Hay un animal de grietas afuera de mi casa /
árbol tozudo que extiende sus raíces por debajo de la avenida/
el mango estuvo aquí vio esta casa convertirse en un edificio/
donde hubo una familia hoy somos seis /
el mango es cada vez más mango/
y la ciudad más ciudad sin cauce.
México
Mi tributo a la sublevación
Mis estaciones jóvenes esfumados en el combate,/
asaltos y encañonamientos del ejército /
depositados en la memoria de mi verdor./
Con mis letras deletreo el sufrimiento,/
símbolo del fusil que resiste, /
lucha de mi abolengo en siglos.
Para traducir la luz
Entrar en Lo que se pudo ver, de Anaïs Abreu D’Argence (Ciudad de México, 1982), es como sumergirse en un bosque de niebla donde las cosas aparecen y desaparecen de inmediato, los contornos apenas se vislumbran y la solidez misma de los objetos se pone en entredicho.
Mi carne más viva y más sedienta
Nunca supiste que te ibas y por eso/
tampoco escuchaste las trompetas/
de la que a pasos grandes se acercaba,/
tan llena de hoces y puñales,/
la que todo lo taja y lo desteje,/
la poderosa, la limpia, la sin nombre/
que todo sobre esta tierra lo derrota.
La desvanecida imagen
Aunque era una niña quieta,/ tenía miedo / de hacer ruido/ porque alguien dormía a su lado. / Tenía miedo / de correr por la casa solitaria / donde sus pasos despertaban / resonancias extrañas. / como era una niña silenciosa/ tenía miedo de cantar, / porque su voz despertaría/ resonancias extrañas/ en su alma solitaria.
Un álbum polifónico
Guerrero apuesta, en este título, por una serie de historias que conviven entre sí a cuatro niveles, como presencias alucinantes: con guiños históricos, con referencias familiares y teniendo como ejes rectores la preeminencia lúdica del planteamiento, de la imagen y el equilibrio a través del uso mesurado del lenguaje —y lo que cuenta.
Buscaré una extravagancia a la cual unirme
Interna de mí
me escribo dos veces
guardan con celo
mi yo más profundo
Un poco de todo y un tantito de nada
Llegó un año después
De Diana Ross
Mil novecientos cuarenta y cinco
Fue el año del Gallo
Y de la bomba nuclear
Pimientinha
Le decía Vinicius y otros
La llamaban Furacão
Pero su sobrenombre más conocido
Fue Hélice
Cosa rara extinguirnos
Todo artefacto es cosa —pero algo más también. Este bloque de piedra,
por ejemplo: es imposible ser más cosa que este bloque de piedra.
Pero si lo tomamos, y a punta de cinceles y martillos
le damos otra forma, no es nada más su forma lo que cambia:
si el artefacto es más que sólo cosa, se debe a que ha absorbido
la energía de nuestra voluntad.
Caja de zurcido
10 am
Quería tomar una foto de la luz que entra en mi cocina
había demasiados platos sucios del desayuno
los lavé mientras miraba la hermosa luz entrar por la ventana,
cuando terminé el sol ya se había movido de lugar
y de la luz, no quedaba ni un rayo.