septiembre 2021 / Miscélanea, Traducciones

Presentación y versiones de Miguel Casado.

El lector que tiene un primer contacto con la poesía de Pierre Peuchmaurd (París, 1948 – Brive-la-Gaillarde, 2009) encuentra en sus páginas una sucesión de imágenes de fuerte poder visual y sonoro, con escasa presencia de la abstracción, sin hilos narrativos ni apenas anécdota, sin elementos discursivos ni argumentativos (nada ciceroniano, como dijo Adorno de Hölderlin). El autor se considera postsurrealista, por su periodo de formación, por su vínculo con un determinado espacio de poetas y publicaciones, por su reconocimiento de algunas figuras –especialmente la de Breton–, por su rechazo de otras posibles líneas. La imagen es, sin duda, su signo de identidad: el que remite a una tradición determinada, el que monopoliza la relación con la lengua, con el sentido y el mundo.

[…]

Pese a que, en efecto, la poesía de Peuchmaurd es una poesía de imágenes antes de cualquier otra cosa, el epígrafe inicial de uno de sus libros fundamentales, L’Œil tourné, no deja de generar cierta duda: “El ojo vuelto, / como la lengua: / pocas imágenes, varias veces”. ¿Pocas imágenes? ¿O es que el ojo vuelto ve de otro modo que el simple ojo?, ¿ve como ve la lengua?, pero no parecía que la lengua propiamente viera… ¿Es un ojo del fondo, como el del pozo, abierto al exterior, aunque sordamente alimentado por una densidad de otro origen?, ¿o es su visión tan inmediata y directa como la percibíamos? ¿Es el ojo del subconsciente?, pero ¿no rechaza el poeta este modo convencional de entender el surrealismo? Si parece obligado empezar por las imágenes, también es cierto que las preguntas del ojo vuelto quedan latentes, en suspenso, cuestionando las sensaciones de lectura.

En todo caso, pocas imágenes, muchas veces; el juego de cantidades tiene su clave en la reiteración. Aunque en la obra de Peuchmaurd son diversas las formas, dos parecen dominar: el poema extenso en verso y la serie compuesta de fragmentos breves (prosa o verso), que se suceden combinando cierta autonomía de cada uno con la trama del conjunto. En las dos variantes resulta esencial la reiteración, que es, antes que nada, un procedimiento rítmico; en las series fragmentarias, la reiteración de las imágenes, la tendencia al paralelismo o estructuras afines, parecería un instrumento de percusión que imprime su persistente pauta en la espesa sonoridad, en la energía fonética de las palabras y los versos; en los poemas extensos, en cambio, suele haber un sistema anafórico fuerte que los articula como prolongadas máquinas en eco, como trabajo de variaciones sobre una plantilla rítmica y estructural. Sea cual sea la cantidad de imágenes, el conjunto de los libros, el desfile de los poemas propone un ejercicio de velocidad, de peculiar aceleración, en el que sin embargo lo que los ojos del lector van aprehendiendo tiene una intensa nitidez visual.

—Miguel Casado

 
 
Black Suite

                                        A Jimmy

 
El cielo está vacío bajo las sábanas
el invierno ennegrece el bosque
flores insumergibles
guardan las profundidades
La cuerda de la escalera
se balancea como un reloj,
como los flotantes pulmones de la sombra,
el cuerpo rojo del poema

 
***

 
Nadie ve la sangre en su vaso
nadie ladra a su caravana
nadie pasa
Al primer tiro, el corazón se desploma ––
algodones y pólvora
blusas en el aire negro

 
***

 
Nubes de oro
hierro en la garganta,
queda mucho tiempo
el ojo en el crepúsculo
y el hierro en la garganta
Se oxida

 
***

 
Afecto que exonera
brote de animales muertos
primavera tenaza,
esto no va a tardar en ser suficiente,
es suficiente
Es como la sangre que ha hecho falta
para pasar de la ternera viva
a la pulsera de mi reloj

 
***

 
Los caballos de ambulancia
los caballos del martes
con las piernas cortadas como los hombres,
los caballos con paso de danza
en la pista de los segadores
y en los largos pasillos
el eco de sus entrañas

