¿Me creerías?
¿Me creerías
si te digo
que el río,
antes
que el río,
fue viento?
Oye cómo sopla
su corriente,
y baja
y pasa
y nada
lo detiene.
Le quedó
de su anterior vida
la caricia
y la furia,
sus ganas
de mostrarse
y esconderse,
y una bandada
de pájaros
que convirtió
en peces.
¿No me crees?
¿Me creerías
si te digo
que el viento,
antes
que el viento,
fue río?
Se hace agua
El
náhuatl
se hace agua
en la lengua.
Aguacate,
ahuehuete, atole,
cacahuatl,
cacao, coyote,
chile, xocolatl, camote,
mole, nopal,
papalote.
Papaloapan
Él
se hace agua
en los ojos.
A mis anchas
Navego lejos
pero quieto,
en mi chalupa
hecha
con madera
de mango,
bajo la sombra
de una castaña,
en las orillas
de la isleta
Chacalapa,
sobre el río
Papaloapan.
Navego
quieto
sueño.
El primer nombre del río
Sonaba pa-pam,
pero no era Papaloapan.
Imagina este alumbramiento:
Hace miles, cientos,
hartos años,
los venados y tigrillos,
los tejones y armadillos,
el tilcampo y la oropéndola,
fueron testigos de un prodigio,
vieron volar sobre el río
miles, cientos,
hartos aleteos
blancos, rosados, rojizos,
como si el viento en sus giros
hubiese acuerpado amarillos.
Y estaban todos, todas,
con ojos de rana,
cuando vieron, en la otra orilla,
un animal nunca visto
por aquel sitio,
erguido en dos patas, pequeño y gritón,
una cría cubierta con pieles ondulantes,
que expresaba un asombro
con sonidos graves.
Y hasta esa orilla llegaron
otros
iguales, erguidos,
cientos, hartos,
más grandes.
La cría repitió varias veces
los mismos sonidos, palabras,
hablaba de la luz y del río,
del color de las mariposas,
de los venados y tigrillos,
los tejones y armadillos,
del tilcampo y la oropéndola.
Ellos,
los tejones y tigrillos,
los venados y armadillos,
el tilcampo y la oropéndola,
al oír sus nombres,
se escabulleron.
Al regresar, cada vez,
sin embargo, con empacho,
los humanos repetían el mismo
sonido para hablar del río.
Nadie sabe cuál fue
ese nombre
el primero,
lo encuevó la corriente.
Pero,
¿quién sabe?, tal vez,
un día
la oropéndola
lo cante
cerca de ti:
un deslumbramiento
al oído.
Encantamientos pescados
Antes de que aclare el día,
y mis padres se levanten,
salgo callado, despacio,
como si fuera mi gato.
En la ribera me encuentro
con mis amigos descalzos
y los reto a un chapuzón
de encantamientos pescados.
¡Pez pipa seas!
¡En anchoa te conviertas!
¡Ponte trucha!
¡Hazte tilapia!
¡Juil descolorido!
¡Pejelagarto narigudo!
¡Cola de espada!
¡Carpita plateada!
¡Arenca!
¡Gobio!
¡Guppy!
¡Anguila falsa!
¡Lisa de río, mojarra amarilla,
convierte a mis maestros en sardinas!
¡Bobo, boquín, robalo blanco,
hazme nadar cual topote mexicano!
Yo quiero el superpoder
del bagre de boca chica,
nadar sin ahogarme
saltar sin rasparme
y echarme pedos flotantes.
Jugamos a las carreras
como guabinas, pepescas,
a cruzar de un lado a otro,
o a traer tierra del fondo.
Y antes de que acabe el día,
y mis padres ya me llamen,
salgo mojado, de un salto,
como si fuera un pez gato.
En la ribera despido
a mis amigos descalzos
y saboreo el comilón
de encantamientos pescados.
* Selección de poemas del libro Hacemos nuestro río (Casa Gallina, 2022) que obtuvo la Mención de Poesía y diálogo cultural en Los Mejores Libros para niños y jóvenes 2023 del Banco del Libro de Venezuela.
Aleteo de pájaro, parpadeo de viento.
I
Tú me ves pequeña.
Pero en mi corazón
crece,
apretada,
una enredadera.
No da flores,
canta,
se asoma por mi oreja.
Escondida
de los otros
no sé qué mundo hay afuera.
Espiral quiero quedarme
y circular
en la espera.
Un puño apretado,
fuerte,
que dentro guarda
un quisiera.
Tú me ves pequeña,
los ojos no escuchan
mi lengua,
que dice tanto
y no sabes,
profunda
mente
secreta.
II
Yo te veo escondida
detrás de un tallo
de trébol,
y escucho
que cuentas
aleteos de pájaro,
parpadeos
de viento.
Tu sombra se estira
buscando
grutas, guaridas,
lombrices, gusanos,
cuevas pequeñas,
cochinillas, escarabajos,
plumas entre piedras,
brotes,
mínimos cantos.
Y termina el día
y te veo estirarte
guarecida en ti,
sin mí,
gigante.
* Poemas pertenecientes a Escondida, seleccionado por la Biblioteca Pública de Nueva York entre Los mejores libros para niños del 2022 y publicado con ilustraciones de Amanda Mijangos por la editorial Cataplum en Colombia.

Autor
Adolfo Córdova
Veracruz, México, 1983. Escritor, periodista e investigador independiente. Maestro en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte con un proyecto de poesía infantil. Ha sido becario del FONCA, la ONU en Panamá y Bali, la Jugendbibliothek en Múnich, el CEPLI en Cuenca, el Centro de las Artes de San Agustín en Oaxaca y la Fundación de Cornelia Funke en Los Ángeles y Volterra. Sus libros han recibido reconocimientos como el Premio Nacional Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada, Los Mejores del Banco del Libro de Venezuela, The White Ravens, el Premio Fundación Cuatrogatos, el Premio Bologna Ragazzi y Los mejores libros infantiles de la Biblioteca Pública de Nueva York, y han sido traducidos al maya, nuntajiiyi, catalán, alemán y coreano. Tiene un blog de periodismo especializado en literatura infantil.