glacial
si no fuera el calor una palabra
prolongándose
una lenta estación durmiendo
sobre tu iceberg corazón a la deriva
si temblorosas no
viera tus manos derretirse
una temperatura nueva
se enreda en tus dedos
descubriendo
que hay otras quemaduras
en la nieve
me sentaría a esperar en tus pasturas
en tu postal de labios congelados
otro débil verano en el aire
biografía del hielo
José Watanabe
no conoce la prisa
ni sabe qué es recogerse en pedazos
intentar protegerse del clima
del rencor
de la mala memoria
no sabe qué es desarmarse
y buscar
en todos los cajones
un poco de cinta para párpados rotos
el pegamento de un viaje en carretera
la costura de un timbre emocionado
retenerse
despacio
sin piezas faltantes
sin equivocaciones
que intentan deshacer un rostro
la esquina precisa de una sala
con esas manos
que me sujetan porque no las he soltado
hazlo rápido dice
no puedo hacerlo de otra manera
con qué prisa se derriten
¿te das cuenta?
con qué velocidad su piel
sus rígidas líneas
sus ángulos se doblan
se vienen lentamente abajo
como ciudades a la orilla
de un pantano
que el viento es incapaz de enderezar
en sus débiles pies
no puedo decir tu nombre
sin que se atore en los dientes
un beso
que me parta los labios
una espiga
que me pierda una aguja en las pestañas
un algo de agua
que me seque la tierra de los ojos
quiero decir
no hay mucha diferencia entre llamar y perder
saber que alguna pieza
una tuerca de ti
un tornillo específico
tal vez el que te unía
al momento preciso en que tu madre
te enseñó a contener el fuego
algo
se desprende
de ti
de tus sonidos
qué bella cicatriz
la que me deja abierto
la que me hace mirar esa ventana incurable
sus pequeños cristales
la pedrería de un dolor luminoso
eso también es mío
el mar de las oportunidades perdidas
las islas de la propia torpeza
las naves que ha quemado el egoísmo
las botellas al mar arrepentidas
costas que sólo sé de oídas porque otros las vieron
la tripulación de decisiones que me dejó a mi suerte
la mancha de mis propios tiburones
qué hermosa herida
la de la luz que muerde el hielo
y destempla sus ansias en el frío
rápido
porque somos charcos frente a una coladera caliente
un cuerpo sin bordes
casi afecto
casi odio
casi algo
que sabemos amar como la orilla distante que espera una ballena perdida
como las grandes olas que arrastran navegantes hasta apagar todas sus velas
hasta desprender todas las anclas de sus ojos cerrados
porque no puede ser de otro modo
y amar
es un platillo que sólo puede cocinarse en los hornos de un reloj descompuesto
donde el tiempo no pase y sin embargo
destruya todas las paredes
los delgados centímetros de la cintura
el bosque natural de los cabellos
y los lagos ocultos de la buena salud
donde un día luego de años y años de aprendernos los pasos el sonido del hambre y el
alivio ya sin ropa
amanezca
y veamos un corazón dormido, la costumbre, un corazón con raíces que abra los ojos
verdes como lo son los borradores de la dicha
breves como la calma entre los dientes de las circunstancias
donde pensamos que sigue pastando un caballo con hambre
aunque hace mucho se hayan vaciado los establos
rápido me dijo el sol
porque no sabe que es el único intento de perdonarnos los segundos, las creciente
arrugas, el fuego que azuzamos sin querer
hasta quemarnos por completo
* Poemas pertenecientes a Antártida, libro ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (INBAL / FCE, 2023).

Autor
Fabián Espejel
/ Ciudad de México, 1995. Poeta y traductor. Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2023 y Premio Bellas Artes de Traducción Margarita Michelena 2024.Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Miembro de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios. Es autor de Antártida (2023), de una versión al español de El cementerio marino de Paul Valéry (2023) y editor del libro Bosque de pólvora. Lecturas explosivas sobre Alfonso Reyes (2025).