noviembre 2021 / Inéditos

Cuando fui estudiante de Letras, encontré muy poca poesía mexicana que hablara específicamente de las problemáticas y los vínculos al interior de la familia. Me parecía que ningún texto retrataba la clase social a la que yo pertenecía, la violencia y todo aquello que estaba oculto detrás de ese primer cosmos en el que crecemos. Decidí escribir mis propios poemas familiares y con los años, sin proponérmelo conscientemente, fui acumulando lecturas y poetas que me han enseñado, a través de sus propias miradas y experiencias, que no debo ni debemos tener miedo de ir hacia el hogar y diseccionarlo. Este taller nació con el mismo deseo de compartir los poemas de otras poetas y escritoras que me movieron a escribir y a resistir. A partir de ejercicios de reescritura, especulación y recolección de memorias, indagamos en el pasado y en el presente para alterar el futuro. La siguiente selección de poemas fue el resultado de diferentes ejercicios que realizaron lxs poetas que asistieron a este taller. Me siento muy conmovida por el acompañamiento, la objetividad y la sensibilidad con que comentamos las lecturas y nos tallereamos, pero sobre todo, por el atrevimiento —esa provocación consciente— de dinamitar nuestros recuerdos y reescribir el pasado.

—Iveth Luna Flores,
Monterrey, octubre de 2021

 
 
Menstruación

Un domingo;
en la mesa de un puesto de pancita,
entre media docena de tortillas hechas a mano y mi mamá,
mi padre me lo explicó.

En una servilleta dibujó el esquema,
mientras él masticaba bocados de libro y callo,
y sorbía aquel caldo rojo,
yo me enteré de mi futuro.

Le di unas mordiditas a mi tlacoyo
al tiempo que escuchaba
lo que iba a pasarme
cada mes,
todos los meses,
de todos los años de mi vida fértil.

Dejó caer unas gotitas de limón y más orégano
—para que agarrara más sabor—
y entonces me explicó
lo que pasaría con mis óvulos si no eran fecundados.
Ahí: en el puesto de doña Mary,
me informaron que las mujeres
teníamos que sangrar para,
algún día,
dar a luz a nuestros hijos.

 
Graciela S. Silva (Popotla, 1989) es poeta y editora. Estudió Periodismo y la maestría en Historia del Arte en la UNAM. Como editora, ha colaborado en la publicación de novelas juveniles y libro álbum ilustrado, así como libros de arte y fotografía.

***

 
Que exista la peste negra

Descubrí que el apellido de mi abuelo es de origen portugués y que existe un pueblo —de apenas tres mil quinientos habitantes— que comparte ese nombre justo en el centro del país. Abro Google Maps y veo las calles como serpientes envueltas en las montañas. Se fundó quinientos años antes de Cristo pero hay evidencia de humanos desde setecientos antes. Mi abuelo murió hace trece. El pueblo pasó de ser romano a ser germánico a ser musulmán a ser portugués y en ese momento los judíos fueron expulsados o convertidos. Imagino que mi abuelo nació ahí —aunque sé que nació en Michoacán— desde la era de bronce. Que del polvo lusitano construyó sus costillas y que de las montañas carvó su cara negra y de las matas su pene. Lo veo jugando solo, corriendo en círculos, dando pequeños saltos en un charco de agua pútrida, mientras espera a que la ciudad se erija a su alrededor, a que cristo muera, a que exista la peste negra y acabe con la mitad de la población europea, y a que se diga que un portugués descubrió américa —sin siquiera saber que lo hizo—, a que el concepto de alta cultura se defina en aquel continente para que él lo importe a México. Espero a que mi abuelo pise tierra mexicana y aprenda español aunque tenga más de cuatro mil años de edad, espero que crezca y se forje como un hombre agigantado y moreno, que fornique con prostitutas, seduzca a una dama y le haga el amor para que engendre a mi padre y mi padre a mí y que ambos desaparezcan entre el fango de la boca del río en la que fui depositado. Que su sangre espesa recorra mis venas y me llene de la soledad con la que él vivió por miles de años. Veo en el espejo las hormigas rojas que viven en mis ojos e imagino cómo sería vivir allá, en aquel pueblo que él fundó y no en este que dejó en ruinas.

