[No sé cómo pasa que nadie…]
No sé cómo pasa que nadie desfallece al cuarto de hora. Que a nadie se le cae la cabeza a media tarde. Que no hay gritos de quebrar vidrieras.
Cómo es que todos están siempre de pie. Acertados. Contenidos. En el perímetro de abarcar las cosas. Sin romperlas.
Cómo es que se traman mecanismos para dar pasos. Uno tras otro. Y ese hueco entre un pie y otro es perfecto para la dobladura de talones y el desmayo.
Cómo sucede que el asiento, la cama o este suelo no son zanjas.
Cómo es que todos están listos siempre para el tiempo y las labores. Para mirar al otro sin espasmos. Y comer con tenedores. Y sentir que se mastica un cuerpo mientras otro cuerpo mira otro cuerpo. Cuerpo que muerde cuerpo. Y lo digiere.
Como si uno no tuviera una gota dentro que insiste en la caída. Como en la celda 27. Donde estuvo Chucho el Roto. Filtradura. Ahí en lo más del cráneo. La carne más expuesta. Fue tan hondo. Muerte de agua. La gota tocando la nota. Un ultimátum. La intimidad con uno mismo. Luego la confusión lingüística. La luz. Los instantes beatos. Luego la caída. La luz.
Manuscrito manifiesto
La caída es un talismán. Un agua pequeña donde meter la cara. Hay que doblar las corvas. Tirar extremidades. Estrellar costillas. Cerca de las rocas. Contra las rocas. Emular a Bas Jan Ader por la mañana. Arremangarse el sexo. Ponerlo boca arriba. Enrollarlo. Coserlo. Hacerlo un paracaídas partido por el medio. Saltar de árbol en árbol. Como brujas que copulan con plantas. Preñadas como las piedras. Que antes de ser piedras fueron brujas. Donde se estrelló la virgen. Donde la iluminaron.
Perder el equilibrio. Tropezar. De frente. De pico. De costado. Caer.
Caer. Por movimiento. Por la noche en primaveras frías. Soñando con otra estación del año. Durante la polinización y la contabilidad. Cuando brota de la niebla lo olvidado. Cuando te descubres bañado en una voz. Tallándote la piel con un sonido.
Desfallecer en medio de una junta. En medio de una clase. Mientras se come. Mientras se baila. Ovillarse en una reunión. Tirarse. De bruces. De cabeza. En un clavado. A la fuente de plaza. Contra los mostradores. Contra los escritorios y las gráficas. Contra las cajas registradoras. En los estacionamientos. De cuerpo entero. Sobre las torretas. Desde las grúas. Desde las terrazas. Planear. Desde los miradores. Aventarse. Del pupitre. De la butaca. Dentro del subterráneo. Dentro del otro. En las cloacas. En la azotehuela. Sobre las vías. Entre los carros. En uniforme. Desnuditos. Sobre insignias. Sobre himnos. Sobre lábaros. Zafarse la cabeza. Resbalar. Sobre la lengua. De panza. Caer. De boca. Hacer crocar los dientes contra la lengua. La materna. La extraña. La heredada. Contra la idea. Romperse el espinazo. Como kamikaze. Como la despechada. Con ganas de estar ciega. Sin fe. Sin arraigo. Como si uno no tuviera un nombre.
Caer cuando uno está sentado. Cuando uno está dentro de un cuerpo. Cuando uno tiene un cuerpo dentro. En la genuflexión y el sueño. Sobre lo mullido. En la pesadilla del venado. Sobre los escudos de poliuretano. Antes del gas pimienta. Durante el choque. Durante el saludo. Con la manita al pecho. Frente a los tanques. Aventar el peso hacia adelante. Llevar el peso hacia el estómago. Perder la vertical. Llevar el cuerpo afuera. Del cuerpo. De la manutención. Del peso. Desvanecer la recta. Cuando se miran las arrugas nuevas. Bajo la lluvia. En la pobreza. Al poco tiempo. En la bilis. En el ácido del hambre. Caer. De ira. De ternura. De risa. Gratuitamente. Por euforia. Por necesidad. Por tristeza. Caer por presión y prescripción. Por olvido. Por higiene. Profilaxis. Caer como defensa. Por contagio.
