13 septiembre, 2021

El lado ciego de las cosas

de David Harsent | Traducciones

Versiones de Adriana Díaz Enciso.

Los poemas que aquí se presentan pertenecen a Marriage (Faber & Faber, 2002), octavo libro del poeta británico David Harsent (1942). Su primera sección está inspirada, en términos generales, en la relación entre el pintor francés Pierre Bonnard y su compañera y modelo, Marthe de Méligny, así como en “lo que yace bajo las superficies de lo cotidiano, lo que llamo los misterios de la domesticidad, y la inquietante intensidad con que un artista se concentra en su sujeto”.

Estas versiones forman parte de la traducción al español en curso de una selección de la vasta obra del poeta.

—Adriana Díaz Enciso

I

Pero llega así: una repentina
sombra en las flores de lis desteñidas
que empapelan el desayunador; una forma medio oculta

por alguna otra forma, el ángulo
de una puerta, quizá, a menos que piense convertirla
en postigo, medio abierto, con lo que te dejo un solo

brazo, un solo ojo, un solo pecho, un solo eslabón del motivo
de ancla y concha en tu blusa de verano, excepto
que de momento no acabo de apresarlo,
desde este solo punto de vista; o bien aflora

como alguien que se aleja de la terraza
en medio de un aguacero inesperado, cuando los reflejos
hacen entrar a los árboles y te sacan otra vez con un respingo

de tu lugar junto al postigo, partiendo valerosa
desde una casa de lluvia, ni medio visible ya, luego apenas
visible, luego desaparecida.

 
I

But arrive like this: a sudden
shadow on the washed-out fleurs-de-lis
that paper the breakfast room; a form half-hidden

by some other form, the angle
of a door, perhaps, unless I think to make it
a shutter, half-open, by which I leave you a single

arm, single eye, single breast, a single link of the scallop-
and-anchor motif on your sun-top, except that I can’t quite get it
at this point, from just this viewpoint; or else crop up

as someone walking away from the terrace
in a freakish downpour, when reflections
bring the trees indoors and start you again from your place

beside the shutter, setting off bravely from a house of rain,
not even half-visible, now, then barely
visible at all, then gone.


 

XIX

¿Quién quieres ser? Creo que debería saberlo.
Si hubiera alguien allende de mí para ver crecer este retrato,
retrocediendo para tomarte la medida, luego a mí, podría concluir

que realmente no hay nada que elegir, y menos que ocultar;
podría yo convertirme en ti de un solo trazo
y abrirme a la oscuridad. Henos aquí de pie, dedo con dedo,

mientras te añado lo que es tuyo: estas ofrendas y amuletos,
un deshuesadero de pluma y cristal y piedra, cualquiera de los cuales
tiene el poder de ponerte a salvo de todo mal,

como sabemos, trayéndolos, toque a toque, a una mesita
china laqueada justo fuera de tu alcance.
Todo aquí es lo que parece exactamente:

el vello sobre tu labio, el pliegue de tu vestido, la lenta
aspa del abanico en el techo, la ventana reflejando todo esto; y más allá
de la ventana, un balcón; y más allá, una calle citadina,

y más allá incluso de eso, un callejón, un atajo bajando en pendiente
hasta la sombra, la vía negativa donde nada puede acabar bien.
¿Y si nos encontráramos tú y yo

dentro de un año junto a ese mismo callejón, locos
el uno por el otro, tal y como éramos, tal y como deberíamos ser, y nos fuéramos
de la mano hasta el final, y luego más allá?

¿Conservarías aún en la mente esta imagen nuestra?
¿Terminaría siendo lo último que hicimos?
¿Te daría gusto?

 
XIX

Who do you want to be? I think I ought to know.
If someone stood beyond me to watch this portrait grow,
backing off to size you up, then me, he might decide

there’s really nothing to choose, and less to hide;
I could become you at a stroke
and open up to darkness. We stand here, toe to toe,

as I add what’s yours to you: these votives and charms,
a junkyard of feather and glass and stone — any of which
possesses the power to put you beyond harm,

as we know — bringing them, touch by touch, to a low
Chinese lacquered table just beyond your reach.
Everything here is exactly what it seems:

The down on your lip, the tuck of your dress, the slow
blade of the ceiling-fan, the window reflecting all this; and beyond
the window, a balcony; and beyond, a city street,

and beyond that, an alley, a rat-run sloping to shadow,
the
via negativa where nothing can come to good.
What if you and I were to meet

A year from now by that self-same alley, mad
for each other, just as we were, just as we ought to be, and go
hand in hand to the end, and then beyond?

Would you still have this picture of us in your head?
Would it turn out to be the last thing we ever did?
Would you be glad?


