La curiosidad no siempre mata al gato: a veces, aquella se transforma en las croquetas de este. Es el caso, por ejemplo, de la arqueología hemerográfica. Los hallazgos que esta actividad nos ofrece son incalculables. Si bien muchas veces se sopesa la importancia de las revistas, ya por haber sido el objeto más visible de algún movimiento estético o porque varios autores iconoclastas que pasaron por sus páginas la convirtieron en un aparato legitimador, las publicaciones periódicas —bienes culturales donde hay una colectividad autoral mucho más presente que en los libros— frecuentemente nos brindan textos más bien extraños dentro la obra particular de cada colaborador. Así como las revistas prometen algo de híper actualidad, también prometen un rápido olvido, que blinda a los textos contra el peso de la palabra definitiva que persigue a los libros.
En 2022 se cumplen sesenta años de la publicación, en La Nouvelle Revue Française (NRF), de “Les tiroirs de l’hiver” de Alejandra Pizarnik. Estos textos fueron escritos originalmente en francés y publicados en mayo de 1962.
Encontré estos fragmentos en el libro L’Amérique latine et ‘La Nouvelle Revue Française’. 1920-2000. Un tour du monde latino-américain en quatre-vingt ans [América Latina y ‘La Nouvelle Revue Française’. 1920-2000. Una vuelta al mundo latinoamericano en ochenta años] (Gallimard, 2001). Los textos que aparecen en este volumen fueron compilados y presentados por Fernando Carvallo, con la colaboración de Nicole Aboulker, Anne Husson, Gustavo Guerrero, Michel Braudeau y François Vitrani, y un prefacio de Édouard Glissant.
“Les tiroirs de l’hiver” fue traducido en la edición actualizada que realizó Ana Becciu de los Diarios de Pizarnik (Lumen, 2013). Sin embargo, dichos fragmentos aparecen ahí esparcidos a lo largo de las entradas de los años 1960 y 1961; en algunos casos, incluso se combinan con otras entradas de diario. La misma Becciu lo aclara en su prólogo: “El hallazgo del ‘Journal de Châtenay-Malabry’, así como ‘Les tiroirs de l’hiver’, ha permitido completar la falta de entradas de los primeros meses de su llegada a París en 1960 y 1961”.
Si bien es cierto que evité en lo posible la traducción de Becciu, sí recurrí a ella para no dar un paso en falso, sobre todo en momentos donde la sintaxis empezó a parecerme enrarecida. (Recordemos que uno de los actos de magia favoritos de Pizarnik consiste, para el lector, en sentir la más grande orfandad: la que nos va despojando, poco a poco, del lenguaje; es decir, del significado y del sentido de vivir.)
Los cajones del invierno
Enero.
No sé cuándo empecé a buscar a esta persona. No sé quién es esta persona. No la conozco. Fue extraño el momento en que me puse a buscarla, la manera en la que me enganché. Soy dos ojos, me decía (me digo, me dije). Ya no soy yo, soy mis ojos. Que buscan. Entre las hojas muertas, entre los árboles punzantes, entre el sí y el no, el derecho y el revés, en un vaso de agua, en mi sed de siempre. Buscaba entre la multitud, lo cual no quiere decir que miraba todos los rostros. Actuaba por eliminación, sabía cuál era el color de su cabello, la forma de su cabeza; con un rápido vistazo, volaba por encima de la gente y advertía que aquello que buscaba no estaba ahí. Miré. Vi. Y no encontré a ese ser que me dirige desde el fondo de su caverna invisible.
Les Tiroirs de l’Hiver
Janvier.
Je ne sais pas quand j’ai commencé à chercher cette personne. Je ne sais pas qui est cette personne. Je ne la connais pas. Étrange le moment où je me suis mise à la chercher, la façon dont je m’y suis prise. Je suis deux yeux, me disais-je (me dis-je, me suis-je dit). Je ne suis plus moi, je suis mes yeux. Qu’ils cherchent. Parmi les feuilles mortes, entre les arbres tranchants, entre le oui et le non, l’envers et l’endroit, dans un verre d’eau, dans ma soif de toujours. Je cherchais parmi la foule, ce qui ne veut pas dire que je regardais tous les visages. Je procédais par élimination, je savais la couleur de ses cheveux, la forme de sa tête ; d’un regard rapide, je volais au-dessus des gens et constatais que ce que je cherchais n’y était pas. J’ai regardé. J’ai vu. Et je n’ai pas trouvé cet être qui me dirige du fond de sa caverne invisible.
