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Tomando en cuenta que es usted la soñante

de: Lolbé González Arceo

Pero decir casi gracioso es juzgar, así que prohibido. Prohibido también que una mano se entere de lo que dio la otra. Los chistes son, a fin de cuentas, la puesta en evidencia del absurdo y eso también es una forma de juzgar así que prohibido.

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Materia de celebración o contemplación

de: Marcelo Uribe

Hace años, en medio de una reunión, soltó la sentencia que atribuía a algún personaje oscuro: “La poesía se divide en dos: la romántica y la modernista. La romántica es la de amor, y la modernista, la que no se entiende”. Poco antes de su muerte le repetí la sentencia; le dio mucha risa y creyó que era mía. Lo desmentí. “Es tuya, Davo”. No se acordaba. David [Huerta] era un duende chocarrero. Él me había regalado esa frase y la había borrado ya de su memoria.

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que venga el chico y nos hable de perderlo todo

de: Antonio León

los adultos inventaron la infancia/ porque aman romper cosas delgadas/ o un grito desde el pozo de la impotencia/ que aterriza junto a camas pequeñas

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Sobre por qué las aves vuelan tan profundo a la montaña

de: Tomaž Šalamun

Hay algunos errores/ pronto no tendré nada que morder/ en tu cuello/ todas las olas del sur/ no van a ayudarte/ aunque hayas rezado/ aunque se lo hayas contado a cada una de las algas

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Por qué entro en las iglesias

de: Valeria Tentoni

Retiro la piedra —la había hundido en la noche con mi mano helada, la puse en la pequeña mesa del balcón para que reciba sus señales pero ahora la retiro, leí que no conviene, ni tampoco hacer celebraciones, ni actuar como si nada, ni poner a cargar el tarot…

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Una paradójica oscuridad

de: Antonio Salinas

Es cierto que en la poesía, como en otros géneros o disciplinas artísticas, el título no necesariamente refleja el contenido. En este caso sí están tejidos uno con otro como la red en las manos del pescador. El poeta bebió agua de mar para dejarnos restos de ese naufragio: afinidades, gratitudes, dolores, libros atesorados. La voz lírica es consciente de los personajes que desembocan en torno a ella: el padre, la madre, el hijo, los ahogados, los migrantes.

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Insectos, critters, voz baja

de: Germán Carrasco

Departamento del poeta Gustavo Barrera Calderón (Santiago, Chile, 1975). Uno de los más claros exponentes de aquella voz baja y templada, de la falta de énfasis, de la serenidad no escapista… Atributos todos que comparte con Miranda Casanova y una línea —no linaje, canon ni patota— de poetas opuestos a lo que se suele valorar en la poesía por estos lados del mundo: la queja estridente, el alarde que, creemos algunos, proviene de un catolicismo deformado, de años de explotación, de la orfandad constitutiva de Chile.

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Pedrerías para nadie

de: Blanca Luz Pulido

Amo los actos más simples/ por ejemplo, en la mañana,/ barrer,/ barrer la calle,/ el patio./ El ruido de las hojas/ me conecta con la tierra/ y con el tiempo/ (estas hojas son de ayer,/ y cuando las dejo varios días/ en ellas se forma un bosque).

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Pronto serás una mujercita y yo

de: Anaclara Muro

Clara no sabe qué decir/ pero algo esperan de ella/ palabras suaves/ elocuencia elegante/ un verso delicioso/ y sin embargo/ Clara no puede hablar/ algo se le atora en la garganta/ es un recuerdo/ en un lugar inexistente

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La mano abierta de un árbol de invierno

de: Ignacio Joaquín Oliden

En los suburbios de la muerte he visto/ un monte a cuyo borde a paso lento camino/ En esa frontera de sueño y fuego/ he recorrido la senda     La P,/ que no se ha borrado, que me han impreso/ a hierro caliente, me tiene aquí

