6 junio, 2022

Editar poesía: Galaxia Gutenberg

de Jordi Doce | Dossier

1. ¿Para quién editas?

Tengo que pensar que ahí afuera hay lectores cercanos, mon semblables, mon frères, que disfrutan con las mismas propuestas que me conmueven, me desafían o despiertan mi curiosidad. Aquí debería recurrir más bien al “nos”, pues la colección de poesía de Galaxia Gutenberg es fruto de un diálogo sostenido entre el editor, Joan Tarrida, y su coordinador, que soy yo mismo. Presuponemos la existencia de lectores o lectoras que han acompañado el devenir de la colección desde su creación en 1994, y que incluso se han educado y han crecido con ella. Y aspiramos, claro, a ir sumando lectores que confíen en nuestro trabajo de investigación, selección, de filtro, esto es, en nuestro cuidado editorial. Y esto incluye no solo la nómina de poetas, sino también de traductores, de críticos, de estudiosos…

 

2. ¿Cómo concibes tu labor como editor de poesía?

Creo sinceramente que un editor es un intermediario, un mediador: alguien que hace de enlace entre autor y lector y que pone al alcance de este último una obra que de otro modo quizá no llegaría a sus manos, o lo haría en condiciones peores. En el caso de la colección de poesía de Galaxia Gutenberg, es evidente que no nos ocupamos casi nunca de publicar a poetas noveles o desconocidos; no es esa nuestra función. Pero sí podemos subrayar la importancia de ciertas obras y reparar y ampliar su recepción previa con traducciones mejores, o actualizadas, o más completas. Así sucedió, por ejemplo, con la traducción de Hojas de hierba de Walt Whitman a cargo de Eduardo Moga o de la Obra completa de Saint-John Perse a cargo de Alexandra Domínguez y Juan Carlos Mestre. En otros casos, se trata de acercar obras de poetas menos conocidos como Boris A. Novak y Ana Blandiana, o libros de clásicos contemporáneos que habían sido desdeñados en español, como Otra vida de Derek Walcott.

 

3. ¿Cuál es el mayor reto de editar poesía?

No sé si es el mayor, pero desde luego uno de los grandes retos de la edición de poesía es la distribución, el arribo a las mesas de novedades de las librerías, la reposición de los ejemplares vendidos, todo el circuito comercial que nos permite llegar a los lectores y comunicarnos con ellos. Las novedades suelen imponerse, pero es más difícil que el librero reponga los ejemplares vendidos y tenga el catálogo reciente a la mano. Hacerse (y mantenerse) visible en medio del tráfago de novedades no es fácil.

A ello se suma la indiferencia de los grandes medios de comunicación por el género. Hace tiempo que los suplementos de los principales periódicos españoles (con la salvedad de El Cultural y la más reciente de La Lectura) dedican muy poco espacio a la poesía. Y cuando lo hacen, más que reseñas son resúmenes telegráficos.

 

4. ¿En qué se diferencia la edición de poesía respecto a otros géneros?

No tengo mucha experiencia editando libros de otros géneros, pero creo sinceramente que no puede haber muchas diferencias. Sí me parece que la edición de poesía en español haría bien en incorporar, con mesura, la figura del editor creativo, capaz de dialogar respetuosamente con el autor y sugerir cambios, cortes o añadidos al libro. Los poetas en nuestra tradición consideran casi una ofensa personal el que se ponga el más mínimo reparo a un original, aunque sea para mejorarlo u ofrecer otra perspectiva. En todo caso, para editar poesía hay que tener gusto, paciencia, mucha cintura, trabajar despacio y con antelación, y, sobre todo, no dejar de aprender y de estar alerta a lo que ocurre. Eso sí, mirando la procesión de las modas con una mezcla de interés antropólogico y profunda indiferencia.

 

5. ¿Qué libro de poesía te hubiera gustado publicar y por qué?

No he renunciado a publicar algún día una traducción de la versión original y facsimilar de The Waste Land, con el texto manuscrito de Eliot y las correcciones y supresiones de Ezra Pound… Páginas y páginas de versos inéditos que Pound echó fuera con la anuencia de Eliot. Toda una lección de poesía, de inteligencia crítica y de humildad creativa.

 

6. ¿Cómo convencerías a alguien que no lee poesía de acercarse al género?

Nunca he querido “convencer” a nadie de que leyera poesía, la verdad. Sí he dado charlas, cursos de escritura creativa, etcétera, y en esas sesiones siempre he intentado dar una idea de la riqueza, diversidad y pertinencia de la poesía contemporánea. Hay todo un mundo de escritura que la gente desconoce, incluso aquellas personas que han leído y aprecian a Antonio Machado, Federico García Lorca o (en México) Octavio Paz. Es como si alguien no supiera nada del arte contemporáneo desde las vanguardias históricas. Así que, en mi caso, la idea es acercar todo ese tesoro insospechado y dar pautas para que los interesados puedan seguir explorando. Se trataría más de persuadir, de seducir.