 
***

 
Bajo el dosel blanco, el dado negro
el brazo de la enfermera
en la noche de la sed
Sótanos de los muertos, frascos
y los primeros cuchillos del día
como si fueran gritos de monos
en lo alto de la luz

 
***

 
Toda la noche el ruido del cuchillo en la piedra
y todo el día el ruido de la piedra en la cabeza
Toda la noche el ruido del fuego en el pecho
todo el día el fuego del ruido en la mandíbula
La zarza crecida en el ojo
es la única flor de la mañana

 
***

 
Halcones de granizo
Párpados de plomo
se cierran a mediodía,
cortinas de carne,
faldones de hierro,
lentas grapas
en el pecho
El sol da sobre la piedra
más tarde que la sombra

 
***

 
La tierra no es redonda
la tierra es un rectángulo
de carne sucia y vendas,
un pedazo de hambre en la cuchara
La tierra es un valle de cangrejos

 
***

 
Muerto el cerdo, ¿qué hacer con las perlas?
¿A quién ofrecer el rocío azul?
¿A qué insulsos hombros
qué cabellos amarillos
qué santo horror
qué cuerpo podrido?
¿A quién echar las suaves perlas?

 
 
Black suite

                                        à Jimmy

 
Le ciel est vide sous les draps
l’hiver noircit la forêt
des fleurs insubmersibles
gardent les profondeurs
La corde dans l’escalier
balance comme une horloge,
comme les flottants poumons de l’ombre,
le corps rouge du poème

 
***

 
Nul ne voit le sang dans son verre
nul n’aboie à sa caravane
nul ne passe
Au premier feu, le cœur s’affaisse –
cotons et poudres
blouses dans l’air noir

 
***

 
Nuages d’or
fer dans la gorge,
on reste longtemps
l’œil sur le crépuscule
et le fer dans la gorge
On s’oxyde

 
***

 
Affection exonérante
éclosion de bêtes mortes
printemps tenaille,
ça ne va pas tarder à suffire,
ça suffit
C’este comme ce qu’il a fallu de sang
pour passer du veau vivant
au bracelet de ma monte

 
***

 
Les chevaux d’ambulance
les chevaux du mardi
aux jambes coupées comme celles des hommes,
les chevaux du pas de danse
sur la piste des faucheurs
et dans les longs couloirs
l’écho de leur entrailles

 
***

 
Sous le dais blanc, le dé noir
le bras de l’infirmière
dans la nuit de la soif
Galeries des morts, petites bouteilles
et les premiers couteaux du jour
comme si c’étaient des cris de singes
en haut de la lumière

 
***

 
Toute la nuit le bruit du couteau sur la pierre
et tout le jour le bruit de la pierre sur la tête
Toute la nuit le bruit du feu dans la poitrine
tout le jour le feu du bruit dans la mâchoire
La ronce poussée dans l’œil
est la seule fleur de ce matin

 
***

 
Faucons de grêle
Des paupières de plomb
se ferment à midi,
des rideaux de chair,
des jupes de fer,
de lentes agrafes
dans la poitrine
Le soleil sur la pierre
est en retard d’une ombre

 
***

 
La terre n’est pas ronde,
la terre est un rectangle
de viande sale et de sangles,
un bout de faim dans la louche
La terre est une vallée de crabes

 
***

 
Mort le porceau, que faire des perles?
À qui offrir la rosée bleue ?
À quelles épaules fades
quels cheveux jaunes
quelle sainte horreur
quel corps pourri ?
À qui jeter les perles molles ?


Autor

Pierre Peuchmaurd

/ París, Francia, 1948 – Brive-la-Gaillarde, Francia, 2009. Han aparecido diversos números monográficos acerca de su obra, entre ellos el de la revista barcelonesa Animal sospechoso o el reciente de la prestigiosa y centenaria revista Europe, confirmando su cualidad de poeta de culto al margen de la valoración implícita de los circuitos oficiales. Su amplia obra publicada comienza con Plus vivant que jamais, en 1968, y contiene, entre otros, títulos como L’Oiseau nul, Parfaits dommages et autres achévements, L’Œil tourné o el póstumo Le Bureau des épaves.

septiembre 2021