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Se escucha la oración del precipicio

de: Araceli Mancilla Zayas

En la cornamenta del Ciervo es de noche./ La oscuridad, poco intensa, nos rodea:/ quizá salga la luna, quizá no./ Indecisa, como todo parece serlo ahora que el Ciervo trota/ lentamente pues quiere descansar./

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Donde el ayer pregunta: ¿Estás ahí?

de: Gabriel Paz

A falta de color quemar números / Para que arda o pregunte: ¿Eso es Dios?/ ¿Esa pantera?/ ¿Esa aceituna?/ ¿Esa pluma de cuervo?/ Todo pregunta Reverdy en su campo angosto./ También Pascal en su cono lacio./ Preguntas en círculos sobre el aura tiñosa./ Pregunta si el sol no se da cuenta.

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A la distancia (no) todo es distinto: Poemas para fomentar el turismo, de Mara Pastor

de: Francisco Casado

Siempre y cuando el trayecto lo permita, viajar leyendo se reafirma como un binomio recurrente: el texto en las manos y el paisaje en movimiento; se relee lo escrito sobre el viaje en los mensajes enviados y en las fotos que se suben a las redes sociales. Algo de ello termina en algún texto publicado que, diez años después, se reedita. Hay una doble vida en de la experiencia del viaje: mientras nosotros nos encontramos en otro lugar y tiempo, lo escrito recupera lo ocurrido.

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Tú el Narciso y yo la fuente

de: Marguerite Yourcenar

Claroscuro, sombra insidiosa/ donde mueven las estatuas sin ruido/ una voz melodiosa.

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Yo puedo ser una grúa, si tú quieres

de: Jacob Lassen

YO PUEDO ser una grúa, si tú quieres/ yo/ puedo/ alzarte

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Alta literatura y alto daño

de: María Ángeles Pérez López

Ocurrirá en este libro que las potencias del poema atraviesen todas las formas de la prosa o viceversa, no importaría el orden porque lo que sí es relevante es que la madre es infinito Aleph, es innombrable, es cegadora, es alfabeto propio de un lenguaje imposible que tiembla y aúlla, que arde.

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los términos exactos

de: Claudina Domingo

sabe que no debe parpadear a ninguna hora del día porque la muerte es un tejido que asedia todos los minutos. “no debes moverte o te deja secuelas la raquea”, te dicen los ojos como aguamarinas que te miran con firmeza. piensas que tras el vidrio la luz blanca ha fijado también los ojos en ti

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Los poemas que prefiguran el futuro. Una charla con Hernán Miranda Casanova

de: Germán Carrasco

Debo confesar que durante la Unidad Popular me preparé anímicamente para enfrentar una guerra civil e, incluso, el 11 de septiembre salí a la calle armado dispuesto a dar la vida, lo que se vio frustrado por el demoledor Golpe de Estado.

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Especies adulteradas

de: Maribel Portela

Maribel Portela tiene más de 42 exposiciones individuales, de las que destacan: Organico-Artificial en el Museo Universitario del Chopo, Origen albo en la Galería Drexel de Monterrey, Cúmulo en el Museo Nacional de San Carlos, La voluntad de la forma en el Centro México Madrid y Dialogues of Space Expanding Between México City and Beijing TJ China Project en el Jardín onírico Museo de la SHCP Antiguo Palacio del Arzobispado, entre muchas otras.

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Un cierto bienestar que viene de las ruinas

de: Federico Lardies

Del silencio de la tarde se desprende/ el canto de las cigarras/ se propaga por el aire/ como una onda expansiva / y de nuevo/ se apaga./ Hay cosas que se resquebrajan con el sol/ como las sillas que se olvidaron / de guardar hace cien veranos…

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Un gesto de habitar

de: Robin Myers

A menudo he escuchado que la traducción se define como un gesto de habitar: cuando traduces un texto, vives en él por un tiempo estudiando cómo funciona, construyendo algo propio con lo que has aprendido. Es un trabajo íntimo, metódico, pero profundamente relacional. Si te quedas en casa de alguien, es razonable asumir que éste te ha invitado a estar ahí. Cuando traduzco un texto que realmente amo, me siento nutrida por este sentimiento de invitación. Algo se conecta, se fija. Algo se abre y se queda abierto.

