diciembre 2021 / Inéditos

Esto que habito contra mí

alímberes envueltas y aloído
debajo de colinas, su lava latente
la tierra bebería
la tierra en ámbitos fetales
en los tiempos indicados

ninguna experiencia
o capaz
en las peleas tatuadas
andaba el alerón, que me decías
y que yo, tan ida, tan escente
llené con varios ojos
aquella madrugada
de lo alto en mí

gramáticas molidas
del agua habilitar, la mano
empapelada, antónima
dos lluvias, éstas, antes del estío
donde la horizaban ya
en otra infancia así

pozo suficiente
alto en su flúor

¿y qué significa
morir?

enormes colibríes, su hilo vibratorio
dorados de grana si alevosa

esferas sin derecha y sin izquierda
nodrizas no, tampoco

que un solo grano a su casa
en las afueras la llevó

o eso otro que no sé

variando al esgrimir
y triceversa—

 

perfumeral;
olor negro, todas tus
susanas en la rosa sin ninguna
constante, ánima exterior
lucecitas corpóreas
como evidencia de que
aún siento, ¿no?
y que no he sido totalmente
ver sus caras
el spray en aras de los siglos
ilógicos, y los que siguen
a la sorda

solicroo, mal
hélitos, mal

esto que habito contra mí
de metales indúctiles, calzarme
ante seres de carbón
para ser tocada en mis esgrimas
por los círculos
de los círculos
a menos que invocáramos
sierpes en la cama
ojo por ojo
con lentes diluidos
hacernos otra capa de pereza

cavan tanto de notar
la cenefa ardiente
del estar estando
sola, y seguir
espiándolas por el interfón
como hacía mi madre desde la cocina

esta es otra historia

                                   a los rabinos del norte

pues yo ya estaba así tan desde siempre
con la cara empapada en la costra
palaciegas y perdices
especies en la cuna, peregrinando
masas rosas que una apenas
podría presionar, en tres
o más mitades

y en lugar de entender,
entregarlas—

 

reliquia,
eveneser, en la contraria
donde bebés
aplazan sus lazos
trotan, cinco a cinco
rifándose la incubadora
no me sueltan, van
desentonándose
lógicamente, al tiempo
guardan sus réplicas
para otra vida
preparan las sopas
y un bonito jabalí
que consiente en dividirnos:
no hay misa de noche

cenizas presentes
y alimentas a tu hijo con pezuñas de caballo

todo sea por alentar
esta aura insaciable

de labias, atributos,
propiedades abolidas

para qué si ni me encuentro
ni tengo equivalencia ni patitas
soy así y no te temo

—mi madre siempre habla de esponjas
eso es importante—

todo lo demás suena ya muy viejo
cómo las hago, las digo, las adorno
aspirar a lo universal; cosas de adultos
con brujas y retórica
sostener el pensamiento
listas
de todo aquello más
o menos fingido

la constancia, la insolencia de ofrecer
moles a la turba

flores, eran flores, sí
gracias, me fascinan—

 

amolar y envuelta
orcos y viernes
con la mercrabina

ángulo visto desde el pliego
coloreado de mostaza
para amortizar los dientes

los humanos comparten sus curas
mienten, pasan
dan hemoglobinas

ven a verlos

di por natural
sentirse observada
al intentar despertarme

cada día
ver los filamentos

de color
uno por uno

en mi cabeza

un poco de brillo al interior de una piedra
viva que veo

esa ardua verdura
que soy
al mismo tiempo, desde mí

di por natural
que el fuego combinara con el agua

y quemar, querer
cuerpos restregándose
en su rito virtual o primatoide

contra el mío

destacar
en los alvéolos

del amanecer, sabiendo
canciones que no existen, ¿y tú?

no bajas
no dices
qué imperios dan los dulces
invocar qué albúminas
qué impulsos son
por los que el fuego se realiza

ni que todo eso acumulado
para olvidarlo existo—

 

estos otros seres que
no altisonaban
por ejemplo: yo
con ganas de
color trigo brillante
excesos antihistóricos
en todo lo alto

clarividencia no es
adivinar
la leva azul que quedaba
su trépida, grabando
el guay de mí
balsas, dentellar
no ver, que
hasta aquí llegó el corroerse
al norte: insectos
espectros de luz cobre, breas

el féerico no aislarse
y no amar, no tanto,
los imperios de la almohada

reñirte
ante pistilos de ternura

no haber, por intento de no
se sabe qué o cuándo
quién te llame así
y porque esa era la forma de vivirla:

sólo notar
el curso
del sigil-sigil, y

tal vez, saber a veces,
que la pielecita de la uva

tiene nombre—

 


Autor

Diana Garza Islas

/ Santiago, Nuevo León, 1985. Sus libros más recientes son Probable Synonyms of the Word Sololoy (2025), El sol es verde si lo miras (2024) y Black Box Named Like To Me (2024). Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

diciembre 2021