abril 2024 / Inéditos

Índigo excéntrico

 
En Ábacos incluí poemas escritos durante más de diez años, engarzados como en hileras de un ábaco que cuenta hasta el siete y sus múltiplos. El número se debe a la sección central de la colección, “Lo no escrito, posible”, una serie de centos o collages armados a partir de mis traducciones de versos de diferente autoría: W. S. Merwin, Kay Ryan, Mark Strand, Christopher Reid, Eavan Boland y Louise Glück. Tales traducciones reflejan, como siempre que escribo, el rumbo de mis lecturas durante este tiempo.
 
Las otras partes son temáticas (el cuento, el bestiario, los nocturnos, los solos) o con poemas de la misma estructura: las derivas (piezas con cuatro cuartetos en los que el primer verso es de dieciocho sílabas y los otros tres, de seis, justamente una deriva de los dísticos de varios textos antiguos) y las mínimas (versículos de diferentes temas, en su mayoría de la longitud de un tuit).
 
Contar es aquí enumerar y entramar. Aprendí en un ábaco los números, en español y en inglés. También aprendí que siguiendo el cómputo puedes ir haciendo figuras, como las que mi maestra de inglés en la primaria hacía en un ábaco gigante de diez por diez. A la mitad de la cuenta, había trazado dos triángulos encontrados que podían hacerse y deshacerse con cualquier movimiento. Todavía puedo escucharlos sonar y desaparecer: tac, tac, ta, tssshhhh.
 
La colección también esboza una espiral porque empieza con un poema llamado “Ábaco” y termina con otro titulado “Ábacos”, un casi círculo que no se cierra porque nada se repite y somos pura variación.
 
Aquí está el ábaco del libro:
 

 
 
 
El ábaco

Asiéndome de un ábaco,
             de un panorama.
                            y treinta y tres tejados,
de noventa y seis grietas que desajustan cualquier válvula de presión,
             en cualquier ciudad.

Las múltiples hojas, al viento,
y los árboles son piezas que calculan inmanencias,
guardan ríos inconclusos,
residuos de las correspondencias en el mundo.

Tantean también, rapidísimo y de volada, 
             un boleto para el día veinte, 
                            una puerta en un octavo piso y hasta
                                           la figurita errante en que me convertí
aquel agosto que fue como un palo de agua, 
             una sonaja de cuentas:
un guijarro suelto en el tablero del tiempo.

 
 
Derivas de insomnio

El insomnio es un remedio para no tener que despertar.
Es ese zumbido
que gana presencia.
Y que nos deshoja.

Aparece y cierra una cortina tenue en torno a quien inquieta.
Solo queda el sueño,
como un ángel líquido
sin orientación.

Tres gotas de insomnio colman, destiladas, una tempestad.
Cómplices de sombras,
siempre intermitentes,
llueven intranquilas.

No tiene insomnio. Está viajando. Amarga y desprotegida.
Desdoblando el mundo,
aligera el peso
de la realidad.

 
 
Solos los ecos de la aproximación

…porque siempre será cierto que nunca podré percibirlo al mismo tiempo
frente a mí en toda su inteligilibilidad.
 
Merleau-Ponty

 
La percepción es un escudo que nos expone y protege. Cada cosa acecha desde su zarpazo de tigre.

Las circunvoluciones de una nuez se vuelven laberintos mortales para el ojo desprevenido. Para el erudito, modelos a escala del mundo.

Las cuentas guardadas en una granada son moneda de cambio para transportar un paladar impreciso. Mero anzuelo entinturado para el sediento.

Algunos creen que la tibieza del ámbar perpetúa la revolución de un invernadero. Según otros, sólo encarna ocres transparentes de ligereza.

Para un oído atento, la caracola puede contener el desvarío de todos los susurros. El confiado no notará más que espuma breve, callando.

La suavidad perfumada del arroz hace a algunos ermitaños. A otros los vaporiza con las esencias más comunes, de apariencia inevitable.

Hay quien al soñar recolecta y cataloga la placidez, el olvido sereno, la justicia, la ligereza y el desapego. Otros sólo alcanzan a quedarse con el guante, vaciados de lo intrínseco, vulnerables en lo hueco, difuminados de sí.

La conciencia es una franja ultramar que distingue a quienes han decidido no liberarse de su nombre. Aunque hay algunos que creen que es un regreso. Que es ver cómo se reacomodan las cosas en lo que había parecido ser su lugar.

Tal vez vivimos al darnos cuenta del privilegio que es poder notar las peculiaridades de las cosas desde otro lugar. Ése es el verdadero asombro: atender el eco y deslizar la frontera.

 
 
El cobre especular

Los minutos de luz que ganas al acercarte gradualmente a la ventana cada atardecer.
Retrasando la lámpara, el deterioro, el cobre especular.
El gris como refugio cotidiano.
             Los instantes y su ilusionismo consumado.
                            La porción del cielo irrepetible. Su modo de dejar.

La luz que se filtra a la memoria es justo lo que llamamos memoria.
Un espacio de experiencia resignificado
             abstraído
                            desplazado.
El murmullo continuo del entorno que
             finalmente
                            sedimenta como dedos delgadísimos en la conciencia.

Si esperas lo suficiente, el naranja se dispersará. 
             La urgencia del azafrán tornará el cielo en violeta.
                            Flor de la audacia.
En silencio pardo.
             Negro diluido.
Índigo excéntrico.
                                           Añil manejable.

El anacronismo de lo que repetimos.
             El grafito y su resplandor de horizonte.
                            La proximidad adormecida. 
A veces la forma es la maquinaria. A veces, la constancia.
             A veces, la repetición. 
                            Otras tantas veces todo sobra.

 
 
* Poemas pertenecientes a Ábacos (Mantis Editores, 2023).

 
 


Autor

Irene Artigas Albarilli

/ Ciudad de México. Profesora, traductora e investigadora de poesía de los siglos XX y XXI, además de literatura comparada, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. También en esta Facultad, en 2021, ocupó la Catedral Especial Doctor Samuel Ramos con un proyecto sobre la poesía de Anne Carson, María Negroni y Pura López Colomé, y desde noviembre de 2020 coordina la Cátedra Extraordinaria Virginia Woolf. Fue directora editorial de Nuevas poligrafías. Revista de teoría literaria y literatura comparada de 2018 a 2022. Entre otras publicaciones ha escrito los libros de poesía Cuentas pendientes (2016), La escritura previa (2018) y El mundo: oficio de máquina (2020).

abril 2024