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Notas para leer Texto de Carla Faesler

de: Roberto Cruz Arzabal

La primera idea es decir que se trata de una obra de difícil clasificación. Pero esto es un lugar común; últimamente se dice con tanta frecuencia que una obra es inclasificable o híbrida, que esas palabras han perdido su sentido y su función. Si cualquier cosa es inclasificable, el problema no es la limitación de las clasificaciones sino nuestra capacidad para usarlas. Por ello debemos mejor explicar por qué la consideramos una obra así.

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El sonido ligero de la respiración

de: Niillas Holmberg

El primer libro saami dice / que algunas veces para un saami / el paisaje es tan encantador / que este no puede hacer otra cosa / sino reír / avanzo por el cerro de Ánnágurvárri/ siempre a oscuras / la oscuridad advierte / que nunca tuve un destino/ tan sólo una causa para la fuga

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por eso cuerpo, nido de dolores, aceleremos

de: Jorge Cano Febles

el cuerpo: instrumento, someto la luz/ miasmas de accesos, la zanja (te pregunto)/ todo lo que esconde el mar y no dice el reflejo/ y sin embargo un sombrero de pedradas no espanta el apetito/ ni las mezquinas ambiciones, las tristes ilusiones…

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La vida es escarbar y a cada cual su cielo

de: Fabio Morábito

Hay árboles que nacen para bosque/ y otros que son un bosque sin saberlo./ El árbol ignora el bosque/ y el bosque tal vez ignora el árbol,/ lo único que sabemos es la raíz que escarba/ y la rama que también escarba,/ una en su cielo de barro,/ la otra en su cielo de nube.

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Hay que cubrir de oro las heridas

de: Marcela Santos

En medio del bosque/ donde los ríos de madera / son círculos concéntricos/ y la confusión es calma/ veo hacia lo alto/ no encuentro rastro alguno/ de mi huella de carbono/ no hay sangre dentro de mí/ que no sea la mía

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De las vísceras

de: Guadalupe Galván

¿Qué hay detrás de la luz velada? ¿Para qué se escribe, para qué revelarse? Se usan el lenguaje, el cuerpo, las vísceras, la emoción que se piensa en cada verso. “Siempre nos asusta lo que más se nos parece”: finales contundentes en poemas ceñidos por elocuentes espacios.

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Las fuentes del espejismo

de: Alberto Paredes

La mañana se consume en fuego cobalto/ me tiendo extraviado/ a pasar el día con el lago/ olvidar los anhelos de mi piel/ volviéndome mirada sin zozobras/ la arena vibra en cristales azul metálico/ como una cota bajo la que palpitara/ el pecho del varón más esforzado/ o el de la virgen Juana de Arco

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No puedo posponer el amor para otro siglo

de: António Ramos Rosa

El tiempo duro/ con estas uñas de piedra/ este hálito pobre/ de órganos hambrientos/ estas cuatro paredes de alcohol y ceniza/ este río negro corriendo en las noches como una cloaca

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Lo que no se puede enterrar

de: Fanny Enrigue

Tantos días había preguntado/ hacia dónde va la sangre de los niños/ que mueren./ Quién acompaña en la subterránea morada/ a cada uno de ellos/ quién les dice: no tengas miedo y los acaricia./ Dónde está la sangre de las madres cuyos hijos matan./ ¿Se es todavía una madre/ cuando ellos han partido?

