Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
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![]() El libro está dividido en cuatro partes, cuatro coordenadas: norte, sur, oriente y poniente que confluyen en el centro del poema. Desde el título de cada una de las partes se observa unidad, la primera de éstas da nombre al libro: Piedra incendiada, así como la última: Deidades de piedra. Abre y cierra con la piedra como fuerza y tiempo como madurez y presencia. |
No. 54/ Noviembre 2012 |
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Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
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Tlatlatok tetl “Piedra incendiada”, el libro de poemas de Juan Hernández Ramírez, contiene 38 poemas escritos originalmente en su lengua nahua. Aquí ofrezco una interpretación de sólo tres poemas en su traducción a la lengua castellana, seguramente un análisis desde la lengua podrá ofrecer otro sentido.
En este libro, una definición de poema puede ser: trabajo, condensación, sentimiento sublimado, palabras que se juntan en el extremo de la cuerda rota. Así como la imposibilidad y riesgo, la escritura hacia sí misma, pero dirigida al otro. Voy por partes. La primera es la más lírica, más interna. el yo del poeta. Por ejemplo en el poema Mirada de Luna: “Mujer de piedra, / tus labios encarnan la rosa/ con tu mirada de sol/, la tierra donde muere el colibrí.” Haciendo un somero análisis: la mujer es de piedra es la dadora de vida, representa la longevidad y el origen, la fuerza y permanencia. En el verso posterior, los labios de la mujer son la rosa misma, encarnan la sugerencia, lo erótico. Luego, su mirada de sol es la fuerza de la luz, la presencia que abre el día, los ojos abiertos que abarcan. En el último verso, la tierra es la madre porque es el lugar donde descansa el colibrí; cede lo aéreo a la fuerza gravitacional. La segunda parte del libro denominada De cedros y encinos es la más elaborada en cuanto a un trabajo retórico y formal. Por ejemplo en el poema Lunas de Arena: “Cuando mis pasos se encaminen por tierras lejanas/ habré dejado mi sombra atada al camino/ para que dentro de ella los árboles echen raíces.” Aquí, los pasos se alejan como el caminante o el migrante. La arena que guía el paso, la constancia del pie posibilita el camino para que sea retomada por alguien, hay una muestra de agradecimiento a la vida, a los Anteriores, a las Abuelas. Por eso, cuando uno se aleja deja la tierra, la patria, la memoria, todo esto, temporalmente. En este caso se queda la sombra atada a un camino. Por último, la esperanza de que el árbol-lengua pueda echar raíces, crecer y hacer germinar más árboles. La tercera parte es la más reflexiva y filosófica, creo que la más paciente y observadora, por ello se titula: ¿Quiénes somos?: pregunta muy difícil de contestar porque el ser humano se lo ha planteado siempre. Tomo algunos versos del poema Cuando las palabras se acaben: “Esto decía mi padre:/ ‘cuando se acaben las palabras,/ se habrá secado el río de la vida’/ no habrá símbolos cual pájaros al viento/ y sólo quedará la jaula/ donde esté encerrada la libertad.” Aquí se rememora una tradición por la cual heredamos la palabra, la vida y nuestros padres como apoyo. Pero esta palabra no existe por sí misma sino como comunicación con el otro, por más que caminemos en el desierto necesitamos decir, aunque sea al viento, al animal, al árbol, a nosotros mismos. Porque, podríamos ser pájaros sin alas en el viento, que solamente nos dejamos llevar, pero llega el momento de reflexión y descanso para que luego vengan otros momentos en los que deseamos salir de la jaula para poder gritar. En estos versos aparece una gran palabra que en sí misma no significa nada, pero cuando la perdemos nos damos cuenta de su necesidad y cuando se conjuga con otras palabras se hace libertad. La cual implica creación y movimiento, deseo, repetición de la palabra para que quede dentro de la cabeza y pueda ser: libertad. La lengua y la poesía nahua tienen una tradición intermitente desde Mesoamérica hasta nuestros días, ¡hasta tal punto que fue considerada lengua imperial! Aquí nos topamos con la irremediable historia y su sesgo como ciencia humana. Sin duda, lo que vino después de ese periodo que se denominó Colonia y lo que existe es un proceso complejo, contradictorio, que debe reescribirse y si es por los propios hablantes y desde sus lenguas, pues qué mejor. La realidad es profunda, imposible de conocerse a simple vista, así debe ser el deseo de toda poesía, por eso, sin duda, Juan Hernández es el poeta nahua contemporáneo. Mestli itlachialis San se tepitsin; Oneli san se tlachialis In xochikali Siuatetl Kuayokamitl tlen motokaj Siuamestli Mirada de luna Es sólo un instante; La mirada solo es una La casa de las flores Mujer de piedra, Tu nombre de selva Mujer de luna,
Xali mestli Kemaj ipan uajka tlajlmej noikxi nejnemis Tlaj kipi nias, ipampa ixitl itlailpika nimokuapas No kuitlapantipaj se tonaji tetl no uaya yas; Ika ueyatl achichitsij nijtemitis no xikijpili Tlen ni tlali ni mouikilis yayauik ixtioli, Ikon kejnopa kampa tlakatki no tonal Teipaj, mikistli ni kuikas. Lunas de arena Cuando mis pasos se encaminen por tierras lejanas, Si he de irme, regresaré por los nudos del ombligo Se irá conmigo un sol de piedras sobre la espalda; Llenaré mis alforjas con pedazos de mar Me llevaré los ojos negros de esta tierra, Pero mi sombra en su lugar de origen Después, cantaré a la muerte.
Kemat tlamis tlajtoli Nekaualistli mosentilijtij Yeka mikij tlajtolmej. Yani, kiijtouayaya no tata: Ni ualaj iuan nikonpoua noxochitlajtol Tlajtoli iuan tokajyotl kiajokui tlajlamikilis Tlen ni siuamej iuan tlakamej Tlen tonatitototl, yejyektsij tsajtsistli nijkaki Melauak tlauel axtlen tijmatij ¿iuan kanika tiouij? Ipan nochi kalxomulko tijmatij onkaj kaltlamachtili ¿Iuan, kanij tiouij? Tlen axkanaj kiilkajtok ajkia: ¿Kanij eltokej maseualkaltlamachtili? ¿Kanij eltoj ojtli kampa nejnenkej neltlakamej? Uelis, polijtiyouia tonejnemilis Cuando las palabras se acaben Se van acumulando los silencios Por eso mueren las palabras. Esto decía mi padre: Vengo y leo mi poema La memoria junta palabras y nombres De estos hombres y mujeres Oigo el dulce grito del pájaro sol Es cierto que sabemos muy poco ¿y hacia donde vamos? Sabemos que hay escuelas en cada rincón ¿Y hacia donde vamos? Quien no ha olvidado quien es: ¿Dónde están las escuelas indígenas? ¿Qué música hablan nuestros hijos? Quizá, nuestros pasos se van perdiendo Pero, ahí estamos, ahí estaremos, |
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