junio 2023 / Inéditos

Entre tú y yo transcurre un país somnoliento

 
III

Mujer, texto, eternamente acostada.
Todas las palabras afuera languidecen
pero en ti saltan despacio al borde,
en ti el tiempo se oculta jugando.
Fluyes comenzando otro cuerpo con sólo verte.
Cuerpo del poema, eres y después soy;
nunca comulgamos en un solo espacio.
Mujer, asma del aire, rama destrozada;
árbol que baja con su semilla jadeante hasta el hombre.
Mujer despierta en la noche del cuerpo; día del cuerpo;
planicie de ojos; secreta estación de la vida.
Yo te llamo y con tus ojos y labios te respondo.
Verso separado del fruto eterno de la noche.
Cuando todo tiembla,
se dobla y quiebra;
cuando el mundo curvo es una boca amenazante,
tú eres llegada, transcurrir,
caída de la caída, recién llegada de todas partes.
Línea para siempre.
 
 
 
VIII

Macho y hembra las hice: palabras.
Vayan por este poema engendrando
el entrecruzado cuerpo de la belleza.
Tú serás árbol y pondremos en tu ser la rama
y bajará hasta tu nombre la raíz hembra llena de hijos.
Tú, pozo de donde viene
la sed inocente de las cosas,
la noria devuelve tu cuerpo al día.
Por eso el agua es todas las aguas
y el mar se engendra sombra y cuerpo en la misma palabra.
El espacio es macho pero la nada tiene senos oscuros.
Las palabras sueñan
y en todos los sueños somos sus hijos.
Las palabras se despiertan en las lenguas
como sobre un lecho,
se entrelazan en ti enamorado
y en ti amante que callas todos los nombres.
Vayan por este poema asediando
el cuerpo virgen de las cosas,
vayan por este poema
haciéndose y deshaciéndose,
escondiéndose y volviéndose mudas al comienzo.
Pero el hombre se conformó con domar las cosas,
y las palabras se prostituyeron.
Todo tenía que hablar
para ser reconocido
y lo que callaba se sentaba
al borde del hombre con ojos amenazadores.
Macho y hembra las hice,
destinadas al destierro;
siempre saliendo del paraíso de todas las bocas.
 
 
 
X

Entras sin ruido a mi respiración
donde te haces patria elevada
sobre un pueblo de manos.
Sobre mí te extiendes como una vida,
pero yo tengo que recorrerte.
Quiero abrir el hoy,
quiero abrir el fruto del día y encontrarte;
quiero recorrer tu cuerpo
y subirme extenuado a la noche
donde empiezan todas las estaciones.
Quién soy yo sino la dirección,
la ruta de todos los hombres que se alargan,
la ruta que hace de todas las cosas camas,
ropas destrozadas,
cuartos oscuros como vientres violados,
violentos vaivenes de bestias mudas y desoladas
que regresan desde todas partes.
Qué soy sino la estadía,
el quieto vértigo de las plantas,
lluvia de la tierra,
sombrero de la tierra.
Mujer, camino lleno de ojos
y pie lleno de lágrimas
yo voy hacia ti como la bestia al abrevadero,
voy hacia ti como la flecha
que encuentra la carne
y después la sangre y después el sueño.
Y debajo del sueño rezas con un rosario
con la forma de todos los caminos
que llevan a la sangre
y llevan a la carne
y te lo pones al cuello
cuando duermes
y no te reconozco.
Voy hacia ti para encontrarte en ti,
que giras y giras como un aire sin orillas.
Voy, dirección, marcha forzada contra tu vientre.
Algo me pesa y una sombra de pasos
corre por mis venas,
algo me desanda y hace crecer
un camino en mi pecho.
Voy hacia ti, atravieso este poema,
la vegetación detenida de este poema
y te hago respirar en todas las palabras
y en todos los silencios;
te hago cuerpo y te recito con mis manos.
Cuánto quisiera poder reventar todas las imágenes
y encontrarte desnuda
al comienzo de cada boca,
al comienzo de todas las palabras.
Porque voy hacia ti como el mundo,
voy hacia ti lleno de signos
y lleno de violencia,
pero si no estás tendré que inventarte.
Si no estás tendré que sacarte
de cada mujer que he visto,
de cada vientre que conozco
y ponerte sobre el horizonte
como una esponja destrozada,
como un paño ensangrentado
que busca caer sobre la muerte.
Voy hacia ti y voy hacia mí.
La vida es un puente y los hombres son el río,
la vida es un puente y el río se levanta y calla;
porque qué es un puente sin un suicida,
qué es una vida sin la dirección de mujer,
porque yo soy el río detenido que canta,
porque yo soy el suicida
que hace de todas las orillas,
de todas las sienes tu vientre.
Si he salido, algo habrá de esperarme
al fondo de la noche donde todas las fieras
terminan por ser tu ausencia.
Si he salido de mí, todo deberá de volver
con la inocencia de un rebaño;
mis dedos, establos desolados
y tu piel la rota paciencia del pasto.
Si he salido, todo deberá caber en tu mano,
todo deberá tener la forma celeste de tus muslos
Entre tú y yo transcurre un país somnoliento,
pero yo sigo,
yo me llamo humanidad
y me visto con todos los años,
yo sigo y me desconozco
porque voy llegando.
Yo sigo, voy hacia ti con todos los días,
con toda la sangre,
con toda la rabia,
con toda la desventura que la gente olvida.
Yo voy con todos los amantes ahorcados,
con todos los que sufrieron por estar perdidos
sin poder regresar del dolor.
Yo voy hacia ti, sin saberme, sin esperar nada;
sin reconocerte después de serte y vivirte,
porque algo habrá de romperse cuando te encuentre.

 

* Poemas pertenecientes a Las sílabas y el cuerpo (Visor, 2023), XXXV Premio Loewe.

 


Autor

Reiniel Pérez Ventura

/ Santa Clara, Cuba, 1999. Poeta. Autor de Las sílabas y el cuerpo (2022, XXXV Premio Loewe).

junio 2023