Los pequeños grandes rumores
| Inéditos
El mar nació del mar
A Dylan Thomas
El mar es el rostro franco de la vida
Es el vestido de la muerte
El mar es vida entre la muerte
Vida a la que no le interesa la muerte
El mar es la placenta y el viaje a la placenta
El mar nació del mar
No tiene origen ni destino. Es atemporal. Atípico. Móvil en su estática aparente
Eterno
Así lo hace saber su ojo de azul profundo
Miro a babor. El mar nace del mar
De los seres prehistóricos que lo habitan
Del primer trilobite en su regazo
De las oscuras e ingrávidas algas
De los calamares gigantes que circundaban los antiguos galeones
De las islas improbables que alucinaron los gavieros en su puesto
De la imaginación desbordada de Julio Verne y su inolvidable Nautilus
El mar nació del terror que causaron Drake y Morgan entre los fuertes y mujeres del mundo
De las leyendas de patas de palo, cañones e islotes misteriosos
Del hondo canto de los corsarios y los bucaneros en las tabernas de la muerte
Del olor a ron, de las capitanas
y la furiosa libertad hacia otros rumbos
Del desconcierto de la mar tenebris y el asombro ante el faro de Alejandría
De la primera visita, al alba, de un niño al que le da por ocultar su sombra en la marea
El mar nació del mar
De su propia respiración. La respiración de la ola
De la costilla de agua, que se vuelve agua en las noches de luna llena
y en las noches que a la luna no le da la gana
aparecer en el cielo
Su nombre se pronuncia con muchos nombres:
brújula, barómetro, mástil, astrolabio
Es la suma de las letras que se invocan:
Y se larga el trapo. Y se izan las velas
Se anda a estribor, en la proa, en la cubierta
Y se despierta al kraken y los cachalotes en su magnetofónico llamado del tiempo
Se anhela a las sirenas y al inevitable maelstrom. Se desea,
Se extraña la pureza de lo hondo. La dulzura y la suave destrucción
Y se preserva, al mismo tiempo
a la ballena gris entre las aguas, a los huevos de carey entre la arena
al útero de lo vivo mientras el océano exista
Se navega la Historia en réplicas de antiguas carabelas
Se fabrican mapas improbables
Se agradece el reposo de las plazas, los portales, los sueños en tierra:
Se mencionan los sitios:
Ulúa, Veracruz, Acapulco, La Habana, Ámsterdam, Fenicia, Gales y Barcelona
Fonemas del mismo y salado alfabeto
Yo, debajo del pecho
tengo un caracol que reproduce el ritmo áureo del oleaje
Lo he grabado con la longevidad de las tortugas
El mar es el sueño de Váruna
Una mujer recostada, que viste un largo manto de agua
Es el reposo mismo
Y en las noches de tempestad y riesgo de naufragio, es la pesadilla
Nació entre la envidia de otras deidades
Emergió de la indomable fuerza de Neptuno
Es el sutil llamado de Yemanyá, al abismo, de sus hijos pescadores
El mar es la “cangrejidad” indescifrable, la “tiburonez” absoluta
la “coralidad” impresionista, la “pulposidad” versátil
lo crustáceo, lo “ostionado” y la rémora
Yo nací de él. De allí partieron los puertos y muchas ciudades
y venas que nos conforman
El océano es la semilla y la tumba
El origen y la implosión
El alma que se guarda en un tatuaje marinero
Es el apocalipsis y el génesis del misterio inabarcable
Arde. Respira. Sueña. Todo lo inventa el mar
y le es mínimo…
Es el dios que yo profeso cuando navego
Y siempre navego
Miro por la borda. Pasan a mi lado las anclas, las sirenas, las fragatas
los mapas, las cartografías, los siglos
Comprendo entonces que el mar nació del mar.