 

7. ¿Cómo ganas dinero para editar poesía? (¿Tu editorial es sostenible económicamente?)

La colección de poesía apenas supone el diez por ciento de los títulos que publica anualmente Galaxia Gutenberg, cuya solvencia comercial depende sobre todo de sus colecciones de ensayo (histórico, sobre todo) y de novela. Dicho lo cual, la colección de poesía es sostenible a largo plazo porque las buenas e incluso excelentes ventas de algunos títulos ayudan a sufragar el fracaso relativo de otros. Además, somos prudentes —sin ser rácanos— a la hora de presupuestar cada título y nos apoyamos en las diversas redes nacionales que subvencionan la traducción y edición de libros de poesía. Obviamente, la poesía no aporta grandes beneficios. Pero si uno trabaja con inteligencia, es perfectamente rentable y aporta grandes satisfacciones de otro orden.

 

8. ¿Qué editorial admiras? ¿Por qué?

En España admiro particularmente el trabajo de la editorial Pre-Textos, con la que he tenido la suerte y el privilegio de trabajar. Les queda muy poco para cumplir cincuenta años de vida y siguen al pie del cañón después de haber pasado toda clase de adversidades. Me gusta su diseño, el cuidado de sus ediciones, el abanico de su propuesta, su catálogo de poesía extranjera e hispanoamericana, su elegancia a la hora de relacionarse con los medios de comunicación…

En el ámbito angloamericano, soy un gran admirador del trabajo de Michael Schmidt en la editorial Carcanet y su revista asociada, Poetry Nation Review. Michael es otro producto de la década de 1970 y un contemporáneo estricto de los Pre-Textos, y en su catálogo rige un criterio riguroso pero ecuménico, capaz de acoger por igual a Edward Thomas y Jorie Graham, a Robert Graves o Elizabeth Jennings y John Ashbery. Es una actitud que me gustaría prolongar en mi propio trabajo. En realidad, a veces tengo la sensación de ser yo también un hijo tardío de los años setenta…

 

9. Recomienda un poema. (Transcríbelo al calce o danos un vínculo donde pueda leerse.)

Me gusta mucho abrir algunas lecturas poéticas con este poema de la gran Naomi Replansky, poeta centenaria que nació en el Bronx en 1918 y que hasta donde sé, sigue con nosotros. Es un poema del año 1995 que traduje hace seis años y creo que resume muy bien, y con gracia, muchas de las neurosis y malentendidos que acechan al poeta contemporáneo.

 
Quejas elevadas a la encargada, musa de la poesía lírica, por el sindicato internacional de los poetas líricos

1. Nunca nos dices qué debemos hacer,
pero sentimos tu repugnante desagrado
si no está hecho,
y bien hecho.

2. No nos pagas por hora
ni por semana, ni por año.
Podríamos bregar toda una vida
sin el premio de tu sonrisa,
pero hay que ver cómo bendices
al que un día vertiginoso
sacó una pieza de la nada.

3. Careces de instrumentos de precisión
que midan el valor de nuestras producciones.
(Tus inspectores cambian sin cesar
y algunos te profesan poco afecto).

4. Nos encierras en nuestro idioma
hasta cuando sentimos el frío de la patria.
Cuanto más justas son nuestras palabras,
más radiantes su música y encanto,
más arduo es para ellas
conservar su atractivo
cuando intentan cruzar una frontera.

5. Promueves a los jóvenes de entre nosotros.
¿Qué más pueden hacer los veteranos?
¿Aprender otro oficio? Si hasta esperas
que esos viejos decrépitos compitan
con la versión más joven de sí mismos.
Exigimos una pensión que dé Seguridad estética
y un pequeño subsidio de Sabiduría
para sobrellevar los males del invierno.

6. Debemos mantener la productividad
aun cuando no hay demanda.
Nuestras piezas atestan el mercado.
Nadie nos presta oído.
¿Debemos achacarlo a nuestra incompetencia?

7. Tenemos quejas. Nos quejamos.
Pero nunca nos pondremos en huelga.
Tememos por el cierre de tu fábrica
como tememos nuestra muerte.
Hace tiempo, cuando nos diste empleo,
pensamos que sería de por vida.


Jordi Doce / Gijón, España, 1967. Poeta, prosista, traductor y editor. Ha traducido la obra de William Blake, T. S. Eliot, W. H. Auden, Charles Simic, Sylvia Plath y Anne Carson, entre otros, y reunió algunas de sus versiones comentadas de poesía en Libro de los otros (2018). Entre sus libros más recientes se encuentran No estábamos allí (2016), La vida en suspenso. Diario del confinamiento (2020) y Todo esto será tuyo (2021). Actualmente coordina la colección de poesía de la editorial Galaxia Gutenberg.