Versiones de Diego Bentivegna.
La sociabilidad del tejón
En el dialecto de Luino se distinguen dos variedades de tejón: el canino y el así llamado purscel, o tejón porcino —por disonante acumulación de grasa. El Levítico habla de él en contexto de prescripción: “Pero de los rumiantes o de aquellos que tienen las pezuñas partidas en dos, no comeréis: el camello, porque aunque rumia no tiene la pezuña partida, será impuro para vosotros; y también el tejón, porque rumia pero no tiene la pezuña partida”. De noche come miel y cereales, tiene un pelaje resistene, ideal para los pinceles de pintores y de barberos. Excaba quilométricos túneles subterráneos, apartando toneladas de tierra apisonada. Pezuñas y tejones retornan extrañamente en el Manual de zoología fantástica. El Leucrocota es una bestia mitológica con “patas de ciervo, cuello, cola y pecho de león, cabeza de tejón, pezuñas partidas, boca hasta las orejas y un hueso continuo en lugar de dientes. Habíta en Etiopía […] y es fama que remeda con dulzura la voz humana”. La sociabilidad del tejón es proverbial en la media estación, pero choca con la difusa pérdida de los valores. Cuando se encuentra una mujer núbil en el bosque, ahora feo y bajo, ulula y corre hasta que la muchacha le dedica versos de amor.
La socievolezza del tasso
Nel dialetto di Luino si differenziano due varietà di tasso: quello canino e il cosiddetto purscel, o tasso porcino — per discorde accumulazione del grasso. Il Levitico ne parla in contesto di prescrizione: «Ma tra i ruminanti o quelli dallo zoccolo diviso in due, non mangerete: il cammello, perché se anche rumina non ha lo zoccolo diviso, sarebbe impuro per voi; e neppure il tasso perché rumina ma non ha lo zoccolo diviso». Di notte mangia miele e cereali, ha una pelliccia resistente, ideale per i pennelli dei pittori o del barbiere. Scava chilometrici tunnel sotterranei spostando tonnellate di terra calcata. Zoccoli e tassi tornano incongruamente a incontrasi nel Libro degli esseri immaginari. Il Leucrocota è una bestia mitologica con «zampe da cervo, collo, coda e petto leonino, testa da tasso, zoccolo diviso, la bocca fino alle orecchie e un osso continuo al posto dei denti […] abita in Etiopia e ha fama di imitare con dolcezza la voce umana». La socievolezza del tasso è proverbiale nelle mezze stagioni, ma si scontra con la diffusa perdita dei valori. Quando incontra una donna nubile nel bosco, già brutto e basso, ulula e corre fino a che la ragazza non gli dedica versi d’amore.
El hombre-rana
De la infancia tiene recuerdos de rabos y palideces. Las branquias se reducen cuando se regeneran los brazos. Calamares irracionales agitan sus tentáculos en su cabeza: piensa que es el alcohol, no sabe que ha nacido renacuajo sin llegar a ser sapo. Por eso, en la oficina hincha el pecho, y salta de una temática a otra.
L’uomo-rana
Dell’infanzia ha ricordi di code e pallori. Le branchie regrediscono quando ricrescono le braccia. Calamari irragionevoli agitano i loro tentacoli nella sua testa: pensa che sia l’alcol, non sa che è nato girino senza diventare rospo. Per questo in ufficio gonfia il petto e salta da un argomento all’altro.
Osos
El oso blanco es el animal más querido por los niños de buena educación alpina. Mide un metro de alto y su peso llega a los ochocientos kilos. Persigue a los grandes peces polares. Además del Kodiak y del oso gigante de Alaska, del beigie y el cabeza de moro, existe el hombre-oso. No obstante su pesado andar de plantígrado y sus duras vestimentas, es ágil y, si es necesario, huye velozmente de las agresiones. La barba larga y los jeans entallados no lo ayudan durante el acoplamiento, aunque por cierto le permiten atraer a otros ejemplares. No obstante su aspecto agresivo, se deja acariciar fácilmente. Aun siendo un solitario, cuando llega el invierno se vuelve inquieto, pierde el apetito y se mete en busca de una discoteca. Como repiten en las comisarias, es goloso de miel. Apenas se da cuenta de que empiezan a escasear los muchachos, no duda en emprender largas migraciones.
Orsi
L’orso bianco è l’animale più amato dai bambini di buona educazione alpina. L’altezza al garrese è di un metro e il peso raggiunge gli ottocento chili. Insegue i grandi pesci polari. Oltre al Kodiak e all’orso gigante dell’Alaska, dal beige al testa di moro, c’è l’uomo-orso. Nonostante la pesante andatura da plantigrado e i vestiti da duro, è agile e, se necessario, scappa velocemente alle aggressioni. La barba lunga e i jeans attillati non lo aiutano durante l’accoppiamento, ma certo attraggono altri esemplari. Nonostante l’aspetto truce si fa accarezzare facilmente. Pur essendo un solitario, con il sopraggiungere dell’inverno diventa inquieto, perde l’appetito e si mette alla ricerca di una discoteca. Come ripetono le questure, è goloso di miele. Appena si accorge che cominciano a scarseggiare i ragazzi, non esita a intraprendere lunghe migrazioni.
