mayo 2023 / Inéditos

Cansado de ver fotos geniales

 
El día de los perros

Maniobrando estábamos atrás de los paraísos
cuando escuchamos los primeros ladridos,
un perro venía corriendo y atrás dos más,
los ladridos se multiplicaron sin pausa
cantidades de perros empezaban a pasar
corriendo sin prestarnos atención
una presa más lejana perseguían,
nos atravesaban, nos subimos
al acopladito para protegernos,
desde arriba se vio el campo cubierto
de esta invasión, hasta el horizonte,
corriendo en tropel, ladrando con frenesí,
flotábamos en un mar de perros,
ensordecían el aire, había que gritar para hablar,
algunos caían arriba
descuartizados y muertos,
los teníamos que tirar fuera
porque nos invadían los pedazos
explotados y chocados contra el acopladito,
de a poco empezaron a menguar
hasta que sólo se vio algún perro
medio desorientado atravesar el arenal…
 
 
 
La casa de mami

Una casa blanca
soleada y amplia
con grandes ventanales
en los cuatro costados
que dan a un jardín propio.
A pleno entra el sol
y las brisas la atraviesan.
Ventanales grandes
con cortinas blancas y suave
que al menor suspiro inflan
las velas y la casa vuela.

Una casa blanca, amplia y soleada
con ventanas en los cuatro costados
que dan a un jardín propio.
A pleno entra el sol y las brisas la cruzan.
Ventanales grandes
con cortinas blancas y suaves
que al menor suspiro
inflan las velas y la casa vuela.

Una casa blanca.
 
 
 
Spray

Tenemos muchas palabras
para designar a la lluvia,
en español y en rioplatense,
pero hay una muy fina,
que casi no cae y se mantiene
suspendida en el aire,
es una especie de spray, a esa
nunca pude encontrarle palabra.

El spray denso de esta mañana
borronea todos los objetos
que tratan de avisar
que hoy es domingo.
De manera que nos hallamos
ante un ningún día.

Afuera los de la calle deambulan
buscando un toldo para pasar la tarde.
Acá adentro tengo de todo y en orden,
y sin embargo busco un error, una falla,
algo para hacer entre medio de los mates.
 
 
 
Abuelo, tripas y collares

Cansado de ver fotos geniales
en todas las pantallas, cierro los ojos:
veo al abuelo caminando despacio
por el caminito de ladrillos musgosos
hacia el baño de afuera, lo sigo, mete
un alambre doblado en una punta
en el pozo del inodoro, saca
unas tripas largas de pollo
y las guarda adentro de una bolsa,
repite la operación varias veces
diciendo, todas estas vísceras
son para mí. Casi llena la bolsa cuando
de repente, saca un collar de piedras
preciosas, y con una parsimonia
más de gestos que de palabras
me dice, estos collares son para vos
para que los aproveches cuando seas grande.
 
 
 
El endecasílabo más corto del mundo

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Soneto mudo

(                                )
[                                ]
[                                ]
(                                )
[                                ]
(                                )
(                                )
[                                ]
{                                }
–                                –
{                                }
–                                –
{                                }
–                                –

 
Superación de la soledad

Mi perro estaba encerrado en casa.
Los vecinos de enfrente también tenían uno
encerrado en su casa.
Los dos perros se ladraban a través de dos puertas.
Se podían escuchar, y a veces se encontraban en el pasillo.
Eran perro y perra pero no se aparearon.
Todos sabemos que a los perros les gusta revolcarse juntos,
pero estos dos no eran amigos,
se podría decir que la hostilidad era
más fuerte que la amistad,
mucho mejor para superar la soledad.
Esto terminó cuando el perro de ellos se murió,
pero mi perro igual le seguía ladrando,
un enemigo imaginario es mejor que uno real
para superar la soledad.
 
 
 
Este paisaje

Vivimos demasiado alto,
a veces veo águilas planeando afuera.
Paralelo al edificio, en un momento muy cerca
un ojo de águila penetró en la habitación
y las luces del techo se encendieron de repente.
La ubicación del edificio no cambia.
Es el águila que gira, dando vueltas
confirma algo con el otro ojo.
Por la tarde, a la luz del día
el niño gatea despreocupado por el suelo.
El águila se esconde en el cielo oscuro y profundo
como la sombra de una nube.
No es por el águila
pero la noche puede caer en cualquier momento,
será mejor que cierre la ventana.
 
 
 
Notas de la funeraria

Estuve ahí muchas veces
pero no puedo escribirlo bien,
hay una evasión en el corazón,
no es miedo ni tristeza
simplemente aburrimiento.
Todo se vuelve sin sentido.
Todo es mármol
pegado en la pared o colocado en el suelo.
Todo solemne y lamentable.
No hay nada en todo.
Todo lo que se ve no es en sí mismo.
Cuando bajaba las escaleras llorando
me crucé con una mujer llorando,
nos miramos entre lágrimas,
pareció algo muy afectuoso
pero no fue más que un malentendido.
Me dio un pañuelo – ¡eso fue demasiado!
En el pañuelo no había pañuelo
solo cenizas de la verdad.
 
 
* Poemas pertenecientes al libro Lupa de la inmersión (2023), publicado por Caleta Olivia. 

 


Autor

Daniel Durand

/ Concordia, Argentina, 1964. Poeta y editor. Forma parte de la así llamada “Generación del 90” en Argentina. Autor de los libros de poesía El Krech (1998), La maleza que le crece (1999), Vieja de agua (2000), El cielo de Boedo (2004), El Estado y él se amaron (poesía reunida, 2006) y Ruta de la inversión (2007).

mayo 2023