febrero 2023 / Inéditos

Penélope manda a Ulises a dormir al sillón

 

Faetón cae

Furia:
botón de nácar
para qué me sirves
el fuego ciñe
el cuerpo de la arena
es verdad el padre
es verdad el siglo
el hambre que supo
conjugar
mi cuerpo
el vértigo es solo
este vestigio
no mires
la nada es más valiente
quiero un tiempo
sin incendios
ni ruinas graves
la magia árida
de tener un sol
y frío
y estaciones
nada es más tibio
que el sudor abstemio
que la saliva
blanda
de mi viuda
mi papá me prestó su nave
soy ceniza
si el antebrazo febril
si el manto terrestre
seré tiempo
sin tumba
seré tumba
sin barro
mi primer
coeficiente
de deseo
quise
saber vivir
y conjugarme
con tenedor en mano
y hambre en boca
y no supe
hasta ahora
que el verbo
más explícito
del tiempo
es el pasado
 

[EDC]

 
 
Penélope
(Toma 1)

Lleva años así, dicen. Años
ya sin cáscara, enjutos.
Trabajando en la misma tela
demorada, sus manos
han aprendido a moverse
como peces sin ojos, sin
necesidad de que algo
las guíe. Años tejiendo
un larguísimo tapiz,
escena tras escena,
a puerta cerrada. Años,
demasiados,
hilando figuras con el escrúpulo
de quien ensarta venas
en un cuerpo, con el cariño
demacrado de quien trata
a un huérfano. Desteje
cada noche la tela, dicen.
Pero se equivocan.
La tela se alarga y se alarga
igual que todos estos
años flacos, sumando
nuevas figuras a su
historia sorda: hombres
echados que apenas
se alimentan de flores,
gigantes de un solo ojo
de madera, criaturas brutales,
mitad mujer, mitad pájaro,
boquiabiertas. Marineros
perdidos, ahogados, devorados,
convertidos en cerdos. Y,
en medio de todo, Odiseo
navegando preciso y cansado
hasta llegar a las costas
desmemoriadas de su isla,
disfrazándose de mendigo
para entrar a su propia casa,
traspasando la puerta justo ahora.
 

[ASH]

 
 
Penélope manda a Ulises a dormir al sillón

He escrito este poema antes       lo he 
borrado      Ulises:     no pensé que volverías 
pasaron     años y pretendientes y años 
la noche          me devuelve     al principio    
todos los días        son días    de resurrección       
mi vista está cansada    mi vida     luego invertí     
en una buena     máquina de coser     Ulises   
nunca creí en ti        solo creí en tu ausencia     
cada día       era una puntada   con la aguja de oro
cada noche         me rompo    me retracto 
tu distancia    se tornó dócil     como un perro viejo
aprendí    tantas cosas     con los ojos cerrados 
antes que antes      conjugué los verbos en plural       
el principio    está en alguna parte    pero no 

me reconoce   solo    humedecimos nuestros dedos    
y empezamos       Ulises         no contaba 
con tu regreso       no contaba        te mandé 
a dormir al sillón     no me arrepiento   antes 
el presente estaba hecho      de materiales oscuros 
oblicuos         viejos automóviles     en las afueras        
azoteas como manos abiertas   aquí 
estamos       señor       que sea tu voluntad 
después te fuiste      todos los días     
repetí la cicatriz               cuánto me amaron  
los que no me conocieron        un día   
comencé a sanar    y a morir     al mismo tiempo    
fingí esperarte     pero     las palabras son puntadas 
son sutura      pero cada noche      siete puntos ciegos 
y un barco    quise       tejer un mapa     quise 
tejer un mar              la ruta  y la pérdida    
el camino    y la errancia   
quise     escribir un mapa     para traerte a mi puerta    
para   mantenerte lejos   quise escribir la brecha 
para  compensar       la brecha       pero
el amor:    esta forma de neurastenia 
patrocinada por la televisión abierta 
Ulises       mi tiempo compartido      el nudo 
elemental    de la palabra       la estela 
y la estática     de tu voz      que atraviesa 
largas distancias     cuando llamas    
la salvia rancia     del árbol      que 
plantamos juntos     nuestra sal   nuestra saliva 
nuestros veinte dedos    pero    Ulises 
pusiste tierra        y palabras de por medio 
te curaste en salud      pusiste    
pies en polvorosa     con una mano    detrás 
y otra adelante       tocas  la puerta      del regreso
yo que pasé mi vida    deshaciendo mi vida 
puedo decirte esto:    tal vez regresaste 
pero volver      volver    es imposible
 

