En la lavandería del hospital donde trabajo
la ropa de los enfermos, la ropa
de los que o regresan de la úlcera
o se dejan amarillear por la muerte,
se amontona en bolsas a las siete de la mañana.
Dos lavadoras industriales
bastan para blanquear la ropa de las heces
y de la sangre que podría ser mi sangre, mi miseria
podría ser, algún día, un camisón
cubierto de vómito
de los que una vez lavados lucen como nuevos,
bendita sea mi vida, bendita mi salud
porque algún día, quizás, podría ser mi miseria
un camisón.
Un minuto de silencio
en la puerta principal del hospital.
Una compañera ha fallecido
víctima de la pandemia.
Han venido de la televisión
para grabar y emitir el dolor a mediodía,
cuando la gente esté comiendo,
tintineando las cucharas en los platos de sopa
como si tintinearan
en la cerámica de una urna funeraria.
Se ha ido joven.
Deja dos hijas y un marido
que ya nunca vendrá a recogerla con la moto.
Por la edad podría haberse tratado de mi madre.
Me alivia saber que no.
* Estos poemas pertenecen a Servicio de lavandería, libro ganador del XXXVI Premio de Poesía Hiperión.
Autor
Begoña M. Rueda
/ Jaén, España, 1992. Ha publicado los libros de poemas Princesa Leia (2016, II Premio de Poesía Joven Antonio Colinas), Siberia es un estado de ánimo (2017, I Premio Luis Cernuda de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla), Reencarnación (2019, Primer Premio de Poesía de la Universidad Complutense de Madrid), Error 404 (2020, XLVI Premio de Poesía Ciudad de Burgos), Todo lo que perdiste por meterte a monja (2020, VIII Certamen Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos) y Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa (2020, XVII Premio de Poesía Dionisia García de la Universidad de Murcia). Trabaja en la lavandería de un hospital del sur de España.