 
Rodrigo Ramírez del Ángel (Veracruz, 1985) es escritor. Ha publicado cuentos y poemas en diversos medios nacionales y antologías. Su novela Dinero para cruzar el pueblo (CONARTE, 2020) ganó el Premio Nuevo León de Literatura 2020.

***

 

All My Love     

El afro y los rizos mal alaciados se encuentran en la pista.
La fiesta de verano de una universidad privada
a la que se cuelan los adolescentes de la colonia:
desfile de pantalones acampanados, faldas para presumir los muslos,
telas que se derriten en los poros conforme la noche ennegrece.
Ella y él se miran de reojo, se lo cuentan a sus amigos,
inventan pasos de baile para acercarse lento;
los Cars y Donna Summer y Carole King y los Bee Gees mientras
ella y él prolongan el juego de las indirectas con el cuerpo
hasta que las notas eléctricas de John Paul Jones los atraviesan, 
                                                                    There moves a thread that has no end
él la invita a bailar
y la vida inicia

Aún no llegaba la época
de los celos enfermizos, de los platos volando por el cuarto
ni del sueldo que no alcanza; la crisis del 94 y el bacardí
por consuelo, las vueltas erráticas en coche
para huir de la patrulla, la otra mujer con su otra hija,
el perro que se instala en casa el día del divorcio, la madre soltera
que azota su cabeza contra el vidrio,
                                                                    Sometimes I get a little bit lonely
las dos hermanas hablando ante el juez de un asunto que no entienden,
llamadas alcoholizadas con el radio a todo volumen,
la culpa, una madre que trabaja sin tregua,
papá desinvitado a la graduación, papá muriendo solo
en su departamento, mamá heredera de todo y de nada

Ahora sólo importan ella y él girando con los agudos de Robert Plant,
ahora sólo hay tiempo para el romance desnudo, pláticas furtivas
en la caseta telefónica, el paseo en vocho hasta Acapulco y sus míticas discos,
reuniones familiares con Celia Cruz y Mike Laure,
las iniciales de los nombres talladas en un árbol joven, el tequila
para aliviar la gripe, una sesión de fotos color sepia en pleno bosque,
el sexo al ritmo de los Doors, los rizos una sola maraña;
en este instante de luz neón sólo existen la complicidad y el baile
                                                                              Is this to end or just begin?
y una canción, siempre 

 
Michelle Pérez-Lobo (Ciudad de México, 1990). Publicó la plaquette Lo que perdimos y otros poemas (Aquelarre Editoras) en 2018, y ese mismo año montó su exposición gráfica un texto es un lienzo es un texto en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Escribe poesía y hace con ella experimentos y juegos visuales; publica sus hallazgos en revistas impresas y digitales. Obtuvo una beca del Progreama Jóvenes Creadores del FONCA (2019-2020), en el área de poesía. 

***

Vitrina

He acomodado las falsas
sonrisas de mi madre
en una vitrina, con luz azul
a baja temperatura.
Necesita del frío
para sobrevivir la sonrisa reptil
de mamá, sangre fría y quebrantable.

La sonrisa de mi madre
está mutando, es anfibia, no puede
sobrevivir en agua
ajena. A nosotros nunca
nos preocupó el sonido,
la carcajada que explota
de presión para ser guardada.
Ríe, mamá. El vidrio
de la vitrina habrá de tolerar
la fuerza del grito de tu ahogo.

De este otro lado, en la bóveda están
las sonrisas de mis hermanos pequeños.
Réplicas inexactas y equívocas
de la felicidad familiar. No hablemos
de sus formas. Todas las sonrisas
son iguales. Representan lo mismo
escapan al lenguaje y la teoría.