El Universo al Norte
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
(…) Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada…
Walt Whitman
Todo lo que
desde el mar se gesta
aletarga y descomprime
Lo que la ola
arrastra con el tiempo
El perpetuo movimiento
de lo quieto
que permanece inmóvil
solo en apariencia
El susurro
La marea
El estruendo
Todo lo que el desierto enardece
aísla, incendia
Las llamas tras la biznaga
El mecer rojizo de la tarde sobre el cerro
La sombra larga
interminable
en el equilibrio de la carretera
Lo que en el universo anda
o desaparece
o hace claroscuro
de fotones a un tiempo
O hace nada
Lo que gira para estar igual
y fuera de su sitio
La traslación de los planetas
La rotación de los amores
Estas vagas líneas
sobre la libreta vieja
Aquello que se desgaja
ante la selva seca
y los bosques de encinos
y coníferas
El aroma a comida en casa
Y leer
a Stephen Hawking
mientras mi madre llama por teléfono
Los tactos, los sabores
La costilla de un estado
que se volvió patria
Los recortes de cielo
Lo que representa ser hija
ser hijo
con tanto abandono
El algoritmo de la soledad y la muchedumbre
Lo que un país supone o espera
El llanto de niños de padres masacrados
La belleza del paisaje
La sangre sobre el paisaje
Las fábricas, los terrenos
que se miran desde el espacio
Todas las estaciones que repiten
un ritual casi cinematográfico donde,
como cuando nacen los hongos
se reproduce la vida
a veinticuatro cuadros por segundo
Todos los inviernos
que entonces fueron primavera
y verano, y otoño
para volverse de nuevo
otoño, invierno y primavera
Todos los ciclos, un mismo ciclo:
Todas las tardes de pelota
el alargar infinito del campo de juego
La cerveza en la primera entrada
La refrescante
necesaria cerveza en la última
Lo que de mi país se desprende
El malecón y los carnavales
La luz o el réquiem a ritmo de tambora o de marimba
El mecimiento del Sauce, el Niño Perdido, la Sandunga
La identidad que el viento arrastra sobre
el verano a cuarenta grados
La ilusión poética de la alborada
La brisa del pacífico que rejuvenece la memoria
Todos los paseos en bicicleta
los adolescentes besos espontáneos
La risa en familia
Los domingos con baños de sol
La felicidad
la enfermedad y la muerte
La melancolía por los balnearios
El horror de la pandemia
Las nostalgias de una civilización
que se esfumó con los abuelos
Todo lo que representan
las tardes y los días
Los recibos de luz
y los apagones del centro
Los jaripeos, el montar a medio pelo
El paseo en la troca para buscar amores
La belleza de hombres y mujeres
Los rostros
Los cuerpos que habitan
debajo de los nombres
Los perfiles esmerilados
La degustación de las formas
El fotoflash de las sonrisas
antes de partir del pueblo
La cadencia alterada
de las breves cinturas
La música suave de las caderas suaves
Esperar a la novia al costado del árbol
o el camino
Los glaciales que se vuelven polvo
mientras escribo
o bebo
Las aldeas tarahumaras
tan lejos del paraíso
Las antiguas lenguas: idiomas de aves
El correr de los rarámuris detrás de la libertad
que nunca llega
Todos los pueblos
Los viajes infatigables que se confunden:
Ámsterdam, SãoPaulo
Mazatlán, Veracruz o Culiacán en California
Un iceberg de tierra en la placenta de una patria
Los barcos que parten del alma
para arribar iguales
pero distintos
Las mujeres que dejaron un amor
de marinero en cada puerto
Las mujeres del siglo XXI
Lo que de los versos brota como musgo
Lo que suaviza
el rasposo sabor de la existencia
Lo épico, la lírica, el epigrama o la jarcha
El ritmo de la palabra
que reproduce patrones ante el Cosmos
Lo que el oficio de escribir arroja
o enseña
La palabra
o las frases estridentes
La contundencia y lo ambiguo
Todos los himnos
las odas, las elegías
Todo Esquilo, Sófocles
Chuang Tzú
y los versos de Nezahualcóyotl
Todo lo que se oculta
se presiente
resplandece
se obnubila
Lo que enrarece
o encripta bajo la lengua de un Dios oscuro
La anormalidad humana
La generosidad y las ambiciones
El misterio de lo salado que se palpa a medias
Las sinfonías de los grillos
El calor de las pieles sudorosas
Este estar vivo
a pesar de las balas en el aire
Todas las instituciones
los ministerios
las cárceles
los jardines y la infancia
Lo errabundo de un existir
tan puro de tan negro
El ser de muchas aristas:
Ser mexicano, que es afro,
que es pocho
Un chicano medio español
que es francés
o rico o pobre o un carajo
Todas las avionetas sobre los campos
Los honestos discursos de los ríos
Las botas, el sombrero, el maquillaje
Todos los muslos delirantes
los vientres esbeltos
Los pechos firmes
el erotismo que nace del ADN
de la ambigua raza
La jugosa y redonda pitahaya
que a todas y todos seduce
Todo lo que conocí y lo que he perdido:
el faro inamovible
La plaza Machado
La inmaculada Puebla de los Ángeles
Nuestra Señora de la Soledad
La bahía de Acapulco
Un eco de lo vivo
Mi casa, México, el océano, el mundo
Las galaxias, los cantos, los balcones
y las mil y una noches a ritmo de música estridente
Todo lo que comprime y desata
abraza y enarbola
Lo que emociona con ternura
y con ternura enfurece
Lo que se desvanece
entre los dedos
Los repetidos vocablos:
tiempo, mujeres
sitios
estratósfera
La cosmogonía que se resume
en un caldo cósmico
Los aromas, los paladares exquisitos
los bailes en la plaza
las tabernas de marinos
Todo lo que nace en altamar
y a altamar regresa
Lo que vuelve al corazón
y desde el corazón se expande
Lo que menciono
Lo que dejo fuera
Los fragmentos del espacio-tiempo
Todo lo que cabe en este texto
Lo que cubre y revela un extenso poema
Lo que registro
en las noches de insomnio
Lo que me da por escribir
para hablar
del todo y de las partes
Los recuerdos, la vida
El cielo, las estrellas, la galaxia
El universo Norte
El Universo, al norte
El universo Sur
La palabra, el océano, los continentes
Todos los rumores que conforman este libro
Los grandes rumores
Los pequeños grandes rumores
que conforman este texto…

Ulises Paniagua / Ciudad de México, 1976. Poeta y narrador. Ganador del Concurso Internacional de Cuento Gabriel García Márquez en Colombia, en 2019. Es autor del libro de poesía Nocturno imperio de los proscritos (2014).