Estraven
Un desenlace en una
frontera. Traduzcámoslo
como una negativa
frente a la espera. Morir
en Benjamin es hacerse
aparte o el marco de
una puerta. ¿De verdad no
podés quedarte
para que dejemos
de pensarte desde lejos?
Algo en vos provoca
aguardar, y es eterno
el intento por acercarse
a alguien que es falta, sea
por lástima o idolatría.
Queremos que te hagas
presente: afirmá
con valentía tu lugar
entre las cosas,
desde arriba no se puede
una vida peligrosa. Un final
es una frontera. Solamente
estamos cerca cuando no
estás conmigo: sos el recuerdo
que refulge en el instante
de un peligro, el movimiento
imparable de reafirmar
que existimos. No escribamos
bajo luces tenues durante tardes
quietas: Benjamin se pone en
palabras frente a la muerte y ahí
radica nuestra correspondencia.
Vivamos en el apuro, seamos referentes
en el mapa de los que pierden,
adornados por ese halo. Escribamos
porque te amo.
Oda a los varones que sí bailan
Because i’m still in love with you
I wanna see you dance again
Neil Young
En las fiestas,
mientras un pie sigue
al otro en una
declaración de amor
por el pequeño
movimiento, minué
moderno que le hace
el juego a la canción
que suena, pide que
se mueva ese
varón frente a la falta,
oscile con la letra
vana, se desprenda
del pudor.
Que permita
la conversación de
fuerzas, la travesía
intensa que lleva al
cuerpo hacia la música,
ese hechizo torpe para
que digan lo que de otra
forma no se sabe
decir, ritmo de la
conmoción pública: ya
no se esconde un varón
bailarín.
Un chico atravesado
por el temblor alegre
del piso: pajarito
enamorado, convulso,
que se deje
acompañar por su propia
indecisión, ya no
en un pogo de cachorros
negados sino exento
del rechazo por los demás:
ahora sí un varón que
se presta con fervor a
la ligereza de las radios
modernas, sin
la pose fruncida
del que mira desde
afuera, entregado a
la pista y sin pedirle
nada más.
Varones aferrados no
a versiones de manual
sobre la compostura sino
unos a otros, amantes
del desplazamiento, esa
sensación pura
y total: la desolación
de las discotecas en
su risa, ellos la desarman,
se proyectan en ese
candor, sus pupilas
grandes, fijas
en el espacio
nuevo que late.
Dionisos
afeminados, hermosos
hasta el cansancio, cabeza
y corazón al unísono
en el pulso irrefrenable
del por qué no.
Semiosis de la novia del mundo
Cada cual
con lo suyo,
soñar a un Otro es
cosa de uno
consigo, yo soy
la que todes
quieren pensar.
Amada palabra
lejos de todo
mal, soy la novia
del Pueblo porque
no me hago
esperar. El espacio
yermo revive
con lagrimitas que
dejan, chicos,
sobre mi hombro, ustedes
ahora están limpios,
que el aire nuevo les permita
este dejarse llevar.
Y cada una
de nosotras
con sus libros
abiertos, están
vacíos, lo importante
es circular. El cambio
de sentido lo postulan
ustedes, escriban
sus cuentos, mientras
esperamos
algo más. Un sueño
no me toca, ya soy
Otra en las fantasías
ajenas, ¿hace
falta subjetivar?
Un Yo que hable
de nuestras penas
al darnos cuenta
de lo imposible del
rescate es
un bochorno: mientras
seamos palabras, ¿quién
nos las da?
Si cada quien
entiende lo
que quiere, igual.
Callo esas historias,
en sus sueños no
me dejo estar.
Autor
Milagros Pérez Morales
/ Buenos Aires, Argentina, 1997. Es librera. Estudió Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes. Fue incluida en la antología de poesía joven argentina Amenaza de tormenta, editada por Salta el Pez.