Las estatuas en esta ciudad no tienen rostro
| Inéditos
Hay
un árbol
en Varsovia
al lado de la biblioteca de la Universidad,
parece un árbol
cansado.
Los verdes que lo delimitan
se confunden con el suelo y las paredes.
Siento vértigo: las estatuas
en esta ciudad no tienen rostro.
Siento
náuseas
ante las escaleras.
Derribo señales y semáforos,
una plaga de vías de ferrocarril.
Espacios abiertos arrasando las ventanas,
mapas asfaltados que juegan a ser planos.
En Polonia
todo es un escondite.
Varsovia no se congela.
Despierto.
Un colchón con olor ajeno, la lluvia en el metal produce ríos.
Estabais tan brillantes esta noche.
No quiero miraros a los ojos, no quiero
buscar vuestras palabras,
no quiero volver el tiempo atrás.
Estabais tan bellos, inocentes,
tan blancos que sonrío solo con mirar el almanaque,
que me cruzo los labios para no volverme,
para no escucharos
me levanto.
Y me cubro de la nueva tierra.
Reniego de los versos que inventéis para el mañana.
Te gustaba dibujar, describías
los trazos de manera armónica,
flexible.
Hablabas del sonido metálico,
acurrucado en el sofá, eras
todo tibias.
Paseabas tranquilo,
el albero en las gomas,
la sonrisa en la cancela.
Un regusto de albúmina y raíces.
Saltar entre la gente.
Saltar
He deseado a un hombre que jamás me tocaría.
Un hombre con cuevas bajo la boca,
de tórax henchido y perfil helénico.
He deseado
su aliento impuro bajo mi frente,
su forma de estudiarme tras las hojas,
su carne.
He quedado vacía de alimento,
he quedado inconclusa.
Sobre todo,
he deseado su mirada en mí.
Lo he deseado tanto
que hice sangrar sus uñas,
que me mordí la lengua, que le robé palabras.
Y cada noche, cuando nadie me sentía,
rezaba como un inocente reza en los altares,
deseando un hombre de pies y metatarsos enraizados al cemento,
un hombre que volaba como vuelan las alondras.
Ahora, observo cualquier día
la imagen de ese hombre inalcanzable.
Parece un niño hermoso entre alhelíes,
despliega su sonrisa y no es por mí.

María González / Córdoba, España, 1986. Licenciada en Escenografía por la ESAD de Córdoba. Es autora de los libros El año en que murió Jean Genet (2010), El espejo (2015) El hambre (2020) y Cirugía de la muñeca (2022). Aparece en las antologías Terreno fértil (2010), Sais. Diecinueve poetas desde La Bella Varsovia (2010), A gustar convidan (2012), La vida por delante (2012) y Ni diosa, ni dulce ni serpiente (2020). Actualmente reside en Madrid.