improvisación 24
Una cuchara de plata frente al lavabo.
La rápida evaporación del agua te ha tomado por sorpresa.
Hace tiempo ella estaba aquí, entre nosotros,
hablándonos sobre las posibilidades que teníamos para comenzar el año de buena manera,
brutalizando el I Ching,
diciéndonos que no nos preocupáramos en caso de no contar con las ganas para seguir con esta fortuita adivinación.
Pero qué hay del resto.
Un cúmulo de peros y porqués se vislumbra frente al espejo,
si miraras ahora tu mejilla, la encontrarías marcada por el recorrido de una gota de agua;
una coladera abierta, sucios azulejos y papel con aroma, nada más.
Estas historias no se cuentan porque están enteramente vacías.
Aun cuando puedas llegar a reconocerlas como propias,
es discutible si acaso transmiten algo que claramente está ahí.
Hace falta alguna enseñanza, alguna sabiduría fundamental
que nos indique si el día está por comenzar o si acaso
el amanecer es apenas tu respiración
marchando vagamente sobre el espejo.
encaminamiento
Aunque se distingue una constelación,
anotar esta distancia a pie resulta complicado,
las manchas sobre los automóviles son el polvo depuesto de algunas supernovas.
Igual no es para tanto,
si uno pudiera mirar desde dentro del auto sabría
que en esta manera de abrir los ojos el tiempo pasa tan lento,
que armado con un buen par de tenis, uno podría alcanzarlo, entrar en él
y darse cuenta que ahí también se empañaron los cristales,
porque el planeta está debajo del planeta.
¿El tiempo es un síntoma de la vida o la vida es un síntoma del tiempo?
improvisación 82
Hay una cierta fortaleza en las alas que están rotas,
un respirar,
breve como la convulsión de un insecto cuando ha sido aplastado.
Y hay, también, por qué no, otras cosas,
el resultado de una mala aproximación a los hechos,
argumentos más frágiles que delgadas copas,
un cierto estar aquí, que no quiere decir nada,
excepto la falta de concordancia entre lo que se espera de la realidad
y lo que se obtiene a cambio.
Hay, pues, un par de tickets de compra, monedas diversas y el sonido de unas llaves
que abren la puerta de un cuarto vacío,
hacen falta muebles pero de momento las palabras son suficientes,
y no ocupan tanto espacio,
por ejemplo, anoche la oí decir que hay cierta fortaleza en las alas que están rotas,
mientras mirábamos la mancha que un insecto aplastado había dejado en la pared.
improvisación 14 [Lima, Perú]
Ya nadie entiende el cielo de las ciudades.
Jeroglífico lenguaje a cuentagotas,
aquel de hallar, mediante pulsión escópica,
una garabato entre las nubes:
Y si bien la línea que trazo con el dedo puede darnos una idea de su forma,
no es seguro que alguien distinga el garabato como distingue mi dedo.
Y si llegase a hacerlo, ¿qué forma toma el garabato en su mirada?
¿Qué colores evoca? ¿Cuáles deja fuera?
Tan pronto como bajo la mano,
me doy cuenta que aquello del universo es una tomada de pelo
y me dedico a mirarme los zapatos.
Sé que nadie entiende el cielo que se asoma en las ciudades,
extrañamente me parece vivo.
Autor
Luis Arce
/ Ciudad de México, 1989. Ha colaborado en Luvina, Metrópolis, Tierra Adentro, La Tempestad y Vice. Textos suyos han aparecido en las antologías Paraíso en llamas (2008) y Región de ruina (2010). Obtuvo mención, en la categoría de ensayo, del Concurso 43 de la revista Punto de Partida (UNAM). Fue finalista en el Segundo Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila.