Iniciar un viaje prolongado
decidido a ciegas
es liberar el elíxir tóxico
volátil el tiempo
aroma de alcoholes en el horizonte
el animal sin espalda se extiende
y todo es lastre alegremente volando
sólo un compromiso has de reconocer
la dicha de la incertidumbre
y que te baste con eso
come ese pan
mira tu plato festinado de aromas y colores
que tu tierra no brinda
bebe el vino forastero
pierde la cabeza en las vueltas del calendario
exhibe en las plazas tus atolondrados temores
regálate el extravío
que el corazón calle sus aflicciones
y aprenda nuevamente a perderse
porta el salvoconducto del peregrino
la herida del vagabundo
acepta el presente como patria
intoxícate todas las noches con el azoro
y todas las mañanas con el horizonte abierto
No es un río
–me digo me dice su reflujo
este río es una dimensión del tiempo
un cuenco de barro
entre las colinas
la parábola del hijo pródigo
con la patria en el zurrón
la ciudad se resigna y medra
se cubre con la niebla del siglo
pero cada madrugada y cada tarde
el Tejo proclama un estilo en la luz
atrás de mí las voces una multitud
que algo corea tras la primera valla de edificios
y conmigo acompañando el ocaso
algunos lisboetas y ciertos viajeros
traen su silencio a la ribera
la ofrenda de contemplarlo
el Tejo bajo el viento de la tarde
es una fronda extinguiéndose
persistente
la brasa de un reino memorable
y luz de sueños
el minuto cae abandona su fulgor
llega el crepúsculo ejerciendo matices
arriba de nosotros
el gajo de la luna
resguarda ya la noche de Lisboa
O mar de cá –fala português?
dice sus ondas en el metro de Camões
y cuando es vasto y sereno
murmura lecciones de estoicismo
en el sobrio tempo de Ricardo Reis
escandiendo en exactas pulsaciones
la profunda voz del mar?
Pues eres tú quien dicta el ímpetu
desenfrenado y venturoso
de Álvaro de Campos cuando sueña infinitos!
Saben estas aguas que miro
–donde las naves aman partir y extraviarse lejanas–
que una raza vive precipitándose hacia su enigma
en una lengua mediterránea
de esperanzas y saudades?
Es esto sólo mar y rocas
o también un fastuoso abecedario
diseminado en el mapa cósmico
entre estas playas y aquellas donde otras lenguas
bajo otras estrellas agoreras
prosiguen el himno de fuego sal y viento?
Cómo escucharte sino en esta lengua señalada?
Antiguas voces de proverbios
te saludaron en este horizonte
frondas nuevas germinaron
de aquel vigor fenicio
griego morisco y celta
lascas sobre llamas se añaden
al vértigo de voces
Así el verso intangible
que la lengua lusa ambiciona
avanza surca el enigma de los siglos
al impulso de todas las porfías
de sus barones marinos y poetas
cuando la sangre empeñan
hacia la tierra oculta
La mar también aquí
es un designio de los dioses
una forma del Tiempo
que la materia de nuestros días
deberá deletrear sin ultraje
pues no hay más reinos venturosos
que los del canto coronado!
* Poemas pertenecientes a Los soles del nómada (Bonilla Artigas, 2023).
Autor
Alberto Paredes
Pachuca, Hidalgo, 1956. Poeta, ensayista, crítico literario, editor y catedrático. Es doctor en Letras por la UNAM y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma institución. Algunos de sus libros de poesía son Cantapalabra (2003), Tres cuadernos (2010) y Los soles del nómada (2023). Asimismo, es autor del libro de ensayos La poesía de cada día: un viaje al modernismo brasileño (2000).