02 marzo 2020
Si dibujáramos la vida del poeta en la capital del país, o si la esculpiéramos, atribuyéndole las líneas y el volumen de una figura geométrica más o menos regular, podríamos representarla como un poliedro de cuatro caras: en primer lugar, la cara de su relación estrictamente individual con el oficio de poeta; la cara, en seguida, de su vinculación con los artistas, escritores y editores de su tiempo; después, la cara de su experiencia política; y, por último, la cara de su andanzas eróticas y sentimentales.
Reseñas