Cumpleaños
Esta mañana salí en bicicleta.
Al menos en ese momento fue sencillo pensar qué agradable
día en los árboles y pocas cosas más.
El problema fue que de inmediato me llegaron a la mente
algunos poemas
del Bertoni.
Cuántas piedras tiene una ermita.
Y la relación entre geografía y esos bichitos de lomo naranja
que tarde o temprano acaban panza arriba.
El calor me hace odiar el cigarro
pero busco cualquier momento para no trabajar
y prender el otro. Igual, sin prisa.
Tarde o temprano tendré que dar la vuelta,
bajar cinco pisos y responder todos los mensajes que no quise
porque francamente no me da la gana trabajar.
Es el clima.
Cuando dicen que antes no hacía
tanto calor durante el verano,
es verdad,
entonces
podías quedarte en la azotea
y faltar a clases y pasar la tarde
fumando —como cualquier lunes hace diez años.
Jugando cartas decidimos
sembrar piedras en una maceta
y orinar en ellas para darles
nombre y verlas en movimiento
hasta crecer.
Flores y cervezas en la azotea
—la vida
no podría ser mejor.
O sí, lo sería. Entonces el mundo
tuvo la forma de algo familiar
tan cercano al humo, como desear que fuera nuestra cabeza echando raíces
antes de romperse por un cáncer.
Perder el olfato
y preguntarse por las cosas sin los sentidos para captar las respuestas.
—aunque morir sea más complicado
al interior de la cabeza, afuera
en la vida real hay tantas cosas que pueden desprenderse de sí mismas
mientras otras exigen ser vistas por lo que son
—cuando bajas las escaleras
entre sombras
para tomar su lugar
puedes verlas moverse bastante cerca.
Las flores me aterran y
me sorprenden. No creo saber suficiente
sobre ellas. Un tallo se seca y deja caer
lo que sostiene.
Pero eso
qué quiere decir.
La naturaleza muerta
descanso la vista sobre
la necesidad y el hambre tal como aparece en la etiqueta del fabricante
la naranja
sobre la mano
y el sueño
de ganar alguna forma de lotería antes de comer
de todas maneras quiero intentarlo
sobre todo
porque la naranja es de quien la habita
y no de quien la fabricó
vamos de acuerdo:
no voy a respirar todo el aire que hay ni voy a vivir toda la vida pero siento cómo pesa el puño en la muñeca y cómo la vertical prefiere derramarse antes de caerse en la ruina de la forma y dormir sobre la expresión de una naranja
o en el intento de llegar a la cocina
hablamos de un amargo ampliamente cultivado en Europa el único tipo que existía en la edad media y sabemos por los historiadores que todo lo que toca una naranja es playa de algo más grande
si quisiera representarlo debiera pensar en cuatro guiñoles
de esta forma la tensión superficial sobre la naranja si quisiera exhibirla tendría que presentar cuatro manos
la uña del dedo directamente sobre el cuerpo
despierta en este nuevo mundo
y perdónala si está cansada de fingir que pelar naranjas
tiene algo de pasear entre los acres
hay que cuidar de los riñones
todo depende de ese delgado hilo
cualquier hombre podría reventarlos
de ahí la importancia de la fruta
y no te conviene bajo ningún concepto
que algo tan caliente
como una naranja
te queme la lengua
no quieras una emoción más fuerte
que un caramelo de menta
el aire a viudo que se saltó la cena pero no la copita de anís
para el recuento de una tarde
al aire creer que todo se sostiene
y nosotros podemos seguir leyendo y escucharte
y no tienes la culpa
rodeado por una nube de perfume cuesta evitar que en la foto aparezca la sombra del fotógrafo cuando lo más difícil es decidirse ir a la cocina

Autor
Andrés Paniagua
/ Ciudad de México, 1992. Poeta y traductor. Es autor de Usted está aquí (2016), Sin nada detrás (2019), (Una banda de punk llamada) Rattus (2020, 2021) y coautor de Señales de ruta (2019). Su trabajo ha sido publicado en distintas revistas y sitios web como Tierra Adentro, Oculta Lit, Dolce Stil Criollo, Vozed, Digo.palabra.txt, Revista Plástico, El Septentrión, Grafógrafxs, Low-fi Ardentía, El Humo, Al-Araby y San Diego Poetry Annual, entre otros. Ha sido becario del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Forma parte de Lhabloratorio Colectivo y colabora con el editorial Sindicato Sentimental.