octubre 2019 / Inéditos

Somos cada sutura

LA VIDA COMENZÓ en los ojos de la tortuga
en su rostro adusto
y en mis manos de gorila
mis manos de gorila
blancas
como el blanco del primer poema
como una muerte casi cierta
entre el templo y los colmillos
: pupilas y dentadas

Devano
canevo el ovillo en el bejuco
engarzo su hilo invisible
entre claveles y vincas
durante 7,200 años de neblina

en los que todas las brujas dirán lo mismo
que la estrella clandestina
al tambor del caparazón 
abrirá en los montes
de las gargantas
la señal del destello

y mis manos de gorila
al ritmo negro de la poesía
      serán un puño para el silencio
como el blanco del primer poema
como una muerte casi cierta
en el tragaluz pineal de la tortuga 
que sostiene este mundo

 

 

Siempreviva

Una noche de lluvia
   –nomeolvides
   tomé las tijeras y
   corté mi cabello rizado.

Quizá porque Rilke
me abrumaba.

Ahora regresa la palabra
   melancolía.

Guardé los mechones
como ofrenda, para
no olvidar que soy
perenne.

Todavía era primavera.

Recordé la imagen de Iris
cortando el cabello de Dido
para Perséfone.   
            Te desligo de tu cuerpo

Los vestigios del fuego.

El cabello de Dido fue memoria
entre lo vivo y lo muerto.

¿Por qué Iris quiso conservarlo?
   Le pregunté
      al I Ching:

“Sea lo que fuere aquello por lo cual se agota la grandeza, lo cierto es que ésta perderá su hogar.”

.火山旅            火天大有

Hexagrama 56 —> Hexagrama 14

Dido fue un fénix.
Quiso alumbrar lo terrenal.

En tributo, aboné
mis plantas con rizos azabache
cuando llegó el verano.

No siempre quiero cortar mi cabello,
a veces, escarbo la tierra
para enterrar mis poemas,
como un lazo con la vida.

También, a veces,
me gusta leer las paredes.

   Detrás de las piedras
se deslizan las palabras que
nos derrumban,
los escondites de
nuestras estelas.

Una estela es un silencio.

Ahí es donde el día y la noche
cantan
una cartografía de hallazgos.

El mensaje de mi piedra
es un alfabeto.

Un alfabeto de sueños,
porque vivir es soñar;
¿cuántos no lo han escrito?

Pasando las páginas blancas
me pregunté:
¿quién hereda
   la tinta de los acentos?

Ahora huele de noche
y los botones de una begonia
caen.
   Es mi otoño.
Y el Érebo.
   Hay pistilos
y vapor.
Hay estrellas, sí,
   y luz de luna.
Siempreviva ternura.
Somos cada sutura que calla

:

pensé en escribir un final
pero esta es sólo una
   pausa.

Boxes


Para Sean Scully y Billy Martin

Una caja para Billy
dentro de una caja para Sean
en Tappan
y dentro los hilvanes:
el trance de los diez sabios
la gravura del manto
cyprium niccolum chromium
Una caja que resguarda el aire
sobre el dintel cor-ten
seis movimientos que forjan
la puerta dentro de
una caja para Sean
: templo de acero

Autor

Zazil Alaíde Collins

/ Ciudad de México, 1984. Poeta, ensayista y crítica musical. En 2017, junto con el colectivo AA&A, resultó ganadora del tercer concurso del Festival de Poesía en Voz Alta (UNAM), y en 2011 obtuvo el Premio Estatal de Poesía Ciudad de La Paz. Es autora de los libros Junkie de nada (2009), No todas las islas (2012), El corazón, tan cerca de la boca (2014), Sipofene (2016) y Pink (2018).

octubre 2019