Daniel Freidemberg, Un hilo naranja, Barnacle, 2021, 50 pp.
Un hilo naranja puede leerse como un largo poema dividido en 39 partes o una serie de 39 poemas. Pensarlo de uno u otro modo confirma el mismo modo de obrar y efectos comunes de lectura: pocos elementos tomados del lenguaje, la percepción y el pensamiento librados a un fascinante juego de variaciones; solo la eficacia y la cuidada precisión del mecanismo pueden hacernos creer en la felicidad accidental de sus hallazgos.
Sensible a las resonancias de sus “propias” palabras, Daniel Freidemberg (Argentina, 1945) escribe lo que escucha, utilizando versos breves, a veces brevísimos, que predisponen nuestros oídos a la escucha del detalle, de la pausa sutil. Su escritura es una forma de la audición. En esa cámara reverberante que resultan sus poemas, los versos testimonian el coeficiente de absorción de los materiales, como si en ellos ensayara la potencia acústica y semántica que pueden irradiar. Resistencia que se vuelve forma-contenido de los poemas (“La resis-/ tencia de/ los materiales// : nada/ dice/ nada/ más.”), cuyo núcleo paradójico revela a poco de andar que la propia palabra no nos pertenece. Una ajenidad esencial que parece ser el corazón de la poesía de Freidemberg.
Por eso resultan convincentes y necesarios algunos recursos retóricos (corte de la palabra y del verso, repetición, comentario y distorsión) que se han usado en la poesía argentina de las últimas décadas hasta lo irrisorio. Una frase inicial será transformada una y otra vez, puesta en torsión, de todas las maneras posibles, por el uso del corte versal [“Real es/ lo que/ resiste” (I), “Real es lo/ que resiste, hay” (II), “Real es lo que/ no da paso/ o lo da,” (III)] o la reubicación de la palabra en el orden sintáctico de los versos (“sombra del corazón/ en lo que resiste// sombra en/ lo que/ resiste/ dice/ con sólo ser/ sombra, eso: «resiste»”). Mientras asistimos a ese juego en el que se dice la diferencia a partir de la semejanza, podemos enhebrar un argumento apenas insinuado: alguien se detiene en un par de zapatos, un hilo (¿cordón?) desgastado, la propia respiración y la cercanía de un cuerpo que descansa, una pantalla, una película, las imágenes de la calle y las cúpulas de la ciudad que se ven a través de una ventana. Una trama narrativa que, como la realidad, reclama toda nuestra fe.
Ese hilo naranja que no se usa y ha perdido el color (ironía del comienzo que se enlaza magistralmente con esa suerte de chiste final en la que se mata un insecto), se vuelve hilo del discurso sometido a sus accidentes, una sintaxis dislocada, subordinada a lo que legisla cada nueva interrupción. Cada nuevo corte de la frase produce una transformación semántica y la interrupción del tono anterior, ejercicio en el que se prueba el tembloroso oído (y mano que tacha) del poeta.
Ese ritmo espasmódico, pautado por la economía de términos (“real”, “mundo”, “nada”, “materia”, “sombra”, “resiste”, “alma”, “mente”, “universo”, “llovizna”) y su rotación en el interior de la frase, es solidario con una concepción dramática del mundo: “Alma en derrota:/ acá está el mundo”.
Lejos de practicar la poesía para autoafirmarse, Daniel Freidemberg la entiende como un modo de discrepancia consigo mismo. Se trata entonces de alienar la propia voz, pasar a otro (a nadie) la propiedad u otro derecho sobre el propio decir, un agnóstico ponerse fuera de sí (lo sagrado pulsa a cada paso), quedar privado del juicio final; extasiarse, en el espacio de la ambigüedad y la indeterminación, en una comunicación extrañada: “Real es/ lo que responde/ lo que no preguntaste”.
Autor
Diego Colomba
/ San Nicolás, Santa Fe, Argentina, 1972. Es profesor y licenciado en Letras, y doctor en Humanidades y Artes, con mención en Literatura. Ha publicado libros como Baja tensión (Editorial Municipal de Rosario, 2012), Mesa de novedades. Poesía y narrativa del presente (Universidad Nacional del Litoral, 2013, premio obra inédita del Concurso Provincial de Ensayo Juan Álvarez 2012), El largo aliento (Alción, 2016), La hospitalidad del mundo (Fiesta, 2017), Blanco a la cal (Universidad Autónoma del Estado de México, 2019; mención honorífica del Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen 2019), El lado de la sombra (Barnacle, 2020) y Los sonidos que deambulan en nosotros (Barnacle, 2022).