La cólera de los armiños
El armiño se parece a la comadreja, y por lo tanto a un vaso de leche caliente o, según los ingleses, a los tobillos de una muchacha castaña. Detesta las zona agrícolas, pasa los días en el agurejo de un muro, mirando el panorama inmóvil de los ríos que pasan. Junto a las paredes, arquea el lomo mucho más que los gatos. Un campesino, al encontrarse con dos ejemplares, hirió a uno de ellos a pedradas, para ser atacado luego en la nuca por el otro. A su grito, muchos otros salieron de los arbustos, y por poco el tipo no se quedó seco. Su número varía de año en año. Los caracoles son responsables de este fenómeno: durante las estaciones lluviosas los armiños se alimentan de ellos, aunque a veces alojan un parásito letal: la analogía.
La collera degli ermellini
L’ermellino assomiglia alla donnola, e quindi a un bicchiere di latte bollito o, per gli inglesi, alle caviglie di una ragazza castana. Detesta le zone agricole, passa le giornate nel buco di un muro a guardare il panorama immobile dei fiumi che scorrono. Lungo le pareti arcua il dorso ben più dei gatti. Un contadino, incontrandone due esemplari, ne ferì uno a sassate, per poi venire attaccato alla nuca dall’altro. Al loro grido ne sbucarono molti altri dai cespugli, e per poco il tizio non ci rimase secco. Il loro numero varia di anno in anno e le lumache sono responsabili di questo fenomeno: durante le annate piovose gli ermellini se ne nutrono, anche se a volte queste ospitano un parassita letale, l’analogia.
La gacela carnívora
La familia de los antílopes se divide en una docena de especies, una de estas es la gacela, un bovino del desierto que expele tan solo excrementos secos. En las regiones septentrioanles, de agosto a octubre, se astilla los cuernos por amor. Si la encuentras de noche en un portal o en el entrepiso del metro, desconfía de su aspecto miedoso; en la ciudad, la antílope se vuelve carnívora.
La gazzella carnivora
La famiglia delle antilopi si divide in una dozzina di specie, una di queste è la gazzella, un bovino del deserto che espelle solo escrementi secchi. Nelle regioni settentrionali, da agosto a ottobre, si scheggia le corna per amore. Se la incontri di notte in un androne o sul mezzanino del metrò, diffida del suo aspetto impaurito, in città l’antilope diventa carnivora.
Aprender la lentitud del alce
El cuello cuadrado aguanta veinte kilos de cuernos. Las turberas intransitables, donde se hunden los abedules, son su institución. Corre velozmente pero no durante mucho tiempo —un límite que se debe al número reducido de glóbulos rojos. Escribe el poeta danés: “Son los ciegos. Quieren siempre todo para ellos. Cuando finalmente existe la posibilidad de ver un alce, bajan las cortinas”. A diferencia de los renos y de los crepusculares, no ama a los líquenes. En sustancia, tiene los mismos gustos que las cabras y los vanguardistas. No es paciente, encuentra siempre la manera de encabritarse, su poesía sobrevive como máximo tres semanas. Los suecos los amaestraban como bestias de tiro, luego una ley prohibió su empleo “porque resulta imposible la persecusión de los malhechores”.
Imparare la lentezza dall’alce
Il collo quadrato sorregge venti chili di corna. Le torbiere impraticabili, dove affondano le betulle, sono il suo istituto. Corre velocemente ma non è in grado di sostenere a lungo l’andatura — un limite dovuto al numero ridotto di globuli rossi. Scrive il poeta danese: «Sono i ciechi. Vogliono sempre avere tutto per loro. Quando finalmente c’è la possibilità di vedere un alce, tirano le tende». Al contrario della renna e dei crepuscolari, non ama i licheni. In sostanza, ha gli stessi gusti delle capre e degli avanguardisti. Non è paziente, trova sempre il modo di azzuffarsi, la sua poesia sopravvive al massimo tre settimane. Gli svedesi li ammaestravano al tiro, poi una legge ne proibì l’impiego «perché risulta impossibile l’inseguimento dei malfattori».
Autor
Alberto Pellegatta
/ Milán, Italia, 1978. Ha publicado Mattinata larga (LietoColle, 2002) y L´ombra della salute (Mondadori, 2011). Fue ganador de la primera edición del Premio Cetonaverde.