Versiones de Selma Ancira y Francisco Segovia
Poeta, escritor, traductor, ensayista y crítico literario, Mijalis Pierís (1952-2021) fue una figura fundamental de la cultura greco-chipriota.
Los nueve poemas que hoy presentamos, los tradujimos a raíz de nuestro viaje a Chipre en busca de Yorgos Seferis. El encuentro con Mijalis Pierís fue fundamental. No solo nos hospedó en la Universidad, sino que nos abrió las puertas de su biblioteca, nos confió la guía para que pudiéramos seguir poema a poema los pasos de Seferis en la isla, nos permitió acercarnos a los originales de los versos que buscábamos, nos descubrió obras espléndidas de la literatura chipriota y nos hizo sentir en casa.
La traducción de esos poemas es el pequeño homenaje que rendimos a un poeta mayor, poco conocido entre nosotros.
—Los traductores
Relato
Mi verdad el arte
las mentiras que devoran mi cuerpo
las escamas que caen rascadas
por un lápiz, lo que desechas es fuerza
y lo que conservas profundamente pelado
es relato seco, irrescatable
canto resecado en la garganta
muro de mampostería, lugar árido, blanco
sudario de mi tierra y negro
santoral.
Cuando el amor se vaya
Cuando el amor se vaya
me olvidarás tanto que casi
temo alegrarme de lo que nos pasa.
Cuando el amor se vaya el vacío será
un lugar que evocará un crimen.
Ciudad del sueño
Me desperté y estaba en el sueño. Los lugares parecían
conocidos aunque no los reconociera. En algún lado
los he visto antes, pensaba. He andado
en estos caminos. Recuerdo aquel
recodo, los árboles, el río. El puente
donde me detuve para que me fotografiaras.
Cómo es posible que vea ahora y no vea.
O tal vez no los haya visto en realidad. Tal vez
los soñé. Y ahora estas ciudades parecen
ser un paso. A aquello que creo haber visto.
El placer maduro
Cae la lluvia y soy un hombre maduro, gris
y cansado. Por mi cuerpo pasan
las edades. Cambian los lugares. Estoy
en una ciudad desconocida, rara, marcada. Cae la lluvia
y sigo siendo el de ayer. No he salido
al nuevo día. Y entonces dijiste.
“Este lugar es escabroso y es oscuro.
Incluso en sueños. Es como si yo
fuese una extraña en mi cuerpo. Como si estuviese
prisionera de mi vida. Me agita el viento
como entre los cipreses cuando andaba
el año pasado junto a ti
y te tenía y te perdí. En un instante
pasas de este lado al otro lado.”
La miraba y pensaba en el miedo
del amor, en la oscuridad salvaje
del deseo ya marchito. Me quedaré
siempre joven, decías, y sin embargo envejeces
y yo envejezco, encanece, se cae
el cabello, se hacen más profundas las arrugas.
Crujen las rodillas oxidadas, me matan
las coyuntas y el dolor de los riñones.
Pero tú con toda la ternura
de una pasión bendecida me ofreces a cambio
un placer maduro. Tendré que juntar
fuerzas, pues, tendré
que regresar y sin embargo tengo miedo
del regreso. Qué transporte elegir
para que no naufrague el cuerpo a la mitad
de ese camino. Tengo miedo
del regreso. De que me traicione el lugar.
Ciudad perro fiel
Solo la ciudad es de veras
perro fiel. La ciudad compañera
y la ciudad acompañante. Te perdona
toda traición, te recibe de nuevo
en sus brazos. Para que te libres
del cuerpo que deseas
y no tienes.
Café matutino en Ledra
Tengo cuarenta y siete años y soy
feliz. Porque estoy sentado aquí
en un rincón privilegiado y dentro de este día
que no es ayer ni es mañana.
Estoy aquí, en este día que es
hoy, no fue ayer ni será mañana
y estoy en la ciudad en una calle peatonal, en esta
ciudad, aquí (la, digamos, dividida)
y estoy sentado y a través de la ventana veo la lluvia
a la gente que se mueve y la mesera
es bonita (y lo sabe)
y tiene la sonrisa fácil.
Soy de verdad tan, pero tan
(aunque solo sea por poco tiempo) feliz.
La palabra “teamo”
Al decir la palabra “teamo”
no solo digo esa palabra.
Por eso callo. Cómo decirte
esa palabra sin que
sea la palabra “teamo”. Cómo decirte
la palabra “teamo” sin que sea
como ésas que cada día
deshonran los rufianes.
Por eso callo.
Porque si digo la palabra “teamo”
digo que ya no soy yo
y tú ya no eres tú
y la gente alrededor
ya no es la misma.
Eso significa la palabra “teamo”.
Antes de que llegaras tuve un sueño
Antes de que llegaras tuve un sueño y en el sueño
un precipicio y de pronto el mar, el agua tibia
nos recibió densa, como un cristal
de leche antes de cuajarse, cristalina
qué mar es éste, susurraste
no es mar te dije es un viaje
al sueño, ¿no ves que todo ocurre
como si la tierra fuese nueva, como si cada cosa
fuese creada para este momento solo?
Y no preguntes qué ocurrirá mañana
porque despertarás del sueño
y otra vez estarás en el tiempo mortal
préndete a mí con fuerza, préndete
te susurré besando tu cuello
y entonces te volviste ave y volaste
y entonces volaste al cielo
hojas, alas y pelusa te volviste
palabras, palabritas, sílabas y lágrimas
de la nostalgia, muchas lágrimas
me mojaron mientras desaparecías…
Siempre habrá un poema
Siempre habrá un poema
para que lo mires, para que lo lidies.
Siempre estará delante de ti ese
sonido, para que te despiertes, para que te adormiles
de un modo nuevo a un ritmo
a un ritmo febril como
granizo y lluvia contra una pobre
choza con tejado de zinc
y que estés quieras o no
en el corazón de la tormenta.
Siempre habrá un poema
para que esté todo en el poema.
Lo presente, lo pasado, lo futuro,
lo ausente y lo encontrado.
Todo está presente en el poema.
Autor
Mijalis Pierís
/ Eftagonia, Chipre, 1952 - 2021. Poeta y filólogo. Fue profesor en la Universidad de Creta y, desde 1993, en la de Chipre. Su tarea investigadora se centra entre otras cosas en los cronógrafos medievales chipriotas, y en poetas modernos, como Kavafis —a quien debe su concepto de “ciudad”—, Seferis, Sinópulos y Mundís, dando lugar a numerosos y prestigiosos estudios. Gran viajero, entre 1991 y 2005 publica diversos poemarios, reunidos el presente año en un volumen antológico bajo el título Μεταμορφώσεις πολέων.