Versiones de Tedi López Mills.
Ensalada Oswald
¿Quién ganó? El imperio babilonio
y el mesero de las patillas.
El bigote la sacó en la sexta,
casa llena, puntas en curva;
se enderezó justo a tiempo para lanzar
la bola de tenedor a su base.
El pelo púbico escenificó su retorno cuando
apenas redescubrimos los Playboys ochenteros.
47% de los traductores profesionales concuerdan
en que la palabra mullet es intraducible
salvo al italiano. 83% de los italianos piensan
que el ejército de César pudo haber tomado Babilonia,
Augusto echándose uvas en la boca,
tendido al desnudo en los prados de los Jardines Colgantes.
Perdido en Roma, encuesto al punk
del piercing casero en la nariz:
–Che importa, l’impero è l’impero.
Oswald Salad
Who won? The Babylonian Empire
and the waiter with the sideburns.
The moustache pulled it out in the sixth,
sacks packed, handlebars curled,
unfurling in perfect time to send
the forkball home.
Pubic hairstaged its comeback when
we rediscovered ‘80s Playboys’ just enough.
47% of professional translators agree
that the word mullet is untranslatable,
except into Italian. 83% of Italians think
the Caesar’s army could have taken Babylon,
Augustus plopping grapes into his mouth,
sprawled nude across the Hanging Garden’s lawns.
Lost in Rome, I poll the punk
with the septum safety pin:
—Che importa, l’impero è l’impero.
Elegías de Los Ángeles
1.
La ciudad es un microondas al cincuenta por ciento de potencia.
Nada revienta con el calor pero los corredores rezuman perfume.
2.
Los traseros de los aparatos de aire acondicionado se posan en los marcos de las ventanas
como gárgolas gordas, robóticas, gotean sudor sobre el jazmín.
Dos borrachos duermen en el parque triangular,
sudan en sus abrigos viejos de hace diez temporadas.
Roncan por turnos,
vigilan sus carritos de súper repletos de latas del fin de semana.
3.
Un semirremolque sellado descansa a solas en
un borde de la carretera rumbo al oeste.
En su tráiler: cuarenta cadáveres, niños
arrugados como pálidas ciruelas pasa.
Una lástima dice el LA Times, imaginemos sus sueños:
éste, conserje, ésta, nana, aquel, cocinero.
Algún otro camión avanza velozmente hacia Los Ángeles mejor ventilado,
otros cadáveres enviarán pronto dinero a sus hogares.
4.
Los perales de flor escupen cloro.
El vendedor de paletas tañe sus campanas.
Autobuses se arrastran como babosas por Sunset,
y el verano zumba durante la mitad del año.
LA Elegies
1.
The city is a microwave at fifty-percent power.
Nothing pops with heat but joggers ooze perfume.
2.
The butt-ends of AC units perch on window frames
like fat, robotic gargoyles, drip sweat onto the jasmine.
Two drunks sleep in the triangle park,
sweat through coats ten seasons old.
They snore in shifts,
guard shopping carts rich with the weekend’s cans.
3.
A sealed semi sits abandoned on
a westbound highway shoulder.
In its trailer: forty corpses, children
puckered like pale prunes.
A pity says the LA Times, imagine their dreams:
this one janitor, this one nanny, this one cook.
Some other truck barrels toward LA with better ventilation,
some other corpses will soon send money home.
4.
The sperm trees spew chlorine.
The popsicle pusher chimes his bells.
Buses slink like slugs down Sunset,
and summer drones on for half the year.
El pintor curioso
En el calor del anochecer en Mexicali
tus tablas tienen sed de gesso,
el acrílico se seca en solo segundos,
y no hay Tramadol que baste para embotar al sol maligno.
A tus modelos las hallas enmarcadas en las puertas de los moteles,
avistas tacones y piernas en vestíbulos mugrosos,
adolescentes oaxaqueñas con hijos allá en su tierra,
cachanillas deportadas ahorrando para intentar de nuevo.
Dios ha de ser un pintor consumado, dijo Cervantes;
¿o habrá sido que el pintor consumado debe ser un dios?
Me pregunto: ¿pintarlas es lo que te da ese sentimiento de poder
o el modo en que te siguen hacia la cama donde las vas a pintar,
como si pudieran oler los dólares en tu cartera
o como si fuera amor?
Basado en “Muestra su ingenio el que es pintor curioso…”
The Curious Painter
In Mexicali’s evening heat
your boards thirst for gesso,
acrylics dry in seconds,
and no amount of Tramadol will dull the wicked sun.
You find your models framed in motel doorways,
eye heels and legs in dingy lobbies,
Oaxacan teens with kids back home,
deported Cachanillas saving up to try again.
God must be an accomplished painter, Cervantes said
—or was it that the accomplished painter must be a god?
I wonder, is it painting them that makes you feel that power,
or the way they follow you back toward the bed where you’ll paint them,
like they can smell the dollars in your wallet,
or like it’s love?
After ‘Muestra su ingenio el que es pintor curioso…’
Autor
David Shook
/ Poeta, traductor y cineasta, creció en la Ciudad de México. Estudió en la Universidad de Oklahoma y la Universidad de Oxford. Es autor de Our Obsidian Tongues (2013) y ha traducido, entre otros, a Mario Bellatin y Jorge Eduardo Eielson.