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Mamá, el campo [fragmento]

de: Iza Rangel

Mamá,/ otra vez no sales de la cama/ está tu cuerpo tirado al campo/ curvas y no hay nada ya que te haga salir/ nada que te haga bajar/ y es profunda/ la pendiente que te encierra/ y nosotros no alcanzamos

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Finalmente el tiempo rompió su jaula

de: Sarkawt Jabar

Quería/ sumergirme en los rayos del sol/ pero me ahogué en la oscuridad/ reavivo mis heridas y/ paso a menudo el cuchillo sobre ellas / si mis heridas sanan/ las reconstruiré / el sol tras las nubes/ es meramente el sol y/ la noche no puede ocultar el rostro de la luna/ estoy cansado como un sueño cansado/ que ya no quiere ser sueño/ el viento le teme al otoño por los árboles

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Día a día hablamos más en singular

de: Yannis Ritsos

Entre las espinas y las hojas rojas que cayeron/ encontramos una cabeza desnuda de burro —/ tal vez sea la cabeza del verano/ dejada así en las piedras mojadas/ y alrededor de ella unas pequeñas flores azules/ de las que no sabemos el nombre.

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Alegre bilis amarilla: márgenes y escombros de la hipermodernidad en Centroamérica

de: Ezequiel D’León Masís

La voz de Abarca es una voz que, hasta hace poco, se desplazaba en cierto subregistro frente a la tradición literaria nicaragüense. Con esta Alegre bilis amarilla, se demarca claramente como una voz insubordinada respecto a toda su generación etaria. La voz de Abarca es una voz que se desplazaba hasta hace poco en cierto subregistro frente a la tradición literaria nicaragüense.

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En el sótano del jamás

de: Jean Portante

Este grotesco mecánico del recuerdo/ es un viejo enterrador de alfabeto:/ quién dice que sería menos hábil/ o más indiscreto / o menos erguido/ que la escalera de la que desciende:/ humo del origen/ que viene con él temblando

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La esclava se puso a la hijita nacida en la espalda y se tiró al Paraíba

de: Oswald de Andrade

Armado con la fuerza de un vendaval, Oswald pugna por un arte primitivista en sintonía con el afán de ruptura de las vanguardias europeas, especialmente con el incendio generado por el futurismo, el surrealismo, el cubismo y el expresionismo; pero su intención, lejos de cualquier impronta colonial, es hacer de la cultura brasileña un material de exportación…

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pura tensión creciendo gran tensión

de: Mariela Dreyfus

Aprender el afecto como una enfermedad/ la violencia del padre y de la madre / la dinámica cotidiana demencial entonces/ no me dejes sola amor no voltees a mirar/ a los otros seré tu espejo en esta procesión/ seré tu lámpara y en silencio invocaré un/ conjuro para los días de mí sin ti

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Yo soy una mujer limpia y con plomo

de: Yaissa Jiménez

Reza, que llega la Pechua por la puerta./ Reza, que mandé a mis santos atizaos/ a que te jalen los pies en la noche,/ las cuerdas vocales al medio día/ y el tímpano más débil los días de lluvia ácida

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Una crónica de rupturas

de: Shadi Rohana

Me gustaría presentar el poemario de Eduardo Mosches (Buenos Aires, Argentina, 1944), Los tiempos mezquinos, a partir de las dedicatorias que aparecen al comienzo del libro. En la página 10, después del prólogo de Sandra Lorenzano, hay una lista de personas a las cuales el autor dedica su poemario. La lista, junto con los poemas, arrojan luz sobre la vida de Eduardo en mi país, Palestina —la que algunos llaman Israel—, cuando tuvo residencia en ella entre 1963 y 1969. Durante esta etapa hemos coincidido geográficamente y no en el tiempo, pues ocurrió dos décadas antes que yo naciera. La segunda vez que coincidimos ambos ha sido durante la vida de Eduardo en México, de larga data porque también inició antes de que yo viera la luz. Sin embargo, aquí en México hemos compartido el tiempo y el espacio desde que lo conocí hace nueve años.

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La luz se esconde detrás de un haz de polvo

de: Margarita León

Mujeres de grandes raíces / y semillas de tiempo, / la luna caminó con ellas envuelta en la brisa, / sus manos ataron a la noche con el sol, / el murmullo de su ser no calla / son retumbos que estallan el silencio.

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