guion cinematográfico y una Antología de literatura de Nuestra América. Asimismo, ha publicado aforismos, reseñas, prólogos y crítica literaria en diversas revistas, páginas electrónicas y periódicos. Es profesor de Sociología, Literatura y de su lengua, Tu'un Savi. En los años 2000 y 2012 obtuvo el Premio Nacional Nezahualcóyotl en Lenguas Mexicanas. En 2019 obtuvo el Premio Bellas Artes de Literatura en Lenguas Indígenas.