octubre 2022 / Inéditos

Hierve la médula arrogante

 
Ferg

Canta fuego en las entrañas
su único alarido incesante
enfrenta a los profanos
al terror que engendra
el chirrido en ascuas de su aliento.

Hierve la médula arrogante
y el súbito fragor de huesos
funde la nevada a nueve metros de su estampa.

Baja el invencible por laderas
henchido de ardor sacro
ávido de sangre
dispuesto a devorar
cabritos
infantes
campesinos.
Poseso
                           enfurecido
después de haber decapitado a los intrusos.

¿Qué barrotes sostendrán la ira de este lobo enloquecido?
¿Qué muros podrán contener su embate?
Baja
        tumultuoso
                             homicida
abatiendo los arbustos con sus ojos
desgajando los peñascos
hiriendo la llanura con la rabia que escurre de su belfo.

Un ejército de jóvenes desnudas compite en inocencia con la nieve.
Tres veces tres, trescientas treinta y tres doncellas.
Tres veces tres cántaros de agua helada.
Trescientas treinta y tres albercas enfriando la cólera del héroe.
La bestia va cediendo.
Su sangre es soltada por los dioses.
Su carne es abatida por el frío.
Baja la carrera al penetrar el pueblo.
Cuando llega al templo
a ofrecer sus presas
ya es
          nuevamente
                                 un hombre.
 
                                                                                                                             (Para Julio César Toledo)
 
 
 
Mašhīt

Lo mismo da
que sea en Egipto, en Nínive o París.
Que diques de soberbia los resguarden
o escondan sus anillos en la lengua de los gatos.
Lo mismo da
que una egregia máscara ilustrada
adorne su obsceno bienestar
              que aniden en el légamo
o tuerzan sus miembros en vagones saturados.
Lo mismo da
que esté escondido en nublos
                                                plazas
                                                muchachitos
aguardando el mandato.
Da lo mismo:
Mi luz
            tan pálida
                                         inunda esos cuerpos
llevándome en el puño el corazón con un suspiro.
El empuje de mi aura desbarata construcciones
                                                     ahoga en pánico callejas.
Mi paso cimbra las baldosas
mis pupilas emanan turbación.
Al unir las yemas de mis dedos
abato sobre altivas nucas cascadas de ardientes pedernales.
Brocal de cólera resbala sobre rostros.
El tajo de mi daga
mancilla brisas
             muros
                         primogénitos.
Soy quien cumple los decretos
quien despliega el producto de la ofensa
quien recorre de púas las entrañas
quien labra monogramas en las frentes infractoras.
Mirando, purgo de rastrojos superficies
rompo las madejas de los cuerpos.
Da lo mismo:
Ellos yerran.
                           Él castiga.
                                                     Yo obedezco.
 
 
 
Sémele

Rasga la entraña su aliento.
El vigor de sus ojos calcina la dermis.
Su vasta presencia desuella los muros.
Sus pasos desatan tormentas de fuego.

Se recuerda mirando, al borde de la tarde, un cuerpo perfecto avanzando hacia ella. Sus muslos de ámbar, sus brazos de atleta, sus rizos que enmarcan el rostro felino.

Laceran sus labios la brisa.
Su vientre aniquila sentidos.
Su torso es centella que embate certero.

Su aroma, naranja cuajada al ocaso, su lengua un grato ofidio danzando entre pliegues, su palabra tentadora. Yacieron perplejos. ¡Qué dulce el fulgor de sus sienes! ¡Qué suave ese cutis de ciervo abatido! Dijo que era el Uno, encerrado en esa deliciosa vestimenta.

Exhala un vapor: carcome cortinas.
Su piel de relámpago impregna la alcoba de cruentos rugidos.
Derrite los hierros, trasmuta el dosel.
Mi túnica arde, la vista se quiebra.

No es Zeus, te engaña. Le dijo la criada. ¿Por qué se presenta en atuendo de joven? ¿Por qué no se muestra en  su real esplendor? Seduce engañando, se marcha artero. ¿No entiendes? Te busca aspirando a robar tus argollas. Descubre su rostro, anula la trampa. Pide que se muestre cual Sumo deseante, que embriague tu cuerpo con furia y poder.
Pidió a su amado la prueba.

Estalla tifón de antorchas.
Desgaja tendones.
Su voz me desteje.
Mi rostro es la pira que resta en el llanto.
Su abrazo me abrasa en feroz combustión.
 
 
 
Sekhmet

Señora del fuego en las fauces
gran soberana del trueno
tu, la del rostro rugiente
tú, de melena formada por hilos de sangre
tú, la del níveo colmillo
tú, ganadora en contiendas
a ti imploro:
¡Piérdelos!
que se astille el cristal de sus ojos
que se hunda en los pozos su anhelo
que se tuerza su sangre
que se pudra el vigor en los brazos
que mil pústulas manen sus carnes
mal augurio arañe sus frentes.
Oh señora
tu fragor amamanta mis venas
somos tus hijos
danos la victoria en la batalla.
 
 
 
Krateros

Porque todo fue creado con violencia
es terror quien tiende los cimientos
es larva la agonía que calcina los rizomas,
                          sus ramas
            sus racimos ovillados
el centro.
Porque todo es invadido de arrebatos
se desborda
abre cauces de ponzoña en las arterias
porque en ella caben convulsión y su remanso
porque crea al tiempo que destruye
porque en densa pupila
cohabitan el hedor y la dulzura.
Porque aquél que sorbe un poco lo divino
corrompe y dignifica sus entrañas
porque todo lo que toca la Presencia
              es acre
duro
                                         dócil
          cruel
                             violento.
Porque inspira las acciones más atroces
porque en su ala se pergeñan las plagas impensables por oscuras
porque un golpe de su vista desgarra con sus filos
porque llega
              y descuartiza
como bestia salvaje a su trofeo.
Porque es áspero
              impetuoso
coraza que destruye
porque es intolerable
              y delicado
enorme
              hiriente
suave.
Porque es larva de agonía entre los huesos
porque es pavor que tuerce los raigones
porque envuelve en sus heces que seducen y atormentan
porque todo lo adecua a su contorno.
Porque todo fue creado con violencia.
 
 
* Poemas pertenecientes al libro Kratos, publicado por Los Libros del Perro en 2022.
 


Autor

Roxana Elvridge-Thomas

Ciudad de México, 1964. Poeta. Estudió la Licenciatura en Ciencias Humanas en la Universidad del Claustro de Sor Juana y la maestría en Literatura Mexicana en la UNAM. Ha obtenido varios premios nacionales en poesía, ensayo y periodismo, así como las becas del FONCA de Jóvenes Creadores y del Sistema Nacional de Creadores, en el área de poesía. Tiene publicados nueve libros de poesía y tres de ensayo. Actualmente se desempeña como profesora-investigadora de medio tiempo en la Universidad del Claustro de Sor Juana y da clases en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBAL y en la Universidad de Londres.

octubre 2022