 

XX

No el volver de una baraja, no el giro casual de un cuchillo,
no una imagen en un cristal, no la guía del cristal, ni el cristal
tallado hasta el relumbre por las olas, no tú misma, la sibila,

hundida hasta las muñecas y aún más en los calientes
púrpuras y rosas de la vida más secreta de la gallina
pueden decir lo que este tiempo augura: un áspero

viento, un sol de hojalata, el cielo más cerca de la tierra
con cada tirón del mar. La ventana está abierta y estás sentada ahí, tu rostro
rumoreado contra la luz, perfecto, exacto, excepto que tengo que usar

carboncillo oscuro contra el gris repentino. Durará toda la semana
si no aclara para el mediodía; ¿crees que podrías soportar
salir hacia él más tarde, caminar junto al agua, estarte

quieta el tiempo suficiente, al menos, para pescarte medio oculta, medio perdida
en un sombreado de lluvia y blanco devuelto por las olas como para catar
la franja de blanco en tu pómulo, el blanco sobre blanco de tu puño

asido al cuello de tu blusa mientras oteas el filo de la bahía
donde el mar se amontona, balda tras balda tras balda?
¿Podrías? No importa si no: pasaremos el resto del día

en el lado ciego de las cosas, y nos quedaremos,
yo con mi trago y mi libro, tú con la espalda
contra la ventana, el golpe del mar, la réplica volviéndose más honda.

 
XX

Not the turn of a card, not the casual spin of a knife,
not some image in a glass, not the guidance of glass, not glass
rolled to a gleam by the surf, not yourself, the spaewife,

up to your wrists and beyond in the hot
purples and pinks of the hen’s most secret inner life,
can tell what this weather portends: a coarse

wind, a tinfoil sun, the sky coming closer to land
with each pull of the sea. The window is open and there you sit, your face
bruited against the light, exactly right, except I have to use

dark charcoal against the sudden grey. It will last all week
if it doesn’t clear by noon; do you think you could stand
to go out in it later, to walk by the water, to keep
still long enough, at least, to be caught half-hidden, half-lost
in a cross-hatch of rain; and white coming off the waves as if to test
the stripe of white on your cheekbone, the white on white of your fist

as you clutch your collar and look down the line of the bay
where the sea piles in, rack after rack after rack?
Could you? It doesn’t matter if not: we’ll spend the rest of the day

On the blind side of things, and stay,
me with my drink and book, you with your back
to the window, the beat of the sea, the deepening aftershock.


 

XXVI

La visión de mi rostro, mi propio rostro al volverse, es cuanto necesito
para empujarme al borde, el borde
del llanto, aunque si vieras más allá de la huesuda escarpa de mi cabeza

el escamado paisaje lunar que cada mañana se desvanece en el cristal,
me encontrarías con los ojos secos, demasiado aterrado
como para llorar por esto que ahora soy. Bonita cosa. Semejante fin.

Trozo a trozo me toco adentro,
los realces gris-verde en la carne, el hueso brillante
guiñando a través de la piel,

hasta acabar ahíto de color y línea;
y cuando todo haya terminado
colgaré mi cabeza, mi pesada cabeza, de una percha

con una vista despejada del jardín,
con la esperanza de encontrarte yendo de hilera en hilera
entre los guisantes y el brócoli calabrés

o adentro entre las cañas de frambuesas con su paramento
de muselina y malla de alambre, tú con tu azadón de mango roto,
con tu chaqueta de tafetán,

tú con ese viejo sombrero de esparto, arrancando
todos los hierbajos del buen tiempo,
a menos que ya estés muerta

claro, a menos que ahí sea donde entra
este escrutinio de la carne,
de carne y hueso.

 
XXVI

The sight of my face, my own face turns around, is all I need
to bring me to the edge, the edge
of tears, although if you looked across the bonescarp of my head

at the scaly moonscape that fades each morning from the glass,
you’d find me dry-eyed, too terrified
to weep for what I’ve come to. A fine thing. A pretty pass.

Bit by bit I touch myself in,
the grey-green highlights in flesh, the bright bone
winking through the skin,

until I’ve had more than my fill of colour and line;
and when the whole thing’s done
I shall hang my head, heavy head, on a peg

with a clear view of the garden,
in the hope of finding you going from row to row
between the peas and the calabrese,

or in among the raspberry canes with their rig
of muslin and chicken-wire, you with your broken-handled hoe,
you in your bombazine blouse,

you in that old straw hat, grubbing up each fair-weather weed,
unless you’re already dead
of course, unless that’s where this scrutiny of flesh, of flesh and bone comes in.


David Harsent / Devon, Inglaterra, 1942. Poeta y libretista. Ha publicado doce libros de poesía. Entre los numerosos premios que ha recibido se cuenta el Forward Prize por Legion (2005), el Premio Internacional de Poesía Griffin por Night (2011) y el T. S. Eliot por Fire Songs. Salt, su colección de poemas más reciente, fue descrita como una obra maestra por John Burnside en el New Statesman. Sus versiones de los poemas del poeta bosnio Goran Simic, escritos bajo el asedio a Sarajevo (Sprinting from the Graveyard), han sido adaptadas para ópera, radio y televisión. También ha publicado sus versiones al inglés de la obra del poeta griego Yannis Ritsos. 


Adriana Díaz Enciso / Guadalajara, Jalisco, 1964. Narradora, poeta, ensayista y traductora residente en Londres desde 1999. Ha publicado cuatro novelas, dos libros de cuento y seis libros de poemas. Fue letrista de varias canciones del grupo de rock Santa Sabina y es miembro del comité de la Blake Society.