Ojo abierto de cierva pacífica
En el lugar donde el sol quema
la piel como una desmesurada caricia
conocí a la madre cierva
que clavó su mirada en la mía.
Ella bajaba al plantío contiguo
a comer brotes de alfalfa fresca con su cría
Siempre salía apedreada por el vecino iracundo
que la miraba como el peor enemigo
Yo salía de mi casita
de esas que se ven a la orilla de las carreteras
intentaba defenderla
a veces a los gritos
a veces con paciencia
y otras también con ira
Ella miraba aquellas escenas antes de emprender huida
Creo que me conocía
porque un día perdida
en uno de los senderos
que alejan a la comunidad del bosque
sentí angustia de no poder encontrar
el camio de regreso antes del anochecer
Anduve entre matorrales y arbustos
buscando las luces artificiales de las casitas
cuando escuché el resquebrajamiento de hojas
secas en el suelo cerquita de mí
Sentí miedo
y entre el ramaje vi unos ojos
(sus ojos de terciopelo negro)
Era ella, la cierva madre mirándome tranquila
y llevándose lentamente mi miedo detrás de su cría
Calathea
Naces vertical
envuelta sobre tu propio vientre
Abres tu cuerpo moteado
tus dos caras
tenue pincel rosado
o magenta enigma ensimismado
parece sangre
parece verde
parece blanco
Tu tacto tiene la suavidad
de lo transparente
Y a veces
si te miramos de golpe
parece que ríes o gritas
mientras permaneces erguida
seducida en la holografía
de la piel delgada que te habita
Datura
Florece la ceniza en mis labios como un ritual impuro
alucinógena mueca de bestia dormida en el sistema nervioso
que alimenta a la hierba fría
que cubre mis pies desnudos
Alarido i n t e n s o
Y mi carne se adhiere a las piedras formando un mismo silencio
Un tacto para una perla
y de los ojos
la semilla del lenguaje por abrirse
Datura:
la bóveda abrillantada de una tiniebla nueva
un rostro para un asombro
una cueva para el animal que me mira
dentada sonrisa hecha de xerófitas y suculentas
y la piel crecida
Datura stramonium:
ceremonia que abre la infancia en un espacio sin mancha
datura niña
mis manos toman tu fruto
estrella sagrada que palpita
y el alma tóxica melancolía
Datura innoxia:
una doble flor amarilla para mi cobardía
un enjambre de hiosciamina
yo te busco
datura
y doy a tu cuerpo
el calor que en mí habita
ofrezco mi boca abierta
como ofrenda a tu semilla
Que podamos mirar la piedra
Y encontrar en ella
La voz
El latido
La sangre en calma
Que podamos escuchar al río
Y sentir con él
El flujo del tiempo
Y su secreto de agua
Que aprendamos a merecer
La tierra que generosa
Sostiene la vida
A pesar de nuestra ignorancia
Sobre la vida que no nos cuentan de los árboles
I
Había un fuego blanco
desprendiéndose del aire
Tocaba los cuerpos ramificados de los árboles
hacía de ellos una intimidad inagotable
Aquello era la vida expandiéndose
sin tiempo en el verbo
Aquello era la luz
trazando mapas indescifrables
en la geografía ciega
de una memoria que insistía
en enraizarse
II
Dos cuerpos se tocan
sobre la altura callada del aire
III
El lenguaje es una vena de aire
un rasguño de luz
el follaje de los árboles
Los pájaros del pensamiento
I
Del vuelo de los pájaros
me queda en la voz
un temblor detenido
un bosque metafísico
un cuerpo fragmentándose
en la boca del aire
II
Te regalo
los pájaros vivos
de mi pensamiento
para que cuando
tú y yo seamos
un pálido recuerdo
cantes mi nombre
con ellos
Esos pájaros míos
vivirán en tu pecho
De día dormirán quietos
y por las noches
agitarán sus alas
haciéndote sentir
su vuelo

Autor
Nancy García Gallegos
/ Aguascalientes, 1983. Poeta, crítica de arte y literatura, tallerista y practicante de poesía sonora. Estudió la Maestría en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato y la Universidad de Buenos Aires (UBA). Parte de su obra poética ha sido publicada en las antologías Voces abiertas (2005), Contorno del fuego (2003) y Las avenidas del cielo (2017) y Aguascalientes. Una ciudad abierta con vocación de puerto (2021). Actualmente estudia el Doctorado en Literatura Hispanoamericana (BUAP) y coordinada talleres enfocados en el desarrollo de procesos creativos para la escritura.