Vas a llegar con el rostro dorado
y luego la olvidó
sí
dorado
en otra circunstancia serías de bronce en alguna plaza congestionada de hombres
valientes tan valientes
sobre un caballo con viento falso y muy arriba donde solo los hombres llegan
pero todos sabemos que en realidad te dejaron el cuerpo oliendo a combustible
y que ningún ministerio te mira porque a nadie le gusta el olor a quemado
perdóname
ya sé
no tengo otra forma de decirlo
en tu frente cualquier palabra se vuelve incongruente y duele
nos obligas a mirarnos como si esta y todas las circunstancias de la vida fueran una
metáfora
que ya se ha escrito muchas veces
hace veinte mil quinientos treinta y tres años sigue escribiéndose
pero sigamos con tu rostro dorado
que me hará pensar en el metal tal vez
el otro movimiento del tiempo y sus contradicciones
me vas a mirar
y sabrás por fin
por qué mi ojo cerrado
y mi náusea cada vez que veo algo celeste
entenderás mi soledad
y por qué me cuesta tanto indicar lo urgente
es que a veces me detengo frente a cualquier cosa parecida a una puerta
y aplaudo con miedo la vida
vas a llegar con el rostro atrincherado
le quitaron toda la ceniza a tu cuerpo pero sigues siendo un fénix
tendrás los ojos llenos de tiempo los ojos llenos de ojos
nosotros seguiremos viviendo sin poder hablar del abismo y de las cosas urgentes
seguiremos viviendo cada primero de junio en la ciudad
donde se quema a una mujer
como se come una fruta
donde se quema a una mujer como se acarician los perros como se cierran
los ojos cuando
aparece caminando el dolor
llegarás con el rostro dorado
luminoso
ya no habrá más palabras te lo prometo
tu herida será entonces
una limpia sonrisa
sobre millones de mujeres en llamas en bronce en caballos
y todos absolutamente todos sabrán
lo que eso significa
Nunca había sido tan feliz entre olivos
en nuestro vagón número 2
asiento 92 – 93
habíamos dormido poco corrimos para alcanzar el tren
era algo urgente
me hablaste de heráldica de historias de cosas seguramente hermosas y yo
yo solo veía tu barba oscura de este lado de la vida
afuera hay olivos y los señalas
no sabes
en realidad los olivos crecen en tu barba
tu barba viajando al oeste sin saberlo
quién si no yo señalará tu barba amor
y tus modos de volverte imprescindible
nunca había sido tan feliz entre metal y olivos
ahora ya no importa mucho lo que escriba
supongo
si me ves como realmente soy
un edificio en ruinas
en medio del paisaje.
Liebenstraum en una muralla del siglo XIII
Podría decir tanto desde aquí
hay una torre del siglo trece debajo de mis zapatos tercermundistas
y si salto
mujer peruana veintisiete años muere con un triste sueño dislocado
perdón
tú me amabas tanto en esa torre
y yo solo pensaba en la muerte
en la muerte en el tiempo
en la muerte carajo siempre
la muerte
me di cuenta demasiado tarde
los liebensträume ocurren así
la luz el silencio la desintegración de Plotino
nos sostenemos irresponsablemente las manos sobre setecientos años
hace veinte años eras un niño europeo soñando con castillos
sabes cómo se divierte uno en una torre del siglo trece
me dices
entonces escupimos y estudiamos la caída de nuestra saliva
y nos abrazamos reímos porque
la muerte no llega
todavía no llega
nos abrazamos porque absolutamente todo nos ignora
el sol nos ignora a 60 grados del horizonte
somos dos seres ridículos
amándonos a pesar del tiempo
y es bellísimo
Nobody deserves you Venezia
ni tu rostro de bestia majestuosa
si tu boca se abriera como una caja de música
sonaría a alcohol a cementerio de pelícanos
no tenemos nada y así hemos venido
nobody deserves you Venezia
somos tan solo unos muchachos
pero la realidad no tarda en golpearnos la cabeza
porque nada más extraordinario que tú
puede pasarnos
y ya ves
no tenemos nada y aun así somos
nuestra mejor película
todos dicen que vivir así es triste pero
la verdad es que no entienden por qué venir hasta aquí
a tirar al piso nuestra cabeza
como un polo sucio en medio de todo
por qué
nos preguntan
digamos que es
una manera de despedirnos
Autor
María Belén Milla Altabás
/ Lima, Perú, 1991. Estudió Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es autora de los libros de poesía Archipiélago (Celacanto, 2016) y Amplitud del mito, publicado en Perú (Alastor Editores, 2018) y en España (Liberoamérica, 2019); y coautora del libro Había una vez una peruana (Xilófono, 2018). Ha sido editora de la antología de poesía Liberoamericanas: 140 poetas contemporáneas (Liberoamérica, 2018) y ha participado como traductora en la antología bilingüe de José Watanabe Todo cuerpo es tótem (Artepoética Press, 2019). Actualmente estudia un máster en Estudios Medievales en la Universidad Complutense de Madrid.