ESTA NOCHE
parece insinuarme algo
miro al cielo
las nubes me arrebatan un pedazo
de luna y con ella su luz
es curioso
mi gata juega entre las plantas
casi no puedo distinguirla
por un instante
me sorprende la belleza
de lo que tiende a perderse
en la oscuridad
UN PÁJARO VOLÓ
hasta un techo alto de tejas azules
y se estrelló
su cuerpo todavía con vida
cayó al suelo
pude ver el momento justo
en que su corazón dejó de latir
fue extraño
no sentí pena
sólo curiosidad por la muerte
SE REFUGIAN
de la lluvia
en un local de comida rápida
se corta la luz
y detrás de los vidrios
se los puede ver sentados
fingiendo estar
varados en la ruta
imaginan la extinción de la humanidad
¿por qué nos miran como si fuéramos animales?
“porque estamos en una jaula”
la ciudad se apaga por unas horas
ellos se sientan a mirar la oscuridad
la lluvia los contiene en su respiración
y la vida no es más que eso
TODO LO QUE TENGO lo sirvo
sobre la mesa materna
mamá mira el plato
y me da un vaso de agua
de las formas del pasado
aprendí que el vacío es la constante
las partes se unen
por donde la ausencia de materia
deja su grieta
no podías vivir con eso
33 años dedicada al diálogo
con la naturaleza desde tu patio
y nunca comprendiste
que ni era el mismo pájaro
apenas si era el mismo árbol de la infancia
las aves del mar
¿no las escuchás migrar
más allá del oleaje?
¿tanto miedo le tenés al mar?
no sentís
cómo brota la lava de los volcanes
hacia el océano
la tierra necesita espacio
y sangrar sus ríos de fuego
la lava petrifica todo a su paso
¿no es ese acaso el espectáculo de la eternidad?
la vida es bella y negra
como una piedra
nacida de las entrañas de la tierra convulsionada
y vos ponés tu piedra
sobre la mesa materna
la tristeza honda
de haber nacido
como lava
llorás
porque no tenés idea
cómo hacer que las cosas
permanezcan
en la mesa
los cubiertos
el mantel las
moscas
zumbando
y tus entrañas
machucadas
negras
y duras
servidas
para que alguien más la vea
es tu mamá
la que recalienta la cena
te da de tomar otro vaso de agua
sos hija del desierto
lo sabe
ella te parió de la nada
perdés perspectiva
olvidás del vacío
de la oscuridad
del silencio
la obsidiana
que arrastra años de historia y antimateria
tu cuerpo esta ahí
servido
como piedra autorreferencial en el plato
ante tus ojos de niña
que los ojos de tu madre reflejan
qué querías ser
qué temías que sucediera
si fueras una jaula vacía
serías mejor que este cuerpo inerte
si tan sólo supieras
cómo hacer que tus partes
se queden con vos
y que tu interior
no sirva de adorno en esta mesa
si tan sólo pudieras hacer
que lo que es del alma
se quede con vos
adentro
ahuecando hacia adentro
y no rompiéndolo todo hacia afuera
tengo alma de lava
mamá la mesa está servida
mirame
voy a caerme
de este plato
y rodar
hacia el patio
voy a ser abono para
la raíz de nuestro árbol
o una hermosa ofrenda para esta tierra
te lo juro
mañana seré
naranjo en flor
lo juro mamá
voy a tener las hojas verdes
y apuntaré al cielo
con todas mis fuerzas
intentaré asestarle a alguna nube
para que sangre
su lluvia torrentosa
y vital
sobre nuestro desierto
seré verde
y sana
te lo juro mamá
mañana seré
un naranjo en flor
y le hablaré al mundo de amor
con mi sola presencia en el jardín
no necesitaré voz
tendré hongos y raíces
y una familia en los patios vecinos
estoy lista
mañana seré un naranjo
y le traeré a esta mesa
mis mejores frutos

Autor
Nadia Sol Caramella
/ Buenos Aires, Argentina, 1986. Poeta, editora, docente y gestora cultural. Ha publicado los libros de poemas La maleza del jardín (2021), Técnicas de supervivencia (2020, 2021 y 2022), Lo que el silencio puede darnos (2020), La orfandad de las flores (2020), Federación de cazadoras (2017), Tiempos de caza (2017) y Temporada de ciervos en el bosque (2015). Dirige desde hace 14 años Escrituras Indie, medio de difusión alternativo de arte y literatura, y edita en Difusión A/terna Ediciones, editorial de plaquettes de nueva literatura latinoamericana. En 2018 y 2021 ganó la beca de creación del Fondo Nacional de las Artes. Actualmente coordina talleres de escritura.