18 abril, 2022

Homenaje al país de los misterios

de Alfredo Fressia | Inéditos

En su libro Destino: Rúa Aurora (1a. edición, 1986; 2a. edición, México, Mafia Rosa, 2012), el recién fallecido poeta Alfredo Fressia (1948-2022) introduce este curioso poemita de Murilo Mendes sobre el Uruguay: al leerlo y ahora traducirlo, pienso que Alfredo se sentía un poco como esos otros habitantes del Uruguay exiliados en Brasil, como él lo estuvo desde 1976, pero a la vez como aquellos emblemáticos poetas uruguayos que adoptaron la lengua francesa (y, en el caso de él, también la portuguesa). El Uruguay es un país de América del Sur, ahora con tres millones de habitantes fijos. ¿No podría ser Alfredo el oeste de ese pequeño país?

El Uruguay

El Uruguay es un bello país de América del Sur limitado al norte por Lautréamont, al sur por Lafogue, al este por Supervielle. El país no tiene oeste.

Las principales producciones del Uruguay son: Lautréamont, Laforgue, Supervielle.

El Uruguay cuenta con tres habitantes: Lautréamont, Laforgue, Supervielle, quienes forman un gobierno colegiado. Los otros habitantes se encontraban exiliados en Brasil en vista de que no se llevaban ni con Lautréamont, ni con Laforgue, ni con Supervielle.

—Sergio Téllez-Pon

Ultima Thule

Decir adiós.
Es el final de un mundo.
Ultima Thule.

Ultima Thule.
Un mundo nuevo surge.
Otro se cierra.

Ultima Thule.
Infinitas las playas.
Granos de arena.

Un grano el mío.
Y el viento lo llevó.
Así mis versos.

Ultima Thule.
El país de dos rostros.
Uno me mira.

Ultima Thule,
a veces yo me río.
Es solo un llanto.

Cara al futuro,
ignota Ultima Thule,
dejo muy poco.

Ultima Thule,
un desarreglo mínimo,
casi inaudible.

Solo una huella,
playas de Ultima Thule.
Después, olvido.

Ultima Thule.
No trillaré tu isla.
Dejo mis libros.

Son solo versos.
Vienen desde el pasado.
A ti, el futuro.

Ultima Thule,
mi nostalgia futura.
Y una medusa.

Supervivencia

Me senté en el jardín,
al fondo de la casa,
con un libro en la mano.
La primavera trajo
el primer caracol,
lo vi subiendo el tronco
del jazmín con su casa
a cuestas, su refugio
(carbonato de calcio,
me explicaron un día).
Subía el caracol
mientras yo recordaba
que una pizca de sal
podría disolverlo.
Me puse a leer vidas
de héroes antiguos
que dejan sus ciudades
para conquistar otras.
El libro describía
el grosor del escudo,
siete pieles de buey
protegen de las lanzas
pero no impedirán
el desquite inminente
del odio de los dioses,
la condena al exilio,
la tentación del fin.
Volví a entrar en la casa
y escribo este relato
en versos heptasílabos,
que parece un poema
y es solo un amuleto.
Tiene forma de escudo
grabado en carbonato
con héroes en refugio
para sobrevivir
a otra primavera
entre las siete sílabas.

Ultima Thule, el asteroide

Se llama Ultima Thule y también es un fin,
no es siquiera un planeta, es solo un asteroide
a 6500 millones de quilómetros
del Sol al que contempla desde su frontera,
a esa estrella incendiada que rige nuestras vidas,
la nuestra, humana, ínfima,
como la suya, lejana, sombría.
Treinta o cuarenta metros son su cuerpo
de piedra sin origen conocido,
que el telescopio Hubble descubrió
el 26 de junio, allá en 2014.

El telescopio, monstruo de mil caras,
trajo la noticia a este planeta
que también gira como el Ultima Thule,
azul la Tierra, rojo el asteroide
2014MU69
que la nasa apodó Ultima Thule,
homenaje al país de los misterios,
y último ser celeste que obediente
orbita alrededor de un Sol que es nuestro y suyo.

¿Tampoco Ultima Thule podrá huir
de su lento, obediente gravitar?
Navega en el vacío y su año dura
unos 298 años terrestres
o más exactamente
108.273 días
El monstruo de mil caras lo escrutó,
lo fotografió en su último límite,
mágica piedra solitaria, casi
el más allá, casi el abismo, casi
una carrera libre en la galaxia
que él ya no correrá, ni ganará
el infinito en que los cuerpos leves
desafían los agujeros negros
que amenazan tragarlos para siempre.
Y juegan su carrera hasta la muerte
pero ya no orbitan alrededor
de la estrella inmóvil cuya luz
se va desvaneciendo entre planetas
y no alcanza a su último asteroide.

No es siquiera un planeta y cumple su destino
alrededor del mismo sol que Mercurio,
Venus, la Tierra, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano, Neptuno, y Plutón
y el cinturón de Kuiper, ese séquito final
de Ultima Thule. Y yo escribo este poema,
y es solo un devaneo, no sé
por qué lo escribo en la noche de Santos,
por qué no salto al último silencio,
mientras veo la Luna levantar mareas
con sus peces profundos y sus monstruos
que también viven sin saber por qué.
Giran los astros sobre mi cabeza,
sobre el océano y la ciudad de Santos,
como gira el destino, como gira
a quilómetros luz mi Ultima Thule
que tampoco sabe por qué gira al borde
del sistema solar donde es de noche
y no salta a la galaxia y desafía
su propio fin, como un reto, el destino sideral.

* Estos poemas pertenecen a Ultima Thule, volumen póstumo de Fressia publicado en 2022 por editorial lisboa.


Alfredo Fressia / Montevideo, Uruguay, 1948 – São Paulo, Brasil, 2022. Poeta, traductor, crítico literario y ensayista. Radicó desde 1976 y hasta su muerte en São Paulo, Brasil. En Eclipse. Cierta poesía (2003, 2006 y 2013) se encuentran seleccionados más de cuarenta años y veinte libros de trabajo poético. En 2018, la Junta Departamental de Montevideo le concedió el título de “Ciudadano Ilustre” de su ciudad natal. Ese mismo año recibió el Premio Morosoli por su trayectoria en la categoría Poesía. Sus títulos más recientes son Sobre roca resbaladiza. Recuerdos y reflexiones de un poeta (2019 y 2020) y el póstumo Ultima Thule (2022).