Quiero un bosque
Quiero un bosque para mí sola,
uno en donde quepa,
porque dicen que estoy muy grande,
que mis hombros son anchos
y mi pecho un muro de concreto,
dicen que estoy tan grande
que ya no quepo en la casa.
Quiero un bosque en el que me sienta ligera,
un bosque enorme en el que llueva mucho
y caiga un rayo tras otro,
en el que la vegetación sea monstruosa
y áspera, muy áspera.
Agua que me parta a la mitad.
Luz que me deshaga el cuerpo.
Hojas que sean mi furia.
Quiero un bosque tan enorme, inhóspito y oscuro
que solo pueda ser habitado por una mujer.
Me llamo rosa
La maestra pasa lista. Dice un nombre
y nadie alza la mano. Se levanta de su escritorio
y clava sus ojos de tigre en mí.
Maestra: ¿Qué no te llamas Orlando?
Yo: No.
Maestra: ¿Cuál es tu nombre, jovencito?
Y yo, con las mejillas de manzana,
grito con toda la fuerza de mis pulmones.
Yo: ¡Soy una niña!
Y la maestra, con su voz de ecuaciones de primer grado,
me devuelve el grito.
Maestra: ¡Pase al frente!
Y paso al frente.
Maestra: Cúbrase los pezones, el sexo
y escuche a sus compañeros.
Déjese vestir.
Todos: Falda, trenzas y un moño rosa.
Falda, trenzas y un moño, rosa.
Coro de niños: Cierra la boca, ábrela
para que entre mi lengua.
Coro de niñas: Píntate las uñas y usa labial.
Te hace falta un novio.
Maestra: El tiempo agrandará tu panza.
Tendrás hijos y un esposo ebrio,
lágrimas y rosarios.
Coro de niños: Vamos al cine
para no ver la película.
Coro de niñas: Uno a la vez,
no seas puta.
No seas puta, no seas puta.
Todos: Falda, trenzas y un moño rosa.
Falda, trenzas y un moño, rosa.
Mi llanto deshace el sueño.
De mi boca sale el sol, la arena y el mar.
Al coro de niños lo disuelvo en espuma
y al de niñas lo vuelvo calor.
Ahora la maestra es un cangrejo
que no sabe dónde vive.
Metamorfosis de un rosal (fragmentos)
1
en el cuerpo de mamá crecía la maleza
espinas que rasgaban mi sueño
abundante plaga
mamá decidió podarse en la noche
a los ojos del viento su piel fue limpia
la luna pintó en ella el primer fruto:
emergí rosal en su jardín
2
los sonidos mecánicos son hijos de mi padre
blim blam oprime botones
blam blim llora hacia adentro:
fui ensamblado al revés
el producto más lamentable
dijo su patrón
papá cerró los ojos
fundió sus labios con el acero
3
él dice que me llamo Orlando
pero ignora el recorrido de la clorofila
que hierve debajo de mi piel
hierve y me dice te llamas rosa el primer amor
lo encuentro en un espejo:
mejillas rojas y tallo húmedo la lluvia
esparce mi néctar en toda la casa
papá me golpea mamá recoge los pétalos
los guarda en un cajón
Estos poemas pertenecen a Rosa, ganador de la séptima edición del Premio Iberoamericano de Poesía Alejandro Aura 2020, que forma parte de los proyectos culturales AIEC,* apoyado con recursos federales a través del Programa de Apoyos a la Cultura en su vertiente Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura, de la SC.
* Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa.
Autores
Emi G. Canchola
/ Ciudad de México, 2000. Estudió Creación Literaria en el Centro Estatal de Bellas Artes (CEBA). Cursa la licenciatura en Antropología Social en la Universidad Autónoma de Yucatán. Obtuvo el premio estatal de poesía Tiempos de Escritura (2020), el Séptimo Premio Iberoamericano de Poesía Joven Alejandro Aura (2020) y el XVI Concurso Nacional de Expresión Literaria La Juventud y la Mar (2016).
Eduardo Uribe
/ Ciudad de México, 1980. Poeta. Ha publicado los volúmenes de cuentos Infiernos particulares (2008), Propaganda. Puros cuentos (2015) y Uróboros. Clichés con hocico y cola (2015). En 2014 realizó una antología de poemas y apuntes del poeta suizo Philippe Jaccottet, A través del trueno; ese mismo año apareció su traducción de Henri Meschonnic, Modernidad modernidad. Reside en Francia, donde ha sido docente en las universidades de Orleáns, Lille y Sorbona Nueva. Fue secretario de redacción del Periódico de Poesía bajo la dirección de David Huerta.