Una sonrisa se escapó y
estuvo corriendo toda la noche,
ha dibujado el sonido de la carcajada
y en el pasillo aún se escuchan
los pasos de su andar.

Otra sonrisa, más pequeña aún,
lleva desde las siete de la mañana
contándome historias que no ha vivido.
Esboza la forma, los lindes de
sus labios y sus dientes:
Ríe de una vida que desconoce.

Esta exposición ha sido
criticada. Algunos aseguran
que es una falta de respeto

mostrar la risa
sin un contexto,
les resulta incómodo
alcanzar a ver la felicidad
cuando desconocen las razones.

 
Alexandro Castro (Ojinaga, 1996) es autor de Eróstrato (PECH, 2019). Obtuvo la mención honorífica del Premio de Literatura Joven Rogelio Treviño 2021. Textos suyos aparecen en la antología Otras voces nos agitan (Capítulo Siete, 2019), así como en diversos medios digitales e impresos.

***

 
Un trompo

Círculos continuos, perfectos,
admiro fascinada
la simetría de la inercia,
la danza en movimiento.

Mis dedos pequeños apresuran
ávidos, acaso temblorosos,
al trompo ahora inmóvil,
delicado loto entre mis manos.
Envuelvo el cordón,
antes blanco, ahora café
de tanto tacto,
tantas vueltas, como nosotros
con el tiempo.

Me hipnotizan los
círculos concéntricos.
Sonrío al baile giroscópico,
la geometría del juego.

La voz de mi madre dice
los trompos no son para niñas.
Después la confusión,
la vergüenza.

El loto se ha enlodado,
el cordón está más sucio.
El trompo ya no hace magia con sus vueltas,
la Tierra sigue girando.

 
Citlalli Villanueva Amador (Veracruz, Veracruz, 1986) es abogada por la Universidad de las Américas (Puebla) y maestra en Estudios Jurídicos Internacionales por la Universidad de Nueva York. Es asesora legal en el Sistema de Naciones Unidas.

***

Mamá estuvo 24 horas en labor de parto
nacer con tanta demora para
llorar delante del semáforo
y esconderse en el volante.
He dejado de mirar el retrovisor
para evitar las caras de los conductores
que dirán
loca
eso es más intimidante
que detenerse  
a mitad del trayecto
para no llegar a casa.
Mal que se descomponga la direccional
de tu vida
del retorno
de la calle en doble sentido
Bien, porque ya tengo licencia de conducir.

 

Gabriela Cano (Guanajuato, 1988). Docente, escritora, artista visual. Ha publicado He visto caer a mi cabello (2018), actualmente a descarga libre en Poesía Mexa, y escribe una columna a la semana en la revista Golfa.

***

 
un juego sencillo

nos sentábamos al lado de la estufa
con cáscaras de naranja todas las tardes
pensabas en serpientes para jugar conmigo
pelabas las naranjas después de la comida
y el zumo anunciaba nuestra manera
                                        de estar solos
nadie más ni mi madre ni tus hijos
ni mi hermano jugaron así contigo:
              ardía con el zumo la serpiente
y enroscado caía de nuestras manos ese juego
sencillo: el uno al otro lanzaba su serpiente
de naranja y quien arrebatara la suya
              al contrincante era el ganador

aprendí juegos que nos arrancan
las cosas sin dejarnos siquiera
un poco de su olor

años después no me avisaste
jugabas sola esa mañana
tu miocardio de serpientes
rojas se contrajo de más

y la casa no olió a naranja

 
Pablo Rodríguez (Xalapa, Veracruz, 1997). Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la UV. Becario del PECDA Veracruz (2020), del Curso de Creación Literaria para Jóvenes de la FLM (2018) y del Festival Cultural Interfaz (2016). Textos suyos han aparecido en medios digitales e impresos.