Noche crucial. Noche en su propia noche. Mi noche. Mi importancia. Yo misma. La asfixiada ama la ausencia del aire. Recuerdos de una náufraga. Sueños de una náufraga. ¿Con qué puede soñar una náufraga sino con acariciar las arenas de la orilla?
Nuit cruciale. Nuit dans sa propre nuit. Ma nuit. Mon importance. Moi-même. L’asphyxiée aime l’absence de l’air. Souvenirs d’une naufragée. Rêves d’une naufragée. À quoi peut rêver une naufragée sinon qu’elle caresse les sables de la rive ?
Anoche bebí agua hasta las tres de la mañana. Estaba algo ebria y lloraba. Me pedía agua como si yo fuera mi propia madre. Me daba de beber con asco.
Hier soir j’ai bu de l’eau jusqu’à trois heures du matin. J’étais un peu ivre et je pleurais. Je me demandais de l’eau comme si j’avais été ma propre mère. Je me donnais à boire avec dégoût.
El bosque estaba oscuro, es por eso que las hojas suspendidas de las ramas amenazaban con negro y no con verde. “Todo es mentira, pensaba, hasta lo que me decían del color de las hojas”. Tenía tanto miedo que ya no sabía si avanzaba o retrocedía.
Le bois était sombre, c’est pour cela que les feuilles suspendues aux branches menaçaient par noir et non par vert. « Tout est mensonge, pensais-je, même ce qu’on me disait de la couleur des feuilles ». J’avais si peur que je ne savais plus si j’avançais ou si je reculais.
Desperté padeciéndome como un cuerpo sin piel, una llaga entera.
Je me suis réveillée en m’éprouvant comme un corps sans peau, une plaie entière.
Tuve miedo al entrar a mi habitación; la luz ya estaba prendida pero mi mano se aferró al muro hasta que dije: “Ya está prendida”. Me quité el pantalón y me subí a una silla para ver qué parezco en calzones y suéter. Vi mi cuerpo adolescente. Luego me bajé y me acerqué al espejo. Dije: “Tengo miedo”. Repasé todos mis rasgos con la mirada pero pronto me aburrí de eso. Tenía hambre y ganas de romper algo. Fui hacia mi mesa y quise escribir un poema pero tuve miedo de aumentar el desorden de libros y papeles. Me mordía los labios y no sabía qué hacer con mis manos. Me aterraba verme caminando de un lado a otro, en calzones y suéter, a lo largo de la pequeña habitación en desorden, mis labios devorándose, mi memoria petrificada.
J’ai eu peur quand je suis entrée dans ma chambre ; la lumière était déjà allumée mais ma main s’est obstinée sur le mur jusqu’à ce que j’aie dit : « C’est déjà allumé. » J’ai enlevé mes pantalons et je suis montée sur une chaise pour voir à quoi je ressemble en slip et sweater. J’ai vu mon corps adolescent. Puis je suis redescendue et je me suis approchée de la glace. J’ai ti : « J’ai peur. » J’ai passée tous mes traits en revue mais cela m’a vite ennuyée. J’avais faim et envie de casser quelque chose. Je suis allée vers ma table et j’ai voulu écrire un poème mais j’ai eu peur d’augmenter le désordre des livres et des papiers. Je me mordais les lèvres et je ne savais que faire de mes mains. Cela m’effrayait de me voir faire les cent pas, en slip et en sweater, à travers la petite pièce en désordre, mes lèvres se dévorant, ma mémoire pétrifiée.
El terror de habitarme, de ser (qué extraño resulta) mi huésped, mi pasajera, mi lugar de exilio.
L’horreur de m’habiter, d’être (que c’est étrange) mon hôte, ma passagère, mon lieu d’exil.
Mi vida perdida por la literatura, a causa de la literatura; por volverme un personaje literario en la vida real dado que esta no existe: es literatura.
Ma vie perdue pour la littérature, à cause de la littérature. Pour faire de moi un personnage littéraire dans la vie réelle puisqu’elle n’existe pas : c’est de la littérature.
