17 febrero, 2020

Poesía, música y covers: Pasatono y Noesis

de Kalu Tatyisavi | Ensayos

¿Los poemas se pueden musicalizar? ¿Las letras de las canciones pueden ser poemas? En la entrega anterior señalé que hay casos muy especiales de esa relación: la música y poesía de Silvio Rodríguez o de Ismael Serrano, por poner un par de ejemplos. Existen muchos cantantes que se atreven a musicalizar poemas, como Paco Ibáñez, o como hizo Pablo Milanés en su disco dedicado a José Martí.

Muchas veces se intenta hacer homenajes a alguna obra o autor: se reconocen influencias, se pretende saldar deudas. Así, se escribe “a partir de” o, a veces, se intenta retomar una tradición, utilizarla como punto de partida. Lo “anormal” es crear y proponer; se trata, más bien, de absorber lo existente, buscar lo distinto, fundar un estilo con base en la persistencia y el fracaso, contra el tiempo, a pesar del silencio, en medio de conflictos personales y sociales.

La originalidad es excepcional; lo malo es que esa chispa provoca repeticiones banales: covers que aspiran a la pura facilidad y la inmediatez de los aplausos. Por eso la trascendencia y la historia como base del análisis son fundamentales; así se puede hacer un juicio más real. No es que toda persona o todo grupo deba necesariamente persistir en lo que hace, sino que la obra debe pasar la prueba de la polisemia y atravesar la realidad poliédrica.

En el caso de la literatura o la música en las lenguas originarias en México, la crítica —necesaria para lo antes señalado— no existe. En todo caso, si hay cierta rareza, esta radica en la lengua aunque el hecho se deba a la condescendencia y al desconocimiento del otro, más que a una propuesta autoral.

Esta vez hablaré de dos grupos musicales que tienen que ver con mi lengua y cultura Ñuu Savi. Los grupos son Noesis y Pasatono. La información sobre ellos es asequible: “Noesis es un grupo musical originario de Huajuapan de León, Oaxaca. En su estilo musical fusionan los sonidos de diferentes culturas del estado de Oaxaca. Conformado por cuatro hermanos de origen oaxaqueño dedicados a la difusión de la música tradicional mexicana con sonidos de carácter eléctrico, interpretan también piezas de música clásica de compositores como Beethoven y mezclan sonidos como blues, metal, rock, folk y chilena”.

A primera instancia la descripción es demasiado pretenciosa. Por un lado, Noesis explora el mundo musical, los estilos, las confluencias e influencias, ser ellos mismos desde su espacio y pensamiento. Por otro, sería raro que lo hicieran desde la lengua, pues implica un trabajo más amplio y arduo. Así, por la fuerza del rock y los metales resultan obvias sus influencias, pero el metal debe transgredir, rebasar esa línea popular, romper la tradición. Veamos algunos de sus temas y resignificaciones metaleras: «La Llorona», «La Sandunga», «El feo»… Música de Guelaguetza.

Noesis habla de explorar las raíces de Oaxaca; me imagino que se refieren a raíces de hace aproximadamente 6,000 años, porque lo que he mencionado es la llamada «tradición» y casi toda ella es católica, es decir, colonial. Ellos se autodenominan «Noesis-Ñuu Savi», pero para ser Ñuu Savi hay que hablar, reflexionar, criticar y proponer desde la lengua. Irremediablemente, la difusa identidad atraviesa, desanda y padece desde allí. Es obvia la condición colonial y trágica de la lengua, así como la situación subcultural —por eso, la necesidad de crear.

Con relación a Pasatono, esta agrupación celebra ya sus veinte años de existencia, pero ahora, “tras diez años de trabajo y la invitación de nuevos integrantes, decidieron conformar Pasatono Orquesta Mexicana (POM), inspirada en la ‘Orquesta Mexicana’ del compositor Carlos Chávez y su idea de conjuntar un retrato nacional a partir de la música escrita por el propio Chávez o Blas Galindo, quienes compusieron específicamente para instrumentos tradicionales pero, también, ejecutando composiciones propias de POM a través de instrumentos yaquis, mayas, zapotecos, chiapanecos, de mariachi y son jarocho, como violines, contrabajo, clarinete, trompetas, percusiones y ‘bajo quinto’”.

Quizá les faltó agregar instrumentos mixtecos, pues la mayoría lo confunde con Ñuu Savi —basta decir que el término «mixteco» es náhuatl, y «Ñuu Savi», la autodenominación—. Para discernir estas cuestiones no hace falta asistir a ninguna academia ni pertenecer a la burocracia: se debe estar y pensar desde otra parte, desde el no lugar, desde la construcción.

Retomo algo señalado líneas arriba: cover significa cubierta, es la pieza de un autor interpretada por otro. Sin duda, la música de Noesis y Pasatono es interesante; no así la letra, que es común, cotidiana y, cuando mucho, arranca una lágrima fácil. No “viven”, pues, desde el desamparo y la mudez, sino que repiten.

La tradición y la costumbre son estancamiento, por más que los aduladores digan que cada vez que se repite hay una nueva creación. ¿Cuándo se comprenderá que toda obra merece tiempo? La realidad es única, camina de otra manera. No se trata de hacer más copias o versiones, sino de dar pequeños saltos inciertos.

