Los niños de Acracia
Los niños son anarquistas
que huyen del presidio escolar
cuando suena la campana.
Los adultos lo advierten
y entre tibias caricias
deciden enjaularlos
en corrales de nácar.
Los he visto irrumpir
en el velorio de la abuela,
ruidosos y acezantes
tras aros de hielo
y caballos de madera.
Los niños son anarquistas
sin proclamas ni manifiestos,
fundadores de pueblos
y amigos imaginarios.
Si se fija bien, maestro,
antes que Artaud
y otros impacientes
borraron linderos
entre el sueño y la vigilia.
Si se fija bien, prefecto,
antes que Carroll
ellos visitaron
otro lado del espejo.
Si se fija bien, alarife,
los niños anarquistas
pintan una escalera,
suben por ella a tropezones
y una vez arriba
borran uno tras otro
los peldaños.
Si se fija bien, palafrenero,
son desbocados
jinetes sin caballo.
La palabra en fuga
Algunas de las más trilladas palabras
entraron en estado de coma. La palabra
rosa escondió sus pétalos y se ocultó
entre un seto de ortigas y yerbajos.
La palabra luna se ocultó
tras los tanques de asbesto en las terrazas
y alertó a otras de una gavilla de tartufos
que anda por ahí cazando falsos sueños
con una red raída para cazar mariposas.
Algunas palabras agobiadas
por centurias de necios, lograron huir
de la jauría y ponerse a buen recaudo
en casa de los mudos. Una huelga de voces
se niega a ser exhibidas como un botín.
Se presume que mermó la población
de expoliadores de la lengua, como también
las tristes veladas del tedio
y el tráfico espurio de espejismos.
Fueron entrando al olvido las tertulias
donde cantan la belleza y esconden los denarios.
Hasta la palabra amor
ha migrado de baladas y sermones.

Autor
Juan Manuel Roca
/ Medellín, Colombia, 1946. Poeta, narrador, ensayista y periodista cultural colombiano. La crítica ubica al autor dentro de la así llamada “Generación Desencantada”, dentro de la cual suele también incluirse a María Mercedes Carranza, Darío Jaramillo Agudelo y José Manuel Arango, entre otros. Ha obtenido, entre otros reconocimientos, el Premio de Poesía José Lezama Lima 2007, otorgado por Casa de las Américas en Cuba, y el Premio Casa de América de Poesía Americana 2009, en España. En Silabario del cambio (2017) reunió diecinueve libros de poemas escritos entre 1973 y 2014.