Anoche, me sentí tan lejos de G…, tan consciente de su irrealidad que decidí escribir un cuento sobre mi amor inexistente. Y esta mañana, me desperté con la dulzura de su rostro, frágil en mi recuerdo, esta mañana él es tan bello en mi memoria que no llego a entender su dureza, su sórdido comportamiento. Esta mañana lo “veo” tan gravemente atento, tan tierno que la esperanza renace, más perfecto que nunca. ¿Quién escribirá del amor? ¿Yo? Yo no. Yo amo.
Hier soir, je me suis sentie si loin de G…, si consciente de son irréalité que j’ai décidé d’écrire un conte sur mon amour inexistant. Et ce matin, je me réveille avec la douceur de son visage, fragile dans mon souvenir, ce matin il est si beau dans ma mémoire que je n’arrive pas à comprendre sa dureté, son comportement sordide. Ce matin je le « vois » si gravement attentif, si tendre que l’espoir renaît, plus parfait que jamais. Qui écrira sur l’amour ? Pas moi. Moi, j’aime.
La rápida, la brusca transformación de lo que me une a quienes me rodean en una tragedia, en un infierno, es algo tan viejo, tan inevitable, tan inalterablemente repetido, que ya no me sorprende, me da risa.
La rapide, la brusque transformation de tous mes rapports avec ceux qui m’entourent en une tragédie, en un enfer, est quelque chose de si vieux, de si inévitable, de si immuablement renouvelé, que je ne m’étonne plus, j’en ris.
Un monstruo me persigue. Huyo. Pero es él quien tiene miedo, es él quien corre tras de mí para pedirme ayuda.
Un monstre me poursuit. Je fuis. Mais c’est lui qui a peur, c’est lui que court après moi pour me demander de l’aide.
Jamás he pensado en mis circunstancias personales: familia, estudios, relaciones, amigos. Me limité a tolerarlas como testigos contrarios al clima de magia y ensueño de mi memoria.
Como si aceptarme con mis circunstancias personales implicara renunciar a algo fabuloso. El viejo problema. De todas formas, yo no existo.
Je n’ai jamais pensé à mes circonstances personnelles : famille, études, relations, amis. Je me suis bornée à les supporter comme des témoins contraire au climat de magie et de rêve de ma mémoire.
Comme si de m’accepter avec mes circonstances personnelles impliquait un renoncement à quelque chose de fabuleux. C’est le vieux problème. De toute façon, je n’existe pas.
El ser se duerme, cae en el deslumbramiento de sí mismo. Tengo una enfermedad del corazón. Usted es una enferma cardiaca, me dijeron. Al fin bautizaron mi vacío, mi silencio, mi gesto de idiota enamorada del aire.
Todo lo que hago y digo, es para afirmar una continuidad de mi ser, la existencia de un lenguaje y de un pensamiento personal. Pero habito el miedo, estoy suspendida en el silencio. Tengo el horrible remordimiento de no haber hecho nada por entenderlo. Obligación formulada por una voz lejana.
L’être s’endort, tombe dans l’éblouissement de lui-même. J’ai une maladie de cœur. Vous êtes cardiaque, m’a-t-on dit. On a enfin baptisé mon vide, mon silence, mon geste d’idiot amoureuse de l’air.
Tout ce que je fais et dis, c’est pour affirmer une continuité de mon être, l’existence d’un langage et d’une pensée personnelle. Mais j’habite la peur, je suis suspendue au silence. Remords horrible de n’avoir pas fait quelque chose pour le comprendre. Obligation formulée par une voix lointaine.
Soñé que cantaba. Cantaba como alguien que reencuentra su voz en la noche. Una vez despierta, canté durante horas delante del espejo. Para escuchar mi voz bailar, mi voz enrollada a mi alrededor como la cuerda de un ahorcado —hacía tanto tiempo que mi voz estaba presa en un nido de hilos rígidos, presa al fondo de mi garganta en una imposibilidad para comunicar—. Así que canté canciones.
Hubo pruebas de mi voz, algo así como los primeros pasos de aquella que decide bailar, la paralítica que renuncia a su inercia.
J’ai rêvé que je chantais. Je chantais comme quelqu’un qui retrouve sa voix dans la nuit. Une fois réveillée, j’ai chanté pendant des heures devant la glace. Pour entendre ma voix danser, ma voix enroulée autour de moi comme la corde d’un pendu —il y avait si longtemps que ma voix était prise dans un nid de fils rigides, prise ou fond de ma gorge dans une impossibilité de communiquer. J’ai donc chanté des chansons.
