pura tensión creciendo gran tensión
| Inéditos
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Sonata rapsodia canto medir
su tesitura frente a la esquina
lluviosa el instrumento azul
en el pasaje estrecho que parece
una pista de baile una gimnasia
de a dos en la neblina con el tutú
rosa las castañuelas sordas bajo
el claro de luna una joya engastada
en mi frente
en tu frente ante los
ojos de un diminuto dios ese arcano
menor que a medias nos protege
fuego de nuestros fasos de las fosas
nasales de ese toro que aparece en
el sueño la piel negro chivillo el capote
brillante como la sangre que a diario
se vierte sobre el filo de los cristales
rotos o entre las sombras enlazadas
en la zona de combate bajo
el acantilado la cantiga
las ganas de estrellarse
de volar.
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Toco tu cuerpo en el toque de queda
la seda de mis labios te obsesiona
en la fronda del parque el vicio de las
calles kerosén el ardor del alcohol
bombas de borrachera
bombas de dinamita
nos hacen escapar atravesamos finas
capas de niebla llegamos hasta el mar a una
cálida orilla descalzos llenándonos de espuma
tú y yo tal vez
rozando el horizonte cuando tu cintura se
ajusta en la sombra a mi cintura
las lenguas coloradas igual a los cangrejos
a medianoche
la ciudad está en silencio sitiada por los tanques
las marquesinas rotas de los cinemas en el bar
la rocola dormida
pero tú y yo
de sobra conocemos las 400 gradas que nos traen
del malecón a la punta de la ola
lejos de la neurosis tus muslos
florecidos mis senos empapados
tras la puesta del sol huimos de la guerra me
tocas me sofocas yo me quedo.
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Pero en el cielo encapotado estival
alguna vez también brilló el sol amor
un sol grisáceo apenas taciturno asomando
el colmillo la punta del hocico por un hueco
su ojo sobre nuestras siluetas tendidas a la
orilla de la playa La Herradura tú y yo
amor el humo del tabaco entre los labios
también entre los dedos tu fino torso blanco
de vellos enrulados tu bigote la escobilla más
suave para el afecto y en efecto tú y yo
nos vamos leyendo la fortuna juntando nuestras
frentes una mirada el principio de la pasión
al centro del ombligo
una flor de agua
una flor de fango
cualquier imagen adquiere su forma y a través
de la brisa amor
la curva apenas insinuada por el filo turquesa
del bikini su blanco alegre sobre mi negra
piel la trusa celeste el sólido apretarse de
tus piernas entre las olas avanzamos
prensando la sal de nuestras lenguas podríamos
estarnos horas contando el vaivén
de tus costillas
de mis vértebras
esa dorada simetría de tu costado en mi costado
todo el azul del mar era el vaso de agua que bebía
de tu cuerpo tú de mi cuerpo amor la pax es esa
yerba de los caminos que fumamos de cara al mar
camino al mar y el poema que brota es pura
tensión creciendo gran tensión
y si en esa repetición nace la rima la abrazo
te entrego mi canción.
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Aprender el afecto como una enfermedad
la violencia del padre y de la madre
la dinámica cotidiana demencial entonces
no me dejes sola amor no voltees a mirar
a los otros seré tu espejo en esta procesión
seré tu lámpara y en silencio invocaré un
conjuro para los días de mí sin ti
porque no podremos seguir tan pasionales
cortándonos el cabello con la hoja de vidrio
la hoja de papel el recurso del opio y el opio
de saber que andamos demasiado ciegos
atados por la punta de los dedos la punta
de los labios el deseo nos confunde con
su fuego su cautelosa forma de fundirnos
en mi vuelo me alejo de tu vuelo amor vete
a la cima más alta salta suéltame ya.
47
Rasgué la ruta de regreso con mis
botines hasta dejarlos rotos luego
hice autostop y recorrí bosques y
desiertos y al fondo de un desvío
vi la llama mentida de los faros lánguido
el motor encendido bajo el capot y he
seguido millas enteras transitando por
otros cuerpos otras latitudes pero nunca
latió mi piel como en ese primer nudo
contigo al desnudo
y pensar que dimos tantas vueltas hasta
ser el primer hombre la primera mujer
entrelazados del talón a la punta del cabello
alguien nos junta en una melodía que a la vez
nos libera y así danzamos como el mar
como las olas antiguas siempre nuevas
con ese cosquilleo de los besos ocultos
en los pliegues que tú y yo sabemos
hay un libro abierto en mi regazo
y en tu frente un paisaje
un revoloteo de hormonas
de palomas roza tu entrepierna
en la frescura del baño matinal
con ese vaho tibio aún sin huella
entre las ondas subo y bajo acelero
y me detengo otra vez en el recodo
sinuoso de tu cintura tersa como
los yuyos y el arrullo de tu saliva
helada al roce y así seguimos nadando
en tumbos paralelos como el oleaje y
las curvas las dunas y el mar.
Mariela Dreyfus / Lima, Perú, 1960. Poeta. Reside en Nueva York desde 1989. Estudió en las universidades de San Marcos (Lima) y Columbia (Nueva York), donde obtuvo un Doctorado en Literaturas Latinoamericanas en 1996. Ha publicado los libros de poemas Memorias de Electra (1984), Placer fantasma (1993), Ónix (2001), Pez (2005), Morir es un arte (2010) y Cuaderno músico precedido de Morir es un arte (2015), todos incluidos en el tomo Gravedad. Poemas reunidos (2017). Su más reciente libro es Arúspice rascacielos. Poesía selecta (prólogo y selección de J. L. Rico, 2021). Ganó el Premio de Poesía de la Asociación Peruano-Japonesa en 1992 por Placer fantasma y en 2014 fue reconocida como Personalidad Meritoria de la Cultura, en el rubro Poesía, por el Ministerio de Cultura del Perú. Actualmente enseña poesía y traducción poética en la Maestría de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Nueva York (NYU).