Con los nervios como cables destrozados por las ratas. Con la cabeza hecha una madeja. Con articulaciones como cuerdas. Como papalotes. Como nubes disecadas. Caer como muñecas inflables que rebotan al escuchar piropos. Caer como una espora. Estéril. Vivir en la caída como peces en el hielo. Abiertos. Con los vientres extendidos. Vivir como los peces helados en lo abierto. Vivir como los peces.
Sobre la misteriosa aparición de las figuras geométricas
La naturaleza de la naturaleza es la copia.
Buscar un igual en uno, pero no idéntico. Replicar.
Dar una respuesta que no podría ser (otra).
Un día el mundo pensó otros mundos,
mundos más pequeños en los que solo habitarían nombres.
Prismas. Polítopos que se aparean en la luz y que se multiplican como rayos.
El mundo se copió exacto en infinitud de sueños.
Se copió —en las piedras, en las conchas, detrás de los párpados,
en cada pliegue del futuro, en las migraciones, en las próximas vidas—
lo que seremos un día debajo del azufre.
Una figura geométrica es un conjunto no vacío cuyos elementos son puntos.
Pequeños mundos no vacíos, llenos de pequeñas nadas.
El iris de los ojos comparte los mismos materiales que una gema partida en dos,
que el cuerpo de un pescado partido en dos,
que el fémur de un elefante partido en dos,
que el veneno de los seres más amados,
que la carne entregada por primera vez,
que el rezo a los dioses en los que yo no creo,
que el momento en que se jaló el gatillo,
que el grito cuando el cuerpo se abandona.
“Todo hombre en ∅ es inmortal”
Una figura geométrica es un lugar donde no hay muerte
y hay lagartos que solfean.
También la palabra es una figura geométrica.
Ornitología
Toda la noche estudié el fenómeno del cambio de voz en los pájaros
causado por motores. Los Dodge, los Mitsubishi, los han hecho barítonos;
quedan ya pocos sopranos y son los indigentes de los abedules.
Su nueva conciencia de tenor es para atraer gusanos
y alimentar hijos que pían como criaturas pop.
Bajo las ramas, los oráculos más precisos son las caricaturas.
Vivo en Iztapalapa, trabajo para el hombre más rico del mundo,
odio esta democracia y mi código ético me hace evitar las hamburguesas.
Hoy los árboles son casi tan hostiles como las ciudades.
Los altares son para los que sobreviven.
Autores
Rosario Loperena
/ Ciudad de México, 1985. Fue becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA en los periodos 2014-2015 y 2017-2018. Es autora de los libros Nuevo alfabeto visual (2014, descargable gratuitamente en http://goo.gl/dF6elz), Cajas (2015), Historia de los huesos de un caballo (2016, www.caballitodepecho.wordpress.com), Ba’ax. La vida después de la vida de los objetos (2017, https://baaxsite.wordpress.com/) y Cuaderno de curarse (2018).
Sini Silveri
/ Kemi, Finlandia, 1987. Poeta. Estudió danza e historia ambiental. Debutó con la plaquette Muovailen muovipussista kaunista kahvaa (2016). Titaanidisko, su primer poemario extenso, fue publicado en 2020, y recibió el premio Kalevi Jäntti ese mismo año. Su tercer libro es Haisee kaikkia tuoksuja (2023). Como letrista y cantante forma parte de las bandas Apurit Duo e Internet. Ha participado en performances multidisciplinarios como Feuerbach teesit (2023) y festivales de literatura en Europa, Asia y América. Silveri vive en Helsinki y recorre los bosques finlandeses en motocicleta.
Timo Berger
/ Stuttgart, Alemania, 1974. Vive y trabaja como autor, periodista y traductor en Berlín. Con Rike Bolte fundó en 2006 el festival rodante de poesía latinoamericano Latinale. Ha publicado los libros de poemas A cien cuadras del centro y otros poemas, AmérikaNoAmérica, Microclimas y Extramuros. Poemas públicos. Ha traducido al alemán a autores latinoamericanos como Julián Herbert, Fabián Casas, Sergio Raimondi y Pola Oloixarac.