Casa de madera
En la carcomida en la desvencijada tallado con suerte y deseo, sin cimientos honrarás tu nombre nombrarás destellos luz agua acercamiento calcinación de hueco húmedo es el fuego te advertirán al asombrarte en la estructura carcomida la polilla honrará tu casa, la estructura regalada al cobijo diseño perpetuación erigirás monumento erigirás y sin embargo no te será todo dado, habrás de “cortar la madera” “lijar la madera” “barnizar la madera”, tratarla con las manos “sopla sale brizna” centelleo dentro del ojo no se queja al posar la mano clavo contra clavo pulir sus bordes colocar tabla contra tabla tablón no conduce la electricidad pero sí el fuego, construirás casa ceniza en la boca cuando pronuncies “hogar” el nombre del ser amado un refugio que se sucede, manos vacías, una casa calcinada cabe en la palma de la mano
You don’t have to consume the space to exist,
distance, point-to-point, in which a beloved
ruin is middle ground, for example.
Mei-mei Berssenbrugge, “Permanent Home”
Perder una casa no por cataclismo o inundación, sino por enajenación de los materiales, por distancia entre las paredes, mal calculada, como posición entre el dedo y el rostro, como columna que sostiene la estructura.
Perder una casa por inanición, por plaga, polilla en las vigas. Perder una casa por ojos, por constancia. Perder una casa por ti, por ruptura, por balance.
Como fisura como arriendo como perdura
Perder una casa por temblor de tierra, por alejamiento entre las vigas, por falta de luz, por ceguera. Perder una casa por depravación y enfermedad, por soledad, por atmósfera, por humedad en las esquinas superiores de la sala; perder por vértigo, por maltrato, por abandono, por ocultación; perder por caída en el asfalto, por accidente, por lluvia continuada sobre las tejas, por ladrido de perro, por dejadez.
Una casa por necesidad, por pared contra pared, por ventana de aislamiento, por muebles de madera noble, por decoración y lujo. Una—
Una casa por demolición y herencia, por robo. Una casa por un plato de lentejas. Una casa por golpe de quijada de asno.
Perder una ruina por una ruina. Por el canto de una moneda. Por el filo de un diente perder
por consunción una casa un pedazo de tierra
Fue necesario reescribir el origen del tiempo para saber que el tiempo podía ser medido, así como fue necesario reescribir el lenguaje para saber que el lenguaje podía ser escrito pero no medido pero no pintado pero no dicho. Fue necesario para mí como no fue necesario para otra reescribir las partes del cuerpo que eran necesarias para la supervivencia de los caracoles y las plantas; pero pronto me di cuenta de que ninguna estaba ni era obligada por lo que se me hizo prescindible reescribir las partes del cuerpo que no eran necesarias para la supervivencia. Pues la supervivencia lo era todo en esta época de mi vida pues la supervivencia lo era todo en cualquier época de mi vida. Supervivir es una forma de vivencia por encima de las cosas (o cómo nos atraen hasta ellas). Hay una fábula sobre el movimiento de los planetas y eso me dejó en maravilla, pues hubo una misma fábula del movimiento de los músculos de la espalda, pues hubo una fábula sobre la electricidad que recorre los campos en día de tormenta. Y cómo todo ello se asemejaba a la posibilidad de los cuerpos explotando cuando desnudos sobre la hierba mojada o cómo me fue necesario y obligatorio (por un imperativo superior y externo) destrozar el lenguaje tomar una a una las palabras y deshojarlas como margaritas (sentir su pulso en la piel de los dedos) tomar una a una palabras y deshojarlas como margaritas a través de su repetición a través de sus letras (una a una todo el abecedario incluso letras que no figuran en los archivos) una a una perdiendo todo en el movimiento de la boca pues primero me fue obligado decirlas y así fue como recuperé el habla así fue el lenguaje: brotar tierno entre las plantas entre los caracoles, como partes de un cuerpo tomándose a sí mismas, así fue brotar Y coincidió todo ello con la primavera pero “no es casualidad”, me dije, y claro que no lo era pues había sido bendecida bajo los cerezos en flor y alguien besó mi frente y alguien borró mi memoria dándome la del abuelo durante esos segundos en que no fui capaz de recordar una gramaticalidad una lectura una frase una manera de archivo de todas las letras o los caminitos de cómo encontré lo que buscaba pues, al final, cerezos en flor, sí, alguien besó mi frente, sí, “toda fragilidad esconde una fuerza”, sí.
- Una casa tiene forma de pliegue Una
- casa podría tener o tiene forma de pliegue/plegada
- Una casa es un pliegue o una enorme canoa de madera (apunte a mano)
- Antes de las paredes, debe proyectarse una base y la estructura vertical de la construcción.
- Una casa tiene forma de pliegue o de cerradura, una casa es una pared o una cuadra, una casa
- huele a romero, azafrán, lavanda, eucalipto, madera
- “Una casa tiene forma de pliegue” o de los anillos de la madera, madera
- El armario de la abuela (50×28, medidas aproximadas)
- Las medidas del mundo
- Casa como herradura símbolo de la suerte
- Un libro de ornitología para niños
- Abubilla
- Acentor
- 35.000
- 10.000 para completar la suma
- “La extensión de este prado es verde y llega hasta el río”
- El sabor de esta manzana
- concreto contra la lengua
- Pomarada en el declive
- Sabor a manzana
- Retroceder y mirar, señalas “una abubilla” canto de pájaro
- El sabor de esta manzana
- Y continuar diciendo “cuánto, cuánto, cuánto”
- Canto de pájaro abedul
- Cuánto, cuánto, cuánto
- sabor
- álamo blanco
- cuántos pájaros
- cuánto
- trino
* Estos poemas pertenecen a La primavera del saguaro (Ultramarinos, 2021).
Autores
Ruth Llana
/ Pola de Siero, España, 1990. Es autora de tiembla (Premio Federico García Lorca, Point de Lunettes, 2014); estructuras (Ejemplar Único, 2015), cuaderno pictórico realizado en colaboración con el artista plástico Gabriel Viñals; y umbral (Malasangre, 2017). Ha traducido al castellano el libro Me encantan los artistas (Kriller71, 2019) de la poeta sinoestadounidense Mei-mei Berssenbrugge y al inglés, junto a Jesse Lee Kercheval, el cuaderno poético For the Seals (Toad Press, 2019) del poeta uruguayo Juan Manuel Sánchez. Actualmente colabora como columnista para el suplemento de cultura del periódico La Nueva España y finaliza sus estudios de doctorado en la Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos.
Paulo Ferraz
Rondonópolis, Brasil, 1974. Autor de los libros Constatação do óbvio (1999), Evidências pedestres (2007), De novo nada (2007,¡Premio Bravo! Prime de Cultura al mejor libro del año) y Vícios de imanência (2019, semifinalista del Premio Océanos 2019). Antologador del libro Roteiro da poesia brasileira: anos 90. Traduce a poetas mexicanos contemporáneos, como Abigael Bohórquez, Jorge Fernández Granados, José Javier Villarreal, Luis Aguilar y Luis Armenta Malpica. Licenciado en Derecho e Historia y cursa un doctorado en Teoría Literaria y Literatura Comparada por la Universidad de São Paulo. Los poemas contenidos aquí pertenecen a Vícios de imanência.