junio 2020 / Inéditos

Eres el fin del siglo veinte

este es un poema de amor

este es un poema de amor en los casinos
los números su acomodo y las posibles
trampas creo que lo sé no son románticos
pero en poesía las orillas fangosas de los arroyos
se convierten en lechos mullidos para el amor

no son románticos los casinos creo que lo sé
pero los he recorrido todos en la ciudad
porque no cobran la entrada y en su oscura
iluminación en su bóveda de dinero ilegal
la bebida es gratuita la comida es muy
barata y te encuentro a ti creo que lo sé

tus ojos encienden la penumbra
tú llevas ahí lo claro de tu cielo
aunque luego en la noche más profunda
nos extraviemos y todo lo perdamos

 
cómo se llama

cómo se llama cómo se llama
el hecho de dejarme tú sin nombre
en el mar de los rostros cancelados

las cataratas se hacen olas
y se acomodan a las curvas
a sus vuelos y espacios sostenidos
frágiles pero existentes

mira la trayectoria de la sal
hay playa pista tren de aterrizaje
cómo se llama fuselaje
acuatizaje en el mar de las llegadas
y fundaciones en barrios de cangrejos

cómo se llama la sal de los inicios
nacen las olas en medio del aire de la muerte
pero deja de haberla porque este es tu principio

el agua
viento curva ola transparente

en las espirales del agua
los rostros ya sin nombre

cómo se llama cómo se llama
la existencia en el coral
vienen del aire estos colores

descubres aquí todos tus rojos

 
tu saliva es piedra

tu saliva es piedra
y tu palabra dicha
es cimiento
de una casa erguida
en medio de la nada

no hay memoria
pero las amapolas
brillan en la tierra
que pisaste hoy
hace mil años

brilla el horizonte
vas de un escalón
a otro
hasta llegar
a un punto neutro
sin regreso

la oscuridad
después
llegará la luz

lápida
en el cielo
ya la dices
y el peso
se acomoda
a la palabra
esta palabra
que tiene sol
y luna
y una estrella
enclaustrada

una palabra
es universo
míralo brillar
y contraerse
brillar y expandirse

crece
y esa luz desgarra
el cimiento
y a la vez
es simiente
de otra
profecía

mírala caer
a la palabra
de la boca

tu saliva es piedra
y es el cimiento
del poema

 
eres el fin

eres el fin
del siglo veinte

comienzas algo
cuando todo
está a punto 
de acabarse

vas a la sala oscura
y piensas que es real
ese bosque nevado de luz

tazas agua caliente
a las cinco en punto
el fin de la jornada
en el mundo que termina

te llega la fama
con la espuma
del chocolate

hubo hay un viento
barullo de abejorros
hubo hay un muro
en el que habitan

despegan pasean
en el llano hacia las montañas
buscan las flores
vuelan la paz
el rumor se extingue

mil novecientos diez
es un cubo de adobe
que brilla al sol

era es tu casa
un resplandor cerrado
hurtas el cuerpo
al interior

eres improcedente

abres la puerta
y ya no sales

cierras el corazón
cuando el amor se abre
con tu partida


Autor

Víctor Ortiz Partida

/ Veracruz, 1970. Radica en Guadalajara desde 1983. Es autor de siete libros de poesía: Escrúpulo del minutero (Secretaría de Cultura de Jalisco, 1994), La sal de los lucientes (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997), Contraventura (filodecaballos/CONACULTA-Fonca, 2003), Arrayán (Bonobos, 2009), Las bellas destrucciones (Mano Santa Editores, 2011), Cerdos tatuados (inédito) y Hacia días felices simples rastros (de próxima aparición en Mano Santa Editores). Obtuvo la beca de Jóvenes Creadores del Fonca en el periodo 1999-2000. Actualmente es coeditor de Luvina, revista literaria de la Universidad de Guadalajara.

junio 2020