Si, como sugiere Stephanie Burt en Close Calls with Nonsense, escribir poesía es acercarse a la borrosa línea que separa a la significación del sinsentido, los ejercicios que siguen son intentos míos de cruzar esa frontera en dirección contraria. En los poemas cuyo título aparece entre corchetes, el título, que procura darle al lector alguna clave sobre la composición, no es parte del palíndromo. En los poemas en que no hay corchetes, el título forma parte del palíndromo. El poema titulado "Aire" fue escrito cuando terminé de leer, en inglés, la novela Lost Children Archive, de Valeria Luiselli, y da cuenta de mi reacción. En el último poema, el palíndromo incluye, al final, el nombre del autor.
[Al borde de un acantilado]
Árbol, aire, trazo leve, drama largo.
Lisa, ávida, da nueva ley la rocosa cólera.
Coteja, el oleaje, tocar el ocaso coral y el ave.
Una dádiva así logra la mar: de veloz, arterial obra.
[Bebiendo mezcal]
El bar, etílico drama,
me da pócima soberana.
Crece, vaga, la sed.
Esa sed
es al agave cercana.
Rebosa mi copa
de mamar dócil, iterable.
[Limerick]
La mina regó, como tal,
amor a mi maja amoral.
Ése es el aroma.
¡Ajá! ¿Mi maroma?
La tomo, ¡coger animal!
[Décima del malcasado]
Amor alegre vedado:
ser olfato de ti sé.
Soy, sé, romano. Casé,
asumamos –¡ay!– amado.
Saco amor con ominado
«No». No da ni monocroma
ocaso, dama, y asoma
musa esa con amores.
Yo sé sí te dota flores,
o da, de vergel, aroma.
[Soneto en plena bacanal de barrio]
Ávida línea con amor banal.
La sé nociva yo: norteño soy.
Ay, a su mal yo haré una laica hoy.
Acá ya bilis es o bacanal.
Puso, y ya sé poner evita sal.
A sal y a su limón, o cese doy.
A clima laico, solo –ni vi– voy.
Aviva: yo vi vino lo social.
A mil cayó de seco, ¿no, mi lusa?
Y las alas a ti veré: «No pesa».
Y yo su plan acabo, sé, si liba.
¡Ya cayó hacia la nuera! Hoy la musa
ya yo soñé tronó. Ya vi con esa
llana broma, no cae ni la diva.
[Décima a Guadalupe Galván]
A ti pule: el río es eso.
Sella; te domina; lava.
Ella va. Él asemejaba
–y atino brama– lo ileso.
Y a ti, de moral con yeso,
cose y, no claro, medita.
Yo sé lió la mar bonita.
«¡Ya, bájeme!» Sale a valle
aval. Animó detalle.
Sos ese oír. Lee, Lupita.
Aire
La voz, la emoción a rapaz nada.
Y a voces el aire le da,
de los álamos a otra parte, la letra.
Parto. Asoma la soledad.
El erial es eco, ¡vaya danza!
Paranoico me alzo, Valeria.
Ligar es ser ego craso
Ligar, fácil para mí.
Música. Ya la yací.
Su mimar aplica, frágil.
Osar coger es ser ágil.
La sima
«Bebo», dice decidida.
Labra la mar de sí. «Palo»,
ya digo. «Cállate, Lalo».
Me trae sed. (Late ser ida).
Ni me da, diva, la vida
de mi nadir, ese tal
desear («¿te mola letal
la cogida?») yo la pise,
«¿Drama? Lar baladí», dice.
Decido beba mi sal.
Ni ve, tío
Por deporte me sé nocivo yo.
«¿Te nos lees a Musil?» (La rebasa).
Rara mirada ve; le di Li Po.
Tic era. La corté. Como con raza
le di. Sólo se sabe dominar
a cansada lunada, mas, a mares,
es ola. Fe trasera yo sé dar.
Acá coloca cara de «soy Ares».
Arte, falo sé ser. A más amada,
nula, das nácar, ánimo de base,
sólo si del azar, no como cetro.
¡Cala! Recito pi, lid elevada.
Rima rara saber allí sumase.
El soneto yo vi con ese metro.
–Pedro Poitevin
Autor
Pedro Poitevin
/ Friburgo, Alemania, 1973. Es matemático, poeta bilingüe y traductor. Escribe poemas experimentales para ejercitar una forma especial de la atención que se beneficia de diversos grados de restricción y libertad. Es autor de Eco da eco de doce a doce (2010), Ateo Pedro va para pavor de poeta (2014) y Perplejidades (2014). Su Twitter es https://twitter.com/poitevin.