Esterilización
El niño busca la cicatriz por donde sacaron su cabeza
Cuando la encuentra
dibuja la cicatriz con un lapicero rojo en la pared
La madre
más tarde
sin saberlo
tendrá que limpiar su propia herida.
El mapa de las puertas
La risa de un niño imita la forma del filo
Me espanta
Le muestro el miedo en las sobras de comida que dejó el mediodía
No se asusta
Le digo que en la cocina hay cabezas de pescados colgadas de los platos
y el niño no se asusta
Sáquenme de aquí
Aún me pierdo en esta casa
Aún no memorizo el mapa de sus puertas
Ábranlas todas
Un hospital de recién nacidos está a punto de abrirse en la pared
Sépanlo
No es un invento:
El niño trae entre sus manos un relámpago para estallármelo en el pecho.
La trampa
La madre ve que en sus manos explota el cuerpo de un insecto
La madre atrapa el insecto
Lo atrapa con un pañuelo blanco
Los zumbidos le huelen a pólvora
Se pone en cuclillas como una bestia a punto de atacar
Los insectos no tienen dientes
pero la madre los acusa de masticar la cara de su hijo
La madre cierra la puerta
.
Ahora la habitación es una tumba de insectos
El niño grita
El grito huele a sudor
La habitación es un funeral
Hay un niño que llora a los insectos
La madre llora también
Los insectos no tienen dientes
Los insectos no tienen dientes
¿Alguien se lo puede decir a la madre?
¿Alguien puede tocar la puerta de la habitación?
Miren que ya comienza a crecer maleza alrededor de la cuna
Miren que una selva le ha entrado a esta noche
La madre enciende la luz
La luz es la trampa de los insectos
La luz es el niño
La trampa es el niño.
El puente
Soy un puente
Pero dime si crees que soy una jaula y me culpas de que no abra la puerta
Debo decirte que no existe ninguna llave que abra la oscuridad
Dime si debajo del puente se ve la incertidumbre en la cabeza de los ahorcados
Si tengo la rabia de los animales que tienen espumas en los ojos
Si tengo el dolor igual que un vagabundo arropado de pies a cabeza
Dime que no has visto el pánico como perro que hurga en las bolsas de basura
que el llanto no hace una mancha de petróleo en tu carne
que cuando nazcas enceguecido no mirarás atrás
pero buscarás la lluvia en el fondo de las piedras
que cuando des el golpe hacia afuera
no acabarás con el puente
lo dejarás sobre el río
aunque el río ya no exista
No le quitarás el trueno al mediodía
No le buscarás ninguna llave a la oscuridad
Dime
que no ofrecerás como salida otro laberinto
que de tu llanto no se abrirá el blanco del papel
para escribir el precipicio.
Alta hospitalaria
El niño recoge piedras pequeñas del jardín
Las aprieta con sus manos
Corre como si alguien estuviera a punto de atraparlo
Se para frente al enfermo y se las arroja a la cara
El hombre ríe
y al quitarse las piedras
imagina que recoge pastillas dentro de un hospital
que las aprieta con sus manos
y corre como si alguien estuviera a punto de atraparlo.
Falso diagnóstico
El enfermo suele esconder la lluvia
El niño juega a buscarla
Levanta las piedras y las hojas del jardín
Busca debajo de los caracoles
El niño recuerda que la última vez que la vio fue desde la ventana
Está convencido que es allí donde el enfermo la esconde
Rueda la cortina
y no la encuentra.

Autor
Fadir Delgado Acosta
/ Barranquilla, Colombia, 1983. Poeta. Premio Nacional de Poesía de Colombia 2023, otorgado por el Ministerio de Cultura de este país; Premio Internacional de Poesía Tiflos de España 2020 y Premio de Poesía Universidad Nacional de Costa Rica 2021, entre otros premios y menciones. Es autora de una decena de libros, entre los que se encuentran: El último gesto del pez (2012), Lo que diga está lleno de polvo (2017), Escritura del precipicio (2021), Sangre seca en el espejo (2018), Temperatura exacta del miedo (2021) y Amenaza de aborto (2023).