13 marzo, 2023

La esclava se puso a la hijita nacida en la espalda y se tiró al Paraíba

de Oswald de Andrade | Rescates, Traducciones

 
Presentación y versiones de Rafael Toriz
 
 
Es en medio de ese aire de renovación y descubrimiento del modernismo brasileño que emergerá la figura más bien salvaje —comparándolo con Mário (1893-1945), quien era dueño de un talante teórico, sistemático e hiperreferencial— de Oswald de Andrade (1890-1954), no sólo poeta, dramaturgo, novelista y crítico cultural, sino también un mecenas decisivo para la creación de libros y obras de teatro señeras del modernismo. Polemista y combativo, a él se deben tanto el Manifesto da Poesia Pau-Brasil de 1924 como el mítico Manifesto Antropófago de 1928, uno de los textos más complejos y potentes de todas las vanguardias. Es en el primero en donde se leen, con vertiginoso ritmo telegráfico, consignas incendiarias como ésta: “el Carnaval de Río es el acontecimiento religioso de la raza. Pau-Brasil. Wagner sucumbe ante las escuelas de samba de Botafogo. Bárbaro y nuestro. La formación étnica rica. Riqueza vegetal. El mineral. La cocina. El vatapá, el oro y la danza”.

Armado con la fuerza de un vendaval, Oswald pugna por un arte primitivista en sintonía con el afán de ruptura de las vanguardias europeas, especialmente con el incendio generado por el futurismo, el surrealismo, el cubismo y el expresionismo; pero su intención, lejos de cualquier impronta colonial, es hacer de la cultura brasileña un material de exportación (a semejanza del famoso “Palo-Brasil”, tan decisivo, como tantas otras commodities, en la historia del país). Es a partir de ese incendio que surgirá la incalculable potencia del Manifiesto Antropófago, un instante que revolucionará el lugar de la cultura brasileña frente al mundo, por lo que conviene volver a Eduardo Viveiros de Castro:

La antropofagia fue la única contribución realmente anticolonialista que generamos […] Oswald lanzaba a los indios hacia el futuro y lo ecuménico; no era una teoría del nacionalismo, de retorno a las raíces, del indianismo. Era y es una teoría realmente revolucionaria […] No hizo trabajo de campo como Mário de Andrade pero tenía un fuego retórico superior: su inconsecuencia era visionaria. Tenía un punch incomparable. Si Mário fue el gran investigador de la diversidad, Oswald fue el gran teórico de la multiplicidad, una cosa muy diferente.1

Para calibrar el impacto de la poesía de Oswald, es preciso acudir a otro gigante, quien, en un ensayo extraordinario —como todos los suyos—, explica:

Si quisiéramos caracterizar de un modo signficativo la poesía de Oswald de Andrade en el panorama de nuestro Modernismo, diremos que esta poesía responde a una poética de la radicalidad. Es una poesía radical […] La radicalidad de la poesía oswaldiana se mide, por tanto, en el campo específico del lenguaje, en la medida en que esta poesía afecta, en su raíz, a aquella conciencia práctica, real, que es el lenguaje […]

Siendo el lenguaje, como la conciencia, un producto social, un producto del hombre como ser en relación, es bueno que situemos a la empresa oswaldiana en el cuadro de su tiempo… Evidentemente que el lenguaje literario funcionaba, en ese contexto, como una jerga de casta, un diploma de nobleza intelectual: entre la lengua escrita con prurito de filtración de los invitados a la fiesta literaria y la lengua hablada descuidadamente por el pueblo (especialmente en São Paulo, donde llegaban las corrientes migratorias con sus peculiares deformaciones orales), se abría un abismo aparentemente insuperable. La poesía “Pau-Brasil” de Oswald de Andrade representó, como es fácil imaginar, un giro de 180 grados.2

Las consideraciones de Haroldo son justas por exactas, puesto que al traducirlo al español es posible sentir la furia de un mundo nuevo en el instante mismo en que su expresión descoyunta los huesos y desgarra los músculos: Pau-Brasil es un parto luminoso que se disgrega sobre la tierra como una marejada de cocuyos kamikazes, recortados no sólo contra una ciudad, sino sobre un paisaje terrenal levantado sobre una naturaleza violenta, prehistórica, vastísima y, desde la visión del poeta, moderna, como la misma ciudad que engendra la extraña materia de los poemas. Pau-Brasil es un libro de belleza criminal semejante a una bestia mitológica balaceada a quemarropa y que deja entrever, tras el delito, las lenguas agazapadas que laten bajo el portugués brasileño: no sólo con las voces indígenas incorporadas a sangre y fuego propias de una historia colonial, sino también los ecos de dulces lenguas doloridas injertadas al calor de la hoguera por la madre negra: se trata de una lengua mestiza sólo en apariencia homogénea. Algo que vio con lucidez el filósofo checo Vilém Flusser, acaso el mayor intérprete extranjero que ha tenido aquella patria milagrosa:

Es cierto que las masas hablan un solo idioma (el portugués), y esto parece darles estructura. Pero el oído atento descubre que esta lengua no es una infraestructura (como en el caso de las sociedades europeas), sino que forma un techo que recoge la masa, como el esperanto o el koiné, bajo el cual palpitan innumerables lenguas que se reflejan en el propio portugués para poder penetrar la masa e integrarse en ella.3

A continuación, ofrecemos una selección de poemas de Pau-Brasil.