***

 
Receta familiar

 
Parto un trozo de chile verde,
abandonado, en la caja
lateral de las verduras
refrigeradas.
Le hace compañía una cebolla
amarillenta, la tomo y repito
la acción.
Añado la mitad de un tomate
fresco;
pongo todo,
a fuego lento,
en un sartén
con un poco
de aceite
de oliva.

El fuego sube y
—yo sin darme cuenta—
se hace cuerpo;
de pronto
estoy luchando
con el pico de un gallo
de peleas:
mi madre
y su silencio.

 
Elizabeth C. Lara (La Paz, BCS, 1992) es poeta y docente ELE. Algunos de sus poemas se encuentran en Selfie Poética (Los Pinos, 2020) y Novísimas (Los Libros del Perro, 2020) y la revista Fractal de San Diego Poetry Annual. Su poemario Grietas, Premio Estatal de Poesía Joven 2017, se publicó en la antología Altares (ISC, 2018).

***

 
Que coman tierra los novios

Niña tercera, yo
en cuclillas frente a la imagen de cristo
redentor de las groserías en la pared.
En el cuello un rosario de papel de baño
en las manos de mis tías el de víbora de la mar.

La boda de dos niños flacos como dios
tú te burlaste de la mancha de su falda y tú no lo invitaste a tu fiesta de cumpleaños
de todas formas, ahí vas
de todas formas, ahí te quiso
de todas formas, que coman tierra los novios
una plana con mi letra gorda de los doce años.

Pienso mucho en que nos casamos por el ombligo.
Servimos montalayo, leche agria y pastel
y dio risa, Andrea
es que de niños nos atravesó un tacón durante el payaso de rodeo
y ya sabemos por qué está hinchado nuestro vientre de familia.

Como era en un principio, ahora doblamos
tu pierna, ahora te muevo a un costado.
Ay, fuchi.
Vas a sentir frío, deja ahora te muevo para el otro,
toalla húmeda, amén.
Ocupado.
Mi plana me mira en el momento de mi parto,
la letra engorda de lodo
que comamos tierra los novios.

 
Ando Flores (Salvatierra, Guanajuato, 1995) escribe poesía y hace cómic.

***

 
Zigzag

no soy hombre:
   cierto.
pude serlo
   pero en definitiva
no lo soy. entonces
   me enojo
y lloro como cada vez
   que escucho
Au Cinéma. pienso
   en la cerveza que apoyas
     en el barandal para
       hablarme
      de trabajo     ¿para qué?
     me tiento a preguntar
  si por error pero sé
que con eso no juegas
y si lo digo podría
  empeorar. solíamos
      comer juntos en los
          cumpleaños
             mientras bailábamos
                una canción
                   que no te sabías
                      papi        ¿te cuento
                         una historia?
                            ahora no
                               por favor luego
                                  ya me la contaste
                                     no es necesario

                                         avanzo: al borde del nudo:
                                             avanzo:
                                             después de que tomas
                                             tu cigarro Marlboro
                                                                                avanzo     
                                             para reconfigurar
                                             esta distancia que confirma
                                             los términos y condiciones
                                             de ser mujer           dos puntos

                                             sobre la no herencia
                                             ;que amenaza los pisos
                                             de mi casa     el finiquito
                                             la posición      de fútbol
                                             con sus gastos y fracturas:
                                                                                              pausas
                                                       que no están incluidas
                                                     en la etiqueta de ser hija.
                                                   las letras negras que no
                               a v a n z a n
                          y ahora no sé
                     cuántos kilómetros
                 de distancia:
                          ¿los empiezo a contar?

 
Alejandra Olivares (Ciudad de México, 1992) es Licenciada en Administración en Negocios Internacionales y estudiante de Ciencias de la Comunicación. Creadora del proyecto Lecturas Lilas. Ha publicado sus poemas en medios independientes como Colectivo Letras & Poesía, Textos Cortos desde el Manicomio y en la antología Tren sin parada.


