febrero 2024 / Inéditos

Infancia artificial

 
El perico

I

Tenía seis años
iba a la matiné solo
tres funciones por diez centavos
en gayola
compartió junto con Rin Tin Tin y Lassie
aventuras de super héroes
¿será por eso que le gustan tanto los perros?
¿será por eso que le gusta tanto estar solo?


 
II

El pelón el petacón el chaparro
el chango el piticos el güilo 
el bonito y el perico
juegan con huesitos de chabacano
matatena
el ganador
da un beso a Lola
la niña bonita del barrio
¿será por eso que siempre que
jugamos hace trampa?


 
III

Al perico le dio polio
tenía cuatro años
quedó tieso un rato
el futbol fue su terapia
jugaba cascarita a los seis
en un parque de Tacubaya.
En la Ciudad de los Deportes
acompañado de un adulto
entraba gratis a ver jugar al Atlante
¿será por eso que ve futbol todos los días?

 
IV

Se llama Pedro
como su padre
por eso no le gusta ese nombre.
Además habla habla habla
Coto rrea coto rrea coto rrea
R í e    r í e    r í e
de verdad parece un perico
tiene un traje de plumas
que lo protege de sus lágrimas
¿será por eso que no puede llorar?



Mi tía Cuca era tequilera

¿Quieres agua?
si no soy florero, decía
a mí dame un tequila

Alegre en los fogones
con su delantal reluciente
cocina arroz, mole y frijoles
en casamientos, bautizos,
primeras comuniones o quince años
siempre
con su copa de tequila
bendiciendo los alimentos
para que no hagan daño

Pedía anís
para calentar el gañote
en las posadas
antes de cantar la letanía
dirigía la fila de niñas y niños
en su turno a la piñata
sino rezabas no te daba
colación.

En los velorios
plañidera destacada
rezaba con devoción
y a moco tendido llorar
luego unos tanguarnices
chistes y carcajadas
para aguantar la noche.

Pobre mi tía Cuca
en su velorio calladita
ella tan mitotera.



Retazos de figuras

Perro con la lengua de fuera
todo el tiempo
le dicen Calambres

Hombre que camina
y a cada paso
parece perder el equilibrio
le dicen Chuky

Manada de perros
donde Calambres
es uno más
juegan
se dan revolcones
gruñen
se toquetean

Conjunto de gentes
donde Chuky
es invisible.



Brazos, piernas y gol

Hoy mi cuerpo se cortó
sentí pies y manos
fuera de lugar
separadas las piernas
los brazos
bosquejé un rostro
con sonrisa de sandía
luego me alejé,
dando la espalda al cuerpo
con los ojos bien abiertos
para no mirarlo
pero un instante después
las piernas corriendo
se pusieron enfrente
iban apresuradas detrás de una bola
los brazos se agitaban jubilosos
en medio de una muchedumbre
y las bocas se abrían enormes
gritaban gooooool
sobresaltada abrí los ojos.



Faros de niebla

Camino y llego ahí donde
el temblor unió cielo y tierra
veo páginas en blanco
con silencios
me asustan
parecen fantasmas
invaden mis ojos
no escucho sus misterios
a veces logro escribir textos
traen tinieblas y no se ven.



Si yo fuera

Bosquejo la baba de un caracol que come hoja de azucena
Entono “ay, víboras chirrioneras, cómo no me pican ora que traigo mis chaparreras” como en las fiestas familiares de niña
Bailo la cumbia de los luchadores y aguanilé como si fuera una manda
Como un tlacoyito de haba casado con un jarrito de pulque
Voy a ver la vida de los patos al Lago de Camécuaro
Hago caminatas para ir a comprar queso panela con los monjes trapenses en el Curutarán
Beso en la boca a cada animal que encontrara en la cantina del pecas
Trabajo en la ferias, con una tómbola repleta palabras.



Sonido de berbiquí

El cedro es la madera que más gusta a mi padre, es suave como la plastilina y a las polillas no les gusta su olor. Cuando cepilla la tabla, brotan espirales amarillas si es de pino, rojizas si es de cedro. Dice que quiere hacer un banquito. Salen, de su caja de herramientas, el serrucho, los martillos, los formones, el sargento y el berbiquí y después, como magia, el banquito.

El serrucho suena a chicharras con sed, el berbiquí chasca como una lagartija besucona. La escofina pule  irregularidades a ritmo de güiro, al último una monita de algodón llena de barniz va y viene, su sonido es casi imperceptible porque no es una sonaja ni un cascabel.



Infancia artificial

Nada a mi alrededor indica que mi historia fue real.
¿Dónde quedó mi muñeco pelón, con los zapatitos que tejí?
¿Y mi diario? Cuando a los ocho años escribí que nadie me hacía caso, ni me quería.
Mi historia archivada en mi cabeza, espero que no se pierda como los juguetes de mi infancia.


Autor

Ana Guerrero

/ Ciudad de México, 1960. Poeta. Su trabajo poético ha sido publicado en numerosas antologías, entre ellas dos de la revista Grafógrafxs.

febrero 2024