—Rafael Toriz

 
 
La transacción

El hacendado crio hijos
Esclavos esclavas
En terrenos de pitangas y jaboticabas
Pero un día cambió
El oro de la carne negra y musculosa
Las gabirobas y los cocoteros
Los ingenios y los bueyes
Por tierras imaginarias
Donde nacería la cosecha verde del café
 
 
 
Hacienda antigua

El carpintero Narciso
Que sabía hacer molinos y mesas
Y además de Casimiro el de la cocina
Que aprendió en Río
Y Ambrosio que atacó a Seu Jura con cuchillo
Y se mató
Luego de preñar a diecinueve negritas
 
 
 
Negro fugitivo

Jerónimo estaba en otra hacienda
Moliendo el molcajete en la cocina
Entraron
Lo apañaron
El molcajete cayó
Él tropezó
Y cayó
Se le fueron encima
 
 
 
El recluta

El novio de la moza
Se fue a la guerra
Y prometió que si moría
Volvería para escucharla tocar el piano
Pero se quedó para siempre en Paraguay
 
 
 
El caso

La mulatita murió
Y apareció
Gritando en el molino
Atizando el molcajete
 
 
 
El gramático

Los negros discutían
Si el caballo sespantó
Pero el que más sabía
Dijo que
Sespatarró
 
 
 
El asustado

El fantasma apagó la vela
Después en lo oscuro tiró la mano
Cerquita de él
Para ver si el corazón aún latía
 
 
 
Escena

La navaja voló
Y el negro comprado en la cárcel
Cayó de espaldas
Y se golpéo la cabeza contra la piedra
 
 
 
La capoeira

¿Estás al tiro soldado?
¿Qué transa?
¿Estás al tiro?
Piernas y cabezas en la banqueta.
 
 
 
Miedo de la señora

La esclava se puso a la hijita nacida
En la espalda
Y se tiró al Paraíba
Para la que la niña no fuera vejada
 
 
 
Levante

Dicen que había mucha gente ahorcada
Y las calaveras clavadas a los postes
De la hacienda desolada
Aúllaban de noche
En el viento del bosque
 
 
 
La roza

Los cien negros de la hacienda
comían frijoles y angú
Calabaza achicoria y flor de calabza
Pusieron todo en una rueda de carro
En los brazos
 
 
 
Azote

¡Llega! ¡Perdón!
Amarrados a la escalera
El látigo preparaba los cortes
Para la salmuera
 
 
 
Relicario

En el baile de la Corte
Fue el Conde de Yo quien dijo
A doña Bienvenida
Que la harina de Suruí
Licor de Parati
Humo de Baependi
Así es comer fumar y dormir
 
 
 
Señor feudal

Si Pedro Segundo
Anduviera por aquí
Con cuentos
Lo meto en el tambo
 
 
 
* Poemas pertenecientes a Resaca tropical (Atlas, 2022).
 
 


1 Citado por Gonzalo Aguilar en Por una ciencia del vestigio herrático (Ensayos sobre la antropofagia de Oswald de Andrade), Grumo, Buenos Aires, 2010.

2 Campos, Haroldo de; “Uma Poética da Radicalidade” en Oswald de Andrade. Obras completas VII. Poesías reunidas, Civilização Brasileira, Río de Janeiro, 1971. La traducción es mía.

3 Flusser, Vilém; Bodenlos. Uma Autobiografia Filosófica, Annablume, São Paulo, 2007.


Oswald de Andrade / São Paulo, Brasil, 1890 – 1954. Poeta, narrador, dramaturgo y periodista brasileño. Precursor de diversas vanguardias (y, en particular, la de la poesía concreta de su país) y figura emblemática de la literatura y del arte en América Latina durante el siglo XX. Autor del Manifesto da poesía Pau-Brasil (1924) y del legendario Manifiesto antropófago (1928), así como del libro de poesía Pau-Brasil (1924), entre otras muchas obras.


Rafael Toriz

/ Xalapa, Veracruz, 1983. Ensayista, narrador y traductor, radica en Buenos Aires desde 2007. Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Fonca. Su libro más reciente es la novela La distorsión (2019).