Sobre átomos y piel
Full set
El plano es lo pequeño.
Toma lo que quieras del todo
y dentro están envueltas las sobras
que me das los viernes. Lo admito
falté al respeto, todo está por fuera
para que nada sea tuyo, mi corazón
un ejemplo. Te doy la mano, la metes
en la juguera, dos de azúcar y luego
palabras, puntos, comas
espacio y fin.
Lo teníamos todo
Lo teníamos todo:
el fruto del árbol
y la vergüenza.
Luego de la mordida
el padre apuntó lejos y dijo Mira
mi dedo, pronto lo tendrás dentro.
Hoy, un árbol caído. No hay dientes
que mastiquen y el dedo se quebró.
¿Acaso no lo entiendes? ¿Por qué
no asumes la culpa
y remedias que las aves más bellas
del jardín tengan que hacer
sus nidos en el suelo?
Campo de frutillas
Todos somos artistas y productores
al mismo tiempo, en el cine: cáscara
y cuesco. Somos lo que creemos debemos ser.
Por mucho tiempo fui una silla diseñada para
incomodar visitas, o los bostezos que demuestran
falta de sueños. Pero me quedo con la idea
una mano lava a la otra, pues quien ensucia todo
es tu boca. Al salir dejaste la ventana abierta
y entró el resto para ver crecer
frutos rojos sobre mi espalda. Fue
tu mejor escena, frutillas saltando por darme
un abrazo. Corten dijiste y el corte se hizo.
Søren
Me miro en el reflejo
de tu frente sebácea
y reconozco las grapas
modernas que unen aristas
del rol auto impuesto.
La idea diciendo separa y corre
no es opuesta al detente
extirpa guirnaldas de tampones
con genomas diferentes. El color
emotivo, arquetipo símbolo de Antígona
me veo en el pecho y cuestiono
los bloques acoplados al resto: me siento
solo en el frío. Vacío trago ojos
que vulneran pétalos
sobre el suelo del prostíbulo.
Amigo come pelo, reniega
en el calor. Tuesta tus pestañas
al mirar el brillo ofuscante
de nuestro compromiso.
Posterior a Jack el Destripador
Estoy en la universidad y ya hablo
fluido el coreano. Frente a mí
una mujer de mediana edad
limpia la fotografía de su líder
usando un paño, sus ojos brillan
cual bengalas para naufragio
en tormenta de ranas venenosas.
Él fundó el mundo, me dice
bajo convencimiento platino.
La miro extrañado, jurando ver
a un niño de siete años
fundar su cártel colombiano. Hago
esfuerzo por explicarle que nació
muchos años después de Jack
el Destripador. Me mira
de forma bastante particular
con semblante triste, entre raro
y amputación de brazo
por accidente. Se acerca
calmada me responde:
En otra vida.
Autor
Matías José Morales
/ Talca, Chile, 1988. Licenciado en Ciencias Sociales y psicólogo comunitario. Sus poemas han sido publicados en revistas especializadas de diversos países. Es autor del libro Polución nocturna (BAP, 2021).