Autores

Iveth Luna Flores

/ Apodaca, Nuevo León, 1988. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Ha publicado Comunidad terapéutica (FETA, 2017 - Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal 2016); sus poemas y crónicas han aparecido en revistas como Punto de Partida (UNAM), Estudios (ITAM), Tierra Adentro, y en antologías como Bidi Bidi Bom Bom (Paraíso Perdido - UANL). En el 2016 fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León. Actualmente es becaria del FONCA 2019-2020.

Graciela S. Silva

Popotla, 1989. Es poeta y editora. Estudió Periodismo y la maestría en Historia del Arte en la UNAM. Como editora, ha colaborado en la publicación de novelas juveniles y libro álbum ilustrado, así como libros de arte y fotografía.

Michelle Pérez-Lobo

Ciudad de México, 1990. Poeta y editora. Estudió Literatura Iberoamericana en la Universidad del Claustro de Sor Juana y la maestría en Lexicografía Hispánica en la Escuela de Lexicografía Hispánica de la RAE. Fue becaria del Programa Jóvenes Creadores 2019-2020 del FONCA en Poesía, y recibió mención honorífica en la segunda residencia de escritura Casa Octavia-Dharma Books 2022. Es autora de la plaquette Lo que perdimos y otros poemas, e inauguró, en el marco del festival de poesía DiVerso, la exposición de libros intervenidos un texto es un lienzo es un texto. Fue una de las editoras de la revista independiente La Peste, y actualmente se desempeña como directora en Ediciones Era.

Pablo Rodríguez

/ Xalapa, Veracruz, 1997. Poeta y editor. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la UV. Becario del PECDA Veracruz (2020), del Curso de Creación Literaria para Jóvenes de la FLM (2018) y del Festival Cultural Interfaz (2016), los tres en el área de poesía. Textos suyos han aparecido en medios digitales e impresos como Punto de Partida, Carruaje de Pájaros, Punto en Línea, Casapaís, Casa del Tiempo, Vallejo & Co., entre otros. Ha participado en diferentes antologías. Actualmente trabaja en el Instituto Veracruzano de la Cultura.

Rodrigo Ramírez del Ángel

Veracruz, 1985. Es escritor. Ha publicado cuentos y poemas en diversos medios nacionales y antologías. Su novela Dinero para cruzar el pueblo (CONARTE, 2020) ganó el Premio Nuevo León de Literatura 2020.

Alexandro Castro

Ojinaga, 1996. Es autor de Eróstrato (PECH, 2019). Obtuvo la mención honorífica del Premio de Literatura Joven Rogelio Treviño 2021. Textos suyos aparecen en la antología Otras voces nos agitan (Capítulo Siete, 2019), así como en diversos medios digitales e impresos.

Citlalli Villanueva Amador

Veracruz, Veracruz, 1986. Es abogada por la Universidad de las Américas (Puebla) y maestra en Estudios Jurídicos Internacionales por la Universidad de Nueva York. Es asesora legal en el Sistema de Naciones Unidas.

Gabriela Cano

Guanajuato, 1988. Docente, escritora, artista visual. Ha publicado He visto caer a mi cabello (2018), actualmente a descarga libre en Poesía Mexa, y escribe una columna a la semana en la revista Golfa.

Elizabeth C. Lara

La Paz, BCS, 1992. Es poeta y docente ELE. Algunos de sus poemas se encuentran en Selfie Poética (Los Pinos, 2020) y Novísimas (Los Libros del Perro, 2020) y la revista Fractal de San Diego Poetry Annual. Su poemario Grietas, Premio Estatal de Poesía Joven 2017, se publicó en la antología Altares (ISC, 2018).

Ando Flores

Salvatierra, Guanajuato, 1995. Escribe poesía y hace cómic.

Alejandra Olivares

Ciudad de México, 1992. Es Licenciada en Administración en Negocios Internacionales y estudiante de Ciencias de la Comunicación. Creadora del proyecto Lecturas Lilas. Ha publicado sus poemas en medios independientes como Colectivo Letras & Poesía, Textos Cortos desde el Manicomio y en la antología Tren sin parada.

noviembre 2021