Il y eut comme des preuves de ma voix, comme les premiers pas de celle qui décide de danser, la paralytique qui renonce à son inertie.
Sentimiento de lo provisional. Escribo rápidamente y miro mi reloj de mano. Tengo miedo de no tener tiempo. ¿Cuántos días me quedan de vida? Leo aprisa, miro, todo resulta vertiginoso. Corro. ¿Hacia dónde? Alguien va a asesinarme.
Sentiment du provisoire. J’écris rapidement et je regarde ma montre. J’ai peur de n’avoir pas le temps. Combien de jours me reste-t-il à vivre ? Je lis à la hâte, je regarde, tout est vertigineux. Je cours. Vers où ? Il y a quelqu’un qui va m’assassiner.
Si pudiese tomar nota de mí todos los días, sería una forma de no perderme, una forma de sujetar el pasaje, porque es innegable que escapo, que no me escucho…
Si je pouvais tous les jours prendre note de moi, ce serait une façon de ne pas me perdre, une façon de me saisir au passage, car il est indéniable que je me fuis, que je ne m’écoute pas….
El misterio más grande de mi vida: ¿por qué no me suicido? En vano resulta argumentar mi pereza, mi miedo, mi trivialidad. Es, quizá por eso, que diario en la tarde siento como que se me está olvidando algo.
Le plus grand mystère de ma vie : pourquoi je ne me suicide pas ? Il est vain d’alléguer ma paresse, ma peur, ma futilité. C’est pour cela peut-être qu’il me semble chaque soir avoir oublié quelque chose.
Tengo miedo, mucho más miedo que antes. Antes, mi rostro infantil me justificaba. Ahora, seguido me tratan como adulta. Ya no soy la excepción por mi edad. Por ser más joven. Mi rostro infantil ya no está ahí para protegerme. Cuando voy a una reunión, me sirven la misma porción, el mismo gesto de indiferencia que a los demás. Ayer me di cuenta de eso. Conté anécdotas obscenas como siempre, dije cosas crueles, como siempre, pero nadie me sonrió con ternura, como antes, cuando asombraba con mi rostro infantil precoz y provocador.
Es más o menos como si estuviera bajo una rejilla, silenciosa, sucia, agotada, purgando mi pena.
Qué ganas de aplastarme contra un muro, de descuartizarme.
Ya bien entrada la mañana, los ojos se enceguecen de su color, se despojan de su luz, se abisman en su condición de sobrevivientes.
Habría preferido cantar blues en una cantinucha cualquiera llena de humo antes que pasar todas las noches de mi vida hurgando en el lenguaje, como una loca.
J’ai peur, bien plus peur qu’avant. Avant, mon visage d’enfant me justifiait. Maintenant, on me traite soudain en grande personne. Je ne fais plus exception à cause de mon âge. Il n’est déjà plus si jeune. Mon visage d’enfant n’est plus là pour me protéger. Je vais à une réunion et l’on me sert la même portion, le même geste d’indifférence qu’aux autres. Je m’en suis aperçue hier. J’ai raconté des histoires obscènes comme d’habitude, j’ai dit des choses cruelles, comme d’habitude, mais personne ne m’a souri avec tendresse, comme avant, lorsque j’étonnais avec mon visage d’enfant précoce et provocante.
C’est un peu comme si j’étais sous une grille d’égout, silencieuse, sale, épuisée, purgeant ma peine.
Envie de m’écraser contre un mur, de m’écarteler.
Dans le haut matin, les yeux s’aveuglent de leur couleur, se dépouillent de leur lumière, s’abîment dans leur condition de survivants.
J’aurais préféré chanter des blues dans une quelconque petite boîte pleine de fumée plutôt que de passer toutes les nuits de ma vie à fouiller dans le langage, comme une folle.

Autor
Alejandra Pizarnik
/ Avellaneda, Argentina, 1936 - Buenos Aires, Argentina, 1972. Es una de las poetas argentinas más célebres del siglo XX. Autora de, entre otros títulos de poesía, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de la locura y El infierno musical. Tradujo del francés a autores como Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Césaire e Yves Bonnefoy. Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde estudió en la Sorbona y colaboró para diversas revistas y editoriales. En 1969 le fue otorgada la beca Guggenheim y, en 1971, la Fullbright.