Escena en un semáforo
El torso de un hombre se acuesta
en el cofre de mi coche:
su pecho, de pronto, a centímetros del mío
separados por el cerco de cristal.
Sinuosamente
el vidrio recupera la transparencia
como el mundo que observan
unos ojos abiertos
después de un sueño turbio.
Bajo la ventana y siento
el aire frío como quien sale
de una cueva después de mucho tiempo
y se reflejan las luces nocturnas
en el metal de las monedas.
(Escribo la palabra frío
apartado del frío, en un cuarto
en el que no pienso en la temperatura,
en el que pienso dónde acomodar frío,
mirando a través de la ventana
un viento que se enreda entre los árboles,
que se adhiere a la piel del jardín,
como a la piel de un hombre que espera
a que cambie el semáforo de color
para caminar entre los coches.)
Subo la ventana y avanzo por la avenida.
Por el espejo retrovisor
miro al hombre mirar el semáforo
con la esperanza
de que se encienda un cuarto color,
impredecible,
como cuando algo no esperado
rompe la monotonía de la costumbre
y nos libera por un momento
aunque no sepamos de qué.
Gravedad
Como un ciego frente al mar…
Luis Alberto Spinetta
Asciendo, floto, me alejo,
mi pasado:
un planeta del tamaño
de la yema de mi índice.
Desciendo
como un buzo.
Mi respiración es más pesada,
densa, contrarreloj.
Se esfuerza más el viento submarino,
como un elefante corriendo.
Todo tiembla, se agita,
una onda gruesa atravesándolo todo,
y la respiración del buzo
atravesando la onda.
Queda el rastro:
constelación de burbujas
en la superficie.
Soy lo que fui,
no lo que soy,
y al ser lo que soy,
me alejo de lo que fui.
Me alejo de lo que fui: asciendo.
Mi memoria ya no tiene gravedad.
Arriba,
enclaustrado en esa incertidumbre,
cierro los ojos: desciendo
y no veo nada allá abajo,
soy un ciego
sintiendo la caricia de lo amado
en medio del duelo progresivo
de la pérdida de formas y colores.
Hoguera acrecentada de recuerdos,
arriba, abro los ojos y soy
testigo del olvido forjándose:
observo
al planeta minúsculo incendiarse,
una esfera de fuego moribundo,
la flama de un cerillo consumiéndose.
Alaska
La palabra Alaska estaba escrita
en un lápiz que encontré
en un cajón cualquiera de mi casa.
El lápiz no era mío,
era ajeno
igual que el sitio nevado,
igual que la palabra Alaska.
Hay lugares lejanos
como palabras de lenguas que no conocemos,
palabras lejanas
como lugares de países que no conocemos.
Depende de una costumbre,
de la insistencia de una repetición:
aprenderse de memoria
las grietas de una pared,
como aprendemos todas las sílabas de un verso.
He dicho mi nombre, Alejandro, tantas veces.
He desgastado sus letras con el filo de mi voz.
Se han vuelto distantes como aes
que nombran sitios lejanos,
como la palabra Alaska
escrita en un lápiz olvidado
en un cajón cualquiera de una casa.
Le saco punta al lápiz de mi nombre.
Las finas láminas de madera
vuelan, ingrávidas,
como las alas desprendidas de un insecto.
Cuando piso una hoja seca
confundo el crujido con el eco de mi nombre.
Otoño
ciprés que en una huerta conventual se contrista.
Ramón López Velarde
Amarillas, oxidadas, parcialmente vivas,
las hojas secas son los recuerdos
del verde presente del árbol.
Hay mucho viento en mi memoria.
Hay recuerdos que van y vienen,
bordean postes, se atoran en coladeras,
rozan el asfalto
como ríspidas caricias
y luego, a veces, regresan.
Cuando los recuerdos se diluyen
como los objetos borrosos
de la penumbra de nuestro cuarto,
las hojas están secas
en el árbol enraizado en mi cabeza:
la nostalgia es el otoño de la mente.
Camino por esta calle,
noviembre,
piso las hojas, crujen mis recuerdos,
las sacudo y las miro
buscando una escena de mi vida que no encuentro.
Esta calle está llena de árboles.
Esta calle está llena de espejos.

Autor
Alejandro Adame
/ Ciudad de México, 1997. Poeta. Estudió la licenciatura en Escritura Creativa y Literatura en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha publicado poemas en diversas revistas, como Este País, Celdas Literarias, Bastardilla y El Toro Salvaje, entre otras. Actualmente es becario en el área de poesía de la Fundación para las Letras Mexicanas.