Lo que distingue de manera inmediata a la obra es que es un libro para iniciados y profanos. Lo segundo porque entramos poco a poco en el enigma Rimbaud; lo primero porque Jorge Esquinca ha logrado una escritura donde el hallazgo es hermano de la iluminación. En otras palabras, el autor se explica y nos explica las vidas y los caminos de Rimbaud.
Siglo XIX
Mi hermano Manuel
Todo poeta auténtico es para su lector un hermano. Yo ahora estoy viejo y sólo las palabras pueden consolarme. Por eso leo, o, mejor dicho, releo a los poetas; no me importa tanto saber de qué tiempo o de qué país han sido. Yo el tiempo y el día y el país ignoro. Me basta lo que han escrito, si es bueno, si me deja un poco de música en el oído o en el alma.
Rimbaud A/Z. Una entrada y una versión
Y desde entonces me bañé en el Poema del Mar, infundido de astros, lactescente, devorando el verde azul donde a veces flota y desciende un ahogado pensativo, pálido y radiante…
Alumbrar, y luego volver
Hablamos/
la una de la otra/
entre nosotras /
Aunque ninguna/
de las dos habló –/
+/
Estábamos demasiado/
absortas con/
las Carreras del Segundo/
Y las Pezuñas/
del Reloj
Somebody Else’s Poem
Somebody Else’s Poem es un conjunto de siete canciones creadas con pequeños poemas (o fragmentos de poemas) de autoras en lengua inglesa como Emily Dickinson, Audre Lorde, Robin Myers, Tanya Huntington, Adrienne Rich y Ratna Dakini. La idea era explorar esa convergencia entre la música y la poesía para, así, honrar los múltiples lenguajes que nos conforman.
Una casa más hermosa que la prosa. Breve antología de Emily Dickinson
Habito en la Posibilidad – /
una Casa más hermosa que la Prosa – /
más abundante en Ventanas – /
en Puertas – más copiosa – /
Como la maza de los héroes. Siete poemas del jeque Reza Talabani
Cuando la verga se despierta no pregunta,/
¿extraño o pariente? Su maza tunde por detrás/
y por delante. Tengo una verga gruesa,/
que se ha metido en angostos agujeros/
hasta herirse la cabeza. Magulló sus ijares/
hundida hasta el cuello en otra piel.
La “romántica” olvidada
¿Qué es lo que me preocupa y qué estoy esperando?/
En el pueblo, me aburro; me apena la ciudad./
Placeres de mi edad/
Jamás podrán salvarme de este paso del tiempo./
Antes, las amistades y encantos del estudio,/
Llenaban sin esfuerzo mi tan tranquilo ocio:/
¿Qué objeto entonces tienen mis deseos tan vagos?
Baudelaire, el albatros
Baudelaire, más que otros poetas, invalida toda pretensión de objetividad, invita más bien a referir la experiencia de leerlo. Y aun esa experiencia debería datarse, porque el Baudelaire que nos fascinó en la juventud tiene una faz diferente a los ojos del lector maduro o del lector que envejece, a punto tal que este último se asoma de nuevo a sus poemas y se pregunta, perplejo: pero ¿quién era entonces, quién es Baudelaire? Y sobre todo, ¿qué es?
Quien fuera, estrella, como tú, constante
Quien fuera, estrella, como tú, constante
–No colgar de la noche en brillo ausente
Con los ojos de par en par, pendiente
Como eremita insomne y vigilante
Del agua clerical en sus rutinas
De ablución pura por la orilla humana,
O ver caer la mascarilla vana