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Por Lauri García Dueñas |
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No. 69 / Mayo 2014
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Safari turquesa y la ética del brío Estamos ante un poema de amor que rehúye de las trampas de los poemas de amor. Porque se trata, en el fondo, de estas islas sinuosas que saltan entre las páginas, de algo más subrepticio que la relación entre dos personas que se aman: se trata pues de la “ética del brío”, “la educación del que imagina”, “la vegetación de las palabras”, el “vaciarse escribiente”. La mancha de la escritura. Se trata de “el más acá/ el hoy/ y esta vida que se toma sin deber nada a nadie”. Hace unos 4000 años, en sumerio, Enjeduana le cantó a Inana el primer poema del que El amor sensual En estos tiempos en que la alteración áurea ante el amante se explica mediante experimentos científicos con la dopamina y la oxitocina, en este libro, en cambio, lo físico del amor se desplaza al plano de la escritura, pero también al de la voracidad simbólica-dactílica hacia El Otro Amado. Cito:
Que “nacer es una idea brillante” es sin duda una declaración de principios en plenos tiempos de muerte.
La premonición de la pérdida
Hubiésemos deseado que ese Otro Amado permaneciera siempre con nosotros, así como deseamos no crecer o evitamos contemplar la impermanencia de las cosas, pero lo cierto es que existe el desgarramiento de la pérdida que se asume como una premonición o un continuo de Algo Otro inexplicable. Cito:
Surge la añoranza de las “horas mansas” del amor, pero hay pocas imágenes tan tristes en este poema como ver a las “ouijas desgastadas” de tanto convocar a los espíritus que no siempre nos responden. La fatalidad es independiente a nuestra propia voluntad:
El amor no es unívoco ni siempre recíproco, cuando amamos también tendemos hacia lo múltiple:
Y se impone y contagia la desazón en versos como este que me golpearon en mi propia experiencia íntima. Con la suficiente dosis de expresión, ocurre en el lector el “yo ya me he sentido así”. Cito:
El final abierto Cuando los amantes han terminado el descuajo, se establece el sinsentido, quedamos norteados. Fatalidad sobre fatalidad. Hay sensación de ruina. Cito: y no te has quedado o quizá te has marchado mientras intento
La esperanza de la trasmutación de la sustancia amorosa
Cuando dos personas se unen, sus linajes se conectan, la ruptura física no logra diluir esa conexión tácita que tal vez dure toda la vida: No te he perdido
La mano, la escritura Mi hipótesis frente a este libro, islas, es que sí se trata de un poema de amor pero no en un sentido anecdótico o limitado a la figura del Otro Amado, sino, como muchos de los poemas de Yaxkin, se trata de una pregunta más inquietante sobre “la ética del brío”, el desprendimiento del Yo, la fuerza del dictado, la escritura desde las primeras marcas cuneiformes o la escritura rupestre. La plausibilidad de lo imposible, la palabra como “una clase de bosque dentro de un fruto”: Pasto: rocío de palabras Escribir contigo en el agua “rayar en las grutas, bosques” qué sería la poesía Declaraciones de principios El hablante, mediante la acción comunicativa del arte, nos comparte su visión de mundo; quizá no haya nada poco hermoso hoy
los días que vienen ser poeta y no serlo
La belleza. La celebración del lenguaje Este poema de largo aliento es una celebración de las múltiples posibilidades del lenguaje y aquí, como sostenía el filósofo y antropólogo francés Paul Ricoeur, el discurso actualiza la realidad. Por ejemplo, el oxímoron de “entre los cielos de un prado” vuelve a abrir la rendija de que, en este libro, la imposibilidad se hace posible. Celebración del lenguaje que impacta con mi caja torácica y ese charquito que algunos llaman alma. Cito: “bueyes almizcleros”, “décadas del orbe novo”, “tinacales de tonturas” o “las cervicales de una hidrósfera”. Ana Ajmátova escribió como entrada de su Réquiem:* En los terribles años del terror de Yezhov hice cola durante siete meses delante de las cárceles de Leningrado. Una vez alguien me reconoció. Entonces una mujer que estaba detrás de mí, con los labios azulados, que naturalmente nunca había oído mi nombre, despertó del entumecimiento que era habitual en todas nosotros y me susurró al oído Por mi parte, yo creo que Yaxkin puede nombrar-describir lo invisible, conjurar la belleza, mediante “la ética del brío”, ya que su escritura es sinónimo de la posibilidad. Celebremos pues al Safari Turquesa y bailemos al estilo polinesio.
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