Así anda el mundo de las lenguas originarias. Mientras más “poetas” hay, también parece haber más pobreza lingüística, menores revitalización, crítica, ensayo, experimento, juego y riesgo. Todo es show. (Pongo por caso la exposición que se llevó a cabo en el Palacio Nacional el año pasado: Mixtecos Ñuu Dzahui, señores de la lluvia. Nada se mencionó allí sobre la enorme problemática de marginación social existente: sólo el paradigma de una historia oficial. Nada de crítica; sólo la visión holandesa o gringa de la historia, la cual es retomada al pie de la letra por investigadores y alumnos actuales. A este ritmo, pensaremos que la canción y el jarabe mixtectos son himnos de una nación que emigra porque es feliz y puede resistir cualquier tragedia.)

Pasatono presume estar compuesto de investigadores, pero no han pasado más allá de la muestra. Ningún arte puede limitarse a mostrar: debe romper; de otra manera, estará aceptando pasivamente la realidad. Quizá Pasatono se aburrió o ya no encontró elementos de creación en el mixteco (como le llaman ellos). Y coincido: yo ya no encuentro nada que se acerque a la poesía en lenguas originarias en México. Basta apreciar la siguiente letra para entender su concepto de «tradición»:

Cuando nací para estar en mi pueblo

Cuando nací para estar en mi pueblo
cuando nací para estar en mi casa
cuando nací para estar en mi pueblo
cuando nací para estar en mi casa
de todas maneras en otro pueblo he de ir
de todas maneras en otra casa he de ir.

Con tristeza lloro cuando llego a otro pueblo
con tristeza lloro cuando llego a otra casa
con tristeza lloro cuando llego a otro pueblo
con tristeza lloro cuando llego a otra casa
de todas maneras de otro pueblo me he de adueñar
de todas maneras de otra casa me he de adueñar.

Con tristeza lloro cuando llego a otro pueblo
con tristeza lloro cuando llego a otra casa
con tristeza lloro cuando llego a otro pueblo
con tristeza lloro cuando llego a otra casa
de todas maneras de otro pueblo me he de adueñar
de todas maneras de otra casa me he de adueñar.

A poco naciste para estar en tu pueblo
a poco naciste para estar en tu casa
a poco naciste para estar en tu pueblo
a poco naciste para estar en tu casa
de todas maneras de otro pueblo te has de adueñar
de todas maneras de otra casa te has de adueñar.

Con tristeza lloro cuando llego adonde estás
con tristeza canté cuando te hablé
con tristeza lloro cuando llego adonde estás
con tristeza canté cuando te hablé
de todas maneras de otro pueblo te he de encontrar
de todas maneras de otra casa te he de encontrar.

Ama kaku-i kundu’i ñuu yu

Ama kaku-i kundu’i ñuu yu
ama kaku-i kundu’i ve’e yu
ama kaku-i kundu’i ñuu yu
ama kaku-i kundu’i ve’e yu
xa saá inka ñuu ndasa ñuu yu
xa saá inka ve’e ndasa ve’e yu.

Nda’vi xaku-i kíta-i ñuu na
nda’vi xita-i kita- ve’e na
nda’vi xaku-i kíta-i ñuu na
nda’vi xita-i kita- ve’e na
xa saá inka ñuu ndasa ñuu yu
xa saá inka ve’e ndasa ve’e yu.

Nda’vi xaku-i kíta-i ñuu na
nda’vi xita-i kita- ve’e na
nda’vi xaku-i kíta-i ñuu na
nda’vi xita-i kita- ve’e na
xa saá inka ñuu ndasa ñuu yu
xa saá inka ve’e ndasa ve’e yu.

Ama kakun kundu’un ñuu kun
ama kakun kundu’un ve’e kun
ama kakun kundu’un ñuu kun
ama kakun kundu’un ve’e kun
xa saá inka ñuu ndasa ñuu kun
xa saá inka ve’e ndasa ve’e kun.
Nda’vi xaku-i kíta-i un ndu’u kun

Nda’vi xita-i nita- xi’i kun
nda’vi xaku-i kíta-i nu ndu’u kun
nda’vi xita-i nita- xi’i kun
xa saá inka ñuu ndakita-i xi’i kun
xa saá inka ve’e ndakita-i xi’i kun.


Kalu Tatyisavi / Ñuu Savi [Tlaxiaco, Oaxaca], 1960. Estudió filosofía, sociología y letras. Ha publicado diez libros de dramaturgia, cuento, novela, poesía, ensayo, guion cinematográfico y una Antología de literatura de Nuestra América. Asimismo, ha publicado aforismos, reseñas, prólogos y crítica literaria en diversas revistas, páginas electrónicas y periódicos. Es profesor de Sociología, Literatura y de su lengua, Tu’un Savi. En los años 2000 y 2012 obtuvo el Premio Nacional Nezahualcóyotl en Lenguas Mexicanas. En 2019 obtuvo el Premio Bellas Artes de Literatura en Lenguas Indígenas.