[EDC]

 
 
Cadmo

Ya sé qué hacer.
A veces solo basta una piedra.
Una piedra bien lanzada,
en el momento preciso, con
la fuerza justa. Tócala:
es rabia compacta, madrugada
que se adensa y cabe en la mano.
Con ella puedes desencajar
una mandíbula, quebrar una cabeza.
Después de todo, una cabeza es un fruto inútil.
Esto fue lo primero que aprendí
en la academia, cuando todavía era un cadete.
Todos los frutos tienen algo
que ofrecernos. Su carne es astuta:
nos nutre, ofrece su peso dulce a la lengua,
sabe seducirnos. Pero no la cabeza. No puedes
alimentarte de una cabeza. No puedes sembrar
una cabeza. Y los pensamientos que hay en ella
son semillas ásperas, solamente sirven
para perturbar el orden. Si intentas masticar
un pensamiento, te romperás las muelas.
Entonces, mejor reventarla con una
piedra. Hacer saltar la sangre como
un conejo asustado. Sostén la piedra.
Sopésala. Pasa tus dedos por su borde
andrajoso: es dentada la piedra, puro diente.
Es el colmillo sin remordimiento de la tierra.
Está erizada, tiene hambre. Con ella puedes
quebrar un fémur, una espalda. Ensillar
la muerte a una nuca. Me están buscando
para matarme. Me están buscando por todas
partes, desde hace días, desde que 
falló el golpe. Y los otros generales
no saben en quién confiar, le temen
a las sombras de los árboles, al
sabor de los frutos. Puedo oler desde
aquí su miedo ácido, puedo escucharles
el pulso de presa esquinada. Bastará
que lance la piedra entre ellos.
Solo eso. Y esperar.
Una piedra es la infancia del sol.
Incandescente. Y no saben
que ahora mismo tengo una
en la mano.
 

[ASH]

 

* Poemas pertenecientes a El libro de las transformaciones, de próxima publicación en Pre-Textos.

 


Literatura UNAM

Penélope manda a Ulises a dormir al sillón EN
PERIÓDICO DE POESÍA


Autores

Adalber Salas Hernández

Caracas, Venezuela, 1987. Entre otros, autor de los libros de poesía Salvoconducto (XXXVI Premio de Poesía Arcipreste de Hita 2015). Es autor de los libros La ciencia de las despedidas (2018; traducido al inglés por Robin Myers como The Science of Departures, publicado en 2021 y finalista del National Translation Award in Poetry) y Nuevas cartas náuticas (2022), así como los volúmenes de prosa Clarice Lispector: el lugar de la poesía (2019), 23 shots (2021) y Palabras sin dueño. Variaciones sobre la traducción literaria (Dirección de Literatura UNAM / Periódico de Poesía, 2019). Entre otras, ha publicado traducciones de Marguerite Duras, Antonin Artaud, Charles Wright, Mário de Andrade, Hart Crane, Pascal Quignard, Mark Strand y Louise Glück.

Elisa Díaz Castelo

Ciudad de México, 1986. Autora de Proyecto Manhattan (2021), ganadora del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020 por El reino de lo no lineal, del Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal 2017 por Principia y del Premio Bellas Artes de Traducción Literaria 2019 por Cielo nocturno con heridas de fuego, de Ocean Vuong, así como el premio Poetry International 2016. Con el apoyo de las becas Fulbright-COMEXUS y Goldwater, cursó una maestría en Escritura Creativa con especialidad en poesía en la Universidad de Nueva York (2013-2015). Ha sido becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA en tres ocasiones y de la Fundación para las Letras